- Según el millonario Bill Gates, lo peor de la pandemia podría estar por mostrarse con una nueva mutación más letal y transmisible.
- Durante una entrevista remarcó que se deben hacer grandes inversiones financieras para evitar que una pandemia futura tenga efectos más devastadores en la economía.
- Según expertos, las probabilidades de una cepa más letal del virus son bajas, pero eso no se traduce en que se deban descartar.
El multimillonario Bill Gates considera que es muy probable que la pandemia no haya mostrado su peor cara a la humanidad. De acuerdo a su visión, el virus podría generar una nueva mutación más mortal y con mayor capacidad de contagio, lo que aumentaría los daños a la sociedad y a la economía mundial.
En una conferencia reciente y durante una entrevista posterior en Financial Times, el magnate dijo que la pandemia podría ser una caja de sorpresas. En ese sentido, considera que existe un 5% o más de probabilidades de que el virus se vuelva más mortal antes de retirarse de la escena.
Al mismo tiempo, habló de los planes que él considera necesarios para combatir una nueva pandemia. Considera que el Covid-19 debió dejar enseñanzas en todas partes del mundo, las cuales debe ser estudiadas a fondo. La clave para que no se repita una tragedia similar al coronavirus pasa por inversiones millonarias, recalcó.
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La pandemia está lejos de extinguirse
Aunque la pandemia haya dejado de ser noticia en las grandes cadenas informativas, eso no disminuye el impacto actual de los contagios. Por ejemplo, en Estados Unidos los casos pasaron de 69.000 este martes. Pese al nivel de inmunidad otorgada por las vacunas y por el propio contagio, el virus tiene la capacidad de infectar repetidas veces a cada persona.
El gobierno de China parece ser uno de los pocos realmente preocupados por cortar la cadena de contagios de la nueva cepa. Sin embargo, en otros países se ha bajado la guardia y las medidas básicas, como el uso de la mascarilla o el distanciamiento, se han levantado desde hace meses. Dicho de otra manera, mientas el número de contagios crece, son normales los conciertos, eventos deportivos y todo tipo de aglomeración.
Esto llama de manera particular la atención de Gates, quien dice que ese nivel de tranquilidad podría provocar que una nueva cepa sea trágica. “Todavía corremos el riesgo de que esta pandemia genere una variante que sería aún más contagiosa y aún más fatal”, expresa el cofundador de Microsoft. Agregó que esto probablemente no tenga lugar, pero alertó que las estadísticas muestran un considerable riesgo.
De este modo, el magnate teme que la pandemia esté ahora con todas las condiciones para mostrar su peor parte a una sociedad desprevenida. Lamenta que la conciencia de las personas esté habituada a que “ya el peligro pasó”, lo cual generaría tranquilidad y descuido en la prevención del contagio.
Muertes relacionadas con el Covid-19 siguen bajando
La actual cepa dominante del virus, la BA.2, variante ómicron, tiene una capacidad de contagio mucho más alta que las anteriores. No obstante, se cree que su capacidad de generar efectos clínicos severos es menor. Ello ha llevado a que el número de hospitalizaciones y muertes sea menor, lo que abre la puerta a un estilo de vida relativamente normal.
En Estados Unidos, los casos pasan los 62.000 contagios en promedio diario en mayo. Asimismo, las infecciones se reportan en casi todo el mapa del país norteamericano. Pese a ese panorama negativo, las muertes se mantienen en una franja pequeña y se restringen a pacientes con condiciones delicadas de salud. En ese contexto, en los últimos 14 días, los contagios crecieron 50%, pero las muertes cayeron en 14%, según los datos citados del NYT.
Se puede decir que existe una pandemia moderada cuyos casos se asemejan más a una gripe común para la inmensa mayoría de los contagiados. La baja mortalidad de esta cepa, también fue resaltada por Ashish Jha, el denominado Zar del Covid. Este manifestó que la BA.2 en estos momentos no es una verdadera preocupación. Para él, esa variante es más bien una especie de recordatorio de que el virus sigue allí.
Esa tranquilidad, precisamente, es sobre la que advierte Bill Gates. Subraya que el virus tiene luz verde para saltar de un organismo a otro y mutar de acuerdo a las características propias de la selección natural para hacerse más resistente, transmisible e incluso mortal. “No quiero ser el demasiado pesimista”, explica al tiempo que alerta sobre la necesidad de mantener medidas estrictas de cuidado.
Las estrategias para prevenir la próxima pandemia
Para el millonario, la humanidad no debe sentarse a esperar pasivamente a que se aproxime otro virus con peores cualidades. Manifiesta que la sociedad mundial tardará años en recuperarse, por lo que las probabilidades de que la economía soporte un nuevo golpe son escasas. En consecuencia, recomienda que las medidas deben tomarse como si el futuro virus ya estuviera allí.
