Para evitar una escasez de energía en los próximos meses, el Ministro de Economía y Energía de Alemania, Robert Habeck, anunció que el país mantendrá en funcionamiento hasta abril de 2023 dos de las tres centrales nucleares que le quedan: Isar 2 en Baviera y Neckarwestheim al norte de Stuttgart.
“Los operadores realizarán ahora todos los preparativos necesarios para que las centrales nucleares del sur de Alemania puedan producir electricidad en invierno y más allá de fin de año, naturalmente respetando las normas de seguridad”, ha declarado el ministro Robert Habeck.
A principios de este mes, las autoridades habían dicho que Alemania mantendría su plan de cerrar las centrales nucleares restantes este año. Sin embargo, el gobierno aclaró que conservaría la opción de reactivar dos de ellas en caso de escasez de energía.
Al igual que otros países europeos, Alemania se esfuerza por garantizar que las luces permanezcan encendidas y los hogares se mantengan calientes este invierno, a pesar de la reducción de los flujos de gas natural procedentes de Rusia en medio de la guerra con Ucrania.
Hace un año, el precio del megavatio por hora en Alemania se situaba por debajo de los 90 euros. El pasado 16 de agosto, los precios superaron por primera vez los 500 euros y para 2023, llegará a 1.050 euros, según los datos de Bloomberg.
Recesión en Alemania
El principal indicador de futuro de Alemania, la encuesta IFO de confianza empresarial, apuntó a la baja por cuarto mes consecutivo. La elevada inflación, alimentada por los astronómicos precios del gas natural, socava el poder de fijación de precios de los consumidores e impone fuertes costes a las empresas.
Las carteras de pedidos de las empresas se están reduciendo, mientras que las empresas que utilizan mucha energía, como las panaderías, se enfrentan a unos costes que les hacen cuestionarse si pueden seguir activas. Además, el gas se utiliza para calentar los hogares, hacer funcionar las fábricas y generar electricidad.
Dentro de la industria, donde se va a ver una clara desaceleración es en la construcción. Será equiparable a la de inicios de la pandemia y a la de la crisis financiera de 2008. La razón es que el aumento de los costes de producción cancelará parte de los pedidos en curso, mientras que los nuevos mermarán.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) augura una contracción de 0,7% para Alemania. Espera también que sea el país con mayor inflación en 2023, del 7,5%, 2,8 puntos más que lo proyectado en junio.
Está previsto que el Producto Interno Bruto (PIB) crezca 1.4% en 2022, por debajo de la previsión anterior de 2.7%, antes de contraerse 0.4% en 2023. “Las proyecciones están rodeadas de una gran incertidumbre. Una mayor escasez de combustible, especialmente de gas, podría reducir la expansión en Europa en 1.25 puntos porcentuales más en 2023”, advierte el informe de la OCDE.