- La crisis del sector bancario es apenas una de las causantes que llevarían a una nueva caída de los mercados.
- Para el gigante financiero, JPMorgan Chase, el nivel de las acciones podría retroceder hasta los predios del año pasado.
- Los analistas del banco consideran que los datos macroeconómicos dejan pocas dudas acerca de un escenario de recesión en Estados Unidos.
Desde el poderoso banco estadounidense, JPMorgan Chase, las condiciones macroeconómicas no traerán nada bueno para los mercados financieros. Según un grupo de estrategas de esa institución, encabezados por Marko Kolanovic, las acciones no tendrán más remedio que retroceder. De este modo, las ganancias de este primer trimestre podrían borrarse de un plumazo dentro de pocos meses.
El rally alimentado por el apetito de riesgo de los inversores podría estar cerca de sus últimos días. Las razones de esa visión pesimista son varias y están firmemente unidas a la política monetaria de la Reserva Federal (Fed). El banco central lleva adelante subidas agresivas de tipos que ya están provocando deslaves en el mercado laboral. Esto último se hizo evidente en el reciente reporte JOLTS publicado por el Departamento del trabajo.
De acuerdo a estos datos, las ofertas de empleo en febrero estuvieron por debajo de los 10 millones por primera vez desde mayo de 2021. El asunto del empleo es uno de los factores más nítidos a la hora de predecir una recesión. No obstante, este no es el único elemento que llevaría las acciones a un inminente derrumbe, según el citado gigante financiero.
Según Kolanovic, al enfriamiento del mercado laboral se suma la crisis del sector bancario y también la turbulencia en el mercado petrolero.
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Desde JPMorgan esperan un derrumbe de las acciones
La firmeza de la Fed en su política monetaria es el principal asunto que tienen en consideración desde JPMorgan. Para el prestamista, el hecho de que los funcionarios del banco central dejaron claro que no cortarán las tasas de interés este año es decisivo. Al contrario, las posibilidades de aplicar incrementos adicionales son mayores que de lo contrario y dependen de cómo vayan presentándose los datos.
Si el nivel actual de las tasas provoca el quiebre del sólido mercado laboral, entonces las subidas adicionales llevarían a una contracción segura. En consecuencia, la actuación de la Fed es el camino más corto hacia la recesión, insinúa el estratega del banco. Asimismo, el resultado de esto no sería otro que un desplome de los principales índices bursátiles.
“La Fed no indicó ninguna intención de reducir las tasas de interés este año. Sin embargo, los activos de riesgo están exhibiendo un repunte sin precedentes, con las acciones europeas cotizando cerca de máximos históricos y las acciones estadounidenses recuperando pérdidas recientes”, afirmó el experto el pasado lunes en un escrito a los clientes del banco. Seguidamente agregó:
“Esperamos una reversión en el sentimiento de riesgo y que el mercado vuelva a probar el mínimo del año pasado en los próximos meses”
De acuerdo a los argumentos que expresa este experto, desde el JPMorgan consideran que el crecimiento de las acciones de este 2023 no tiene sentido. En otras palabras, los inversores colocan capitales en las acciones de riesgo con la esperanza de que en cualquier momento el banco central cambie de dirección, a pesar de que una y otra vez reiteren que no lo harán.
En ese sentido, los capitales caerán en cuenta que la Fed hablaba en serio y pronto se producirá una nueva retirada hacia activos de reserva. Otras de las razones para el crecimiento de estos primeros tres meses del año sería el impulso de los inversores sistemáticos, un ajuste corto y una caída del índice de volatilidad (Cboe).
La calma que antecede a la tormenta
La crisis que golpeó el sistema bancario el mes pasado es otro de los elementos que no se pueden perder de vista, según el estratega. Las escandalosas quiebras de Silvergate Bank, Silicon Valley Bank y Signature Bank en una semana encendieron las alarmas entre clientes e inversores de todo el sistema. La sacudida obligó a las autoridades a intervenir y garantizar los depósitos de los clientes.
Esta oportuna salida al paso del Estado detuvo de inmediato el pánico y, pocas semanas después de los sucesos, todo parece bajo control. El Cboe se encuentra en -20 puntos, lo cual es un nivel asociado con tiempos de menos trauma. El mismo es un indicativo inequívoco para los inversores de que la crisis bancaria está frenada al menos en el corto plazo. Esto lleva a los capitales a buscar nuevamente sus lugares de origen