Joe Biden le ordenó al Departamento de Comercio de los Estados Unidos que haga un pormenorizado estudio, riguroso y detallado, de la “real evidencia” respecto de las posibilidades de que las aplicaciones chinas sean un peligro para la seguridad de ese país.
La medida va en el sentido opuesto al que había decidido el ex presidente, Donald Trump, y es visto a nivel de geopolítica internacional como un gesto hacia China.
Puntualmente, Biden retiró este miércoles una serie de órdenes ejecutivas que buscaban prohibir nuevas descargas de WeChat y TikTok y ordenó una amplia revisión de seguridad de las aplicaciones conectadas a supuestos “adversarios extranjeros”, incluido el país que lidera Xi Jinping.
La nueva orden ejecutiva de Biden (un decreto ley) revoca las emitidas sobre WeChat y Tik-Tok del mes de agosto de 2020, junto con otra de enero de 2021 dirigida a otras ocho apps de origen chino. En este caso, relacionadas con software de tecnología financiera y de comunicaciones.
La prohibición inicial de Trump intentó bloquear las descargas y el uso de la aplicación de mensajería WeChat, del gigante tecnológico Tencent, y la aplicación de video propiedad de Byte Dance TikTok, basada ahora en los Estados Unidos, pero nacida en China.
Ambas prohibiciones fueron impugnadas en los tribunales y nunca entraron en vigencia después de que los jueces federales emitieron medidas cautelares.
Análisis y evidencia
La nueva orden ejecutiva de Biden le ordena al Departamento de Comercio que utilice un “análisis riguroso y basado en evidencia” para “evaluar de manera continua” cualquier software extranjero que pueda presentar riesgos inaceptables.
Ahora, el Departamento de Comercio debe recomendar cómo proteger los datos de los estadounidenses en el caso de que sean accesibles para empresas controladas por otros países dentro de los 120 días previstos en la orden.
También debe recomendar acciones ejecutivas y legislativas adicionales para abordar las preocupaciones de seguridad nacional que surgen de ciertas aplicaciones. Esto, en los siguientes 180 días.
El decreto de Biden se produjo un día después de que el Senado aprobara un proyecto de ley integral de 250 mil millones de dólares para respaldar la competencia de Estados Unidos por el liderazgo tecnológico con China.
Vigilancia
Por otra parte, la semana pasada, Biden firmó una orden ejecutiva que prohíbe la inversión estadounidense en empresas chinas con supuestos vínculos con los sectores de tecnología de defensa y vigilancia.
Esto demuestra que no sólo el partido Republicano está preocupado por el avance de China y su expertise tecnológico, sino que es algo común en ambos bandos de la política estadounidense. No hay duda que las empresas chinas seguirán enfrentando con Biden fuertes vientos políticos en contra en ese país.
Igualmente, Josh Hawley, un senador republicano de Missouri estrechamente alineado con Trump, atacó la medida de Biden en Twitter.
“Este es un gran error: muestra una complacencia alarmante con respecto al acceso de China a la información personal de los estadounidenses, así como la creciente influencia corporativa de China”, tuiteó.
“El presidente de Estados Unidos tiene la autoridad para prohibir las aplicaciones chinas más adelante, si así lo decidiera”, dijo Clay Zhu, uno de los fundadores de la Alianza de Usuarios de WeChat de Estados Unidos. Esta organización encabezó la demanda contra la prohibición de las aplicaciones de mensajería chinas por parte de Trump. Tuvo aliados en Silicon Valley y en un bufete de abogados global llamado De Heng.
“Pero las prohibiciones deben basarse en hechos y leyes, de lo contrario, el tribunal las anulará, al igual que los decretos de Trump”, agregó.
De Biden a la acusación de Trump
Trump había acusado a TikTok y WeChat en las órdenes ejecutivas ahora revocadas de ser “herramientas” para que Beijing espíe a los Estados Unidos, al mismo tiempo que capturaban grandes cantidades de datos de usuarios estadounidenses.
Tanto TikTok, que tiene más de 100 millones de usuarios en ese país, como WeChat, el WhatsApp chino, han negado siempre que abusen del uso de los datos de los usuarios de Estados Unidos o que le entreguen información a Beijing.