“Gates recomienda organizar un equipo de virólogos, epidemiólogos y toda clase de expertos que tengan a la mano las herramientas necesarias para mantener un trabajo eficiente y proactivo capaz de detectar rápidamente las amenazas y actuar”
En consonancia con ello, el magnate presenta su nuevo libro “Cómo prevenir la futura pandemia” en el que esboza algunas propuestas de planes de prevención. En ese trabajo, propone a la Organización Mundial de la Salud (OMS) crear un equipo de vigilancia compuesto por expertos que puedan detectar rápidamente las potenciales amenazas para la salud en cualquier parte del mundo.
Al detectar una potencial amenaza, ese equipo debería tener la potestad de coordinar de manera directa con los gobiernos. El objetivo, sería tomar medidas tempranas y radicales para evitar que nuevas enfermedades se conviertan en pandemias. Así, la propuesta de Gates, a la que denomina “Respuesta y Movilización ante Epidemias Globales” (GERM en inglés) requiere cuantiosas inversiones financieras.
Tanto la OMS como los países miembros estarían en la obligación de financiar ese equipo de expertos de alto calibre, considera. Se trataría de organizar un equipo de virólogos, epidemiólogos y toda clase de expertos que tengan a la mano las herramientas necesarias para mantener un trabajo eficiente y proactivo capaz de detectar rápidamente las amenazas y actuar.
Millones para salvar billones
De acuerdo a Gates, mantener ese equipo de respuesta o GERM sería tan costoso como $1.000 millones de dólares anuales. El millonario piensa que se trata de un alto monto, pero que el mismo permitiría al mundo ahorrarse un costo mucho mayor que podría venir adjunto con una nueva pandemia. De acuerdo a esta estrategia, si un virus de una tasa tan baja de mortalidad como el Covid pudo causar tales daños, una enfermedad más mortífera causaría pérdidas incalculables.
Es de tener en cuenta que el Covid-19, con todas sus variantes, costaría a la economía mundial $12.5 billones en pérdidas para el año 2024. Ese estimado del Fondo Monetario Internacional (FMI) es acompañado de la cifra de la OMS de 6.2 millones de muertes en todo el mundo hasta ahora. Esto da la razón a activistas como Gates quienes advirtieron desde hace años que el mundo no estaba preparado para enfrentar el virus del Covid-19.
El magnate reconoce que la economía está ahora en condiciones deplorables para asumir este tipo de inversiones, pero dice que eso es lo único que evitaría algo peor. “Me parece una locura que podamos dejar de mirar esta tragedia y no hacer esas inversiones en nombre de los ciudadanos del mundo”, lamentó. Palabras similares esbozó en la conferencia TED el pasado mes. En ese entonces dijo: “debemos invertir millones para salvar billones”.
Con una considerable inversión de la OMS en conjunto de los países miembros, la economía mundial podría asegurar el camino para recuperarse. De igual manera, pensando en el largo plazo, el Covid-19 podría ser considerado como la última de las pandemias que azotaron a la especia humana desde tiempos inmemoriales.
La otra cara de la lucha contra las posibles pandemias
Para el acaudalado filántropo, la lucha contra una futura situación como la actual estaría incompleta si no se trabaja en la lucha contra la desinformación. Uno de los principales problemas que impidieron que el virus se frenara a tiempo, fue el auge de las teorías de la conspiración. Las redes sociales se llenaron de publicaciones de distintas tendencias de desinformación.
De ese modo, los grupos de antivacunas y los luchadores contra el uso de las mascarillas se fortalecieron. Un reciente artículo del portal Nature recuerda que ya hace dos años que la OMS anunció una “infodemia” o una pandemia de informaciones falsas que acompañaban la pandemia. Antes de desarrollarse las vacunas, las teorías de la conspiración se encargaron de minar la confianza de gran parte de la población.
“Los rumores y las teorías de conspiración alrededor de las vacunas contra el Covid-19 indudablemente causan daño”, resalta el artículo. Por otro lado, el texto remarca que el rechazo a las vacunas no es provocado por la mala información, sino que tiene causas profundas en la desconfianza de grandes sectores de la población, en los gobiernos y en las empresas.
Por ejemplo, explican que las minorías como las comunidades negras en Estados Unidos o grupos religiosos, son más proclives. Lo mismo sucede en países como Nigeria, donde experimentos de ciertas empresas probablemente estuvieron vinculados con la muerte de una decena de niños en 2009. Bajo este abanico de hechos que llevan a la falta de confianza en las vacunas, se debe luchar para evitar una futura pandemia.
Un mayor acceso a las vacunas
Otro de los aspectos de gran importancia relacionados con la lucha frente a un futuro brote, tiene que ver con el rápido acceso a las vacunas. Se trata de uno de los grandes problemas que retrasaron la rápida inmunización de millones de personas en todo el mundo. Tal situación habría permitido la mutación del virus ante la lentitud en la distribución de las vacunas.
Otro aspecto que cobró tintes negativos fue la supuesta politización de la distribución de las dosis. Tal es el caso de algunos países bloqueados por Estados Unidos por razones ideológicas, los cuales denunciaron repetidas veces que sus compras de vacunas fueron denegadas. Sean ciertas o no esas últimas acusaciones, el problema del acceso a las dosis es constante.
En el hipotético escenario de una pandemia con un virus de mayor mortalidad, las fallas presentadas durante el Covid en cuanto a la distribución de vacunas, podrían costar millones de vidas. Por ello, Gates afirma que la creación de un fondo de distribución rápida, con puestos en los cinco continentes, es una necesidad para evitar males mayores en el futuro.
Según datos actuales del citado NYT, el 61% de la población mundial ha recibido las dosis completas de las vacunas. El 67% habría recibido al menos un pinchazo y apenas el 24% recibió la dosis de refuerzo. Para Gates, se trata de fallas que se permiten debido a la baja tasa de mortalidad del coronavirus, pero que en otro contexto serían terribles. Esta es una de las razones por las que llama a los gobiernos y empresas de todo el mundo a redoblar los esfuerzos.
El problema de la indiferencia ante las alertas
Un aspecto que no se debe pasar por alto, es que algunas de los sistemas de alerta que propone Gates ya existen desde hace años. Entre estos, se destaca el Programa para la Vigilancia de Enfermedades Emergentes (ProMED). Debora Mackenzie investigadora de enfermedades contagiosas relata algunos puntos preocupantes.
En su libro Covid-19: la pandemia que no debió suceder y cómo evitar la próxima, recuerda el caso del brote epidémico del SARS coronavirus en 2003. “Inicialmente, se salió de control en China y, eventualmente, en países de todo el mundo. Las advertencias de los doctores sobre los brotes fueron ignoradas por la inercia burocrática”. La autora prosigue y cuenta que las autoridades chinas tomaron la decisión de evitar que eso no se repitiera.
Para ello, “en 2004 instalaron el Sistema Nacional de Reporte de Enfermedades Contagiosas en todos los hospitales del país”. Con ese avanzado sistema, los doctores de cualquier rincón del país que observaran un caso sospechoso lo reportaban y aparecía en pantalla a escala nacional. Con ello, cualquier problema era atacado de inmediato. Sin embargo, en 2019 ese no fue el caso con el Covid.
Aunque el sistema de control haya sido descuidado, es probable que la experiencia china para detener brotes sospechosos pueda servir de ejemplo. Según la autora, el problema es la indiferencia dada la poca frecuencia de los virus pandémicos. Explica que la ruptura de la inercia podría marcar la diferencia entre el control o un desastre futuro. Se trata de un punto idéntico al expresado por Bill Gates cuando llama a las autoridades a entrar en acción.
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Las preocupaciones de Gates sobre la pandemia son fundadas
Aunque el propio Bill Gates asegura que su deseo no es ser alarmista, sus preocupaciones tendrían fundamento. Esa es la opinión de Mark Woolhouse, profesor de epidemiología de enfermedades infecciosas de la Universidad de Edimburgo consultado en el portal Fortune. Para este experto, es poco probable que la próxima variante sea más letal o contagiosa que la actual.
Sin embargo, resalta que nadie puede tener la certeza de si variantes futuras serán menos o más letales. “Todo el mundo está de acuerdo en que habrá más variantes en los meses próximos”, comenta. Paralelamente, agrega que estaría sorprendido si una nueva variante no aparece entes de finalizar el año. “Mi instinto, es que probablemente no veremos una variante más letal, pero existe una pequeña probabilidad de que así sea”, remarcó.
Desde el anuncio de la pandemia por parte de la OMS en marzo de 2020, el virus ha mutado varias veces. La última con mayor cabida es la denominada ómicron, cuya subvariante BA.2 es la más reciente. Al tener una mayor capacidad de contagio, se ha convertido en la cepa dominante en Estados Unidos y en la mayoría de los países europeos. Asimismo, se cree que su tasa de mortalidad es menos severa.
No obstante, algunos estudios científicos concluyen que la misma tiene muchos riesgos para la salud pública. En un trabajo realizado por investigadores japoneses y citado en el mismo medio, se concluye que el BA.2 es 40% más mortal que la gripe común. En ese país asiático, la tasa de mortalidad por ómicron sería de 0.13%, lo que indica que subestimarlo puede resultar peligroso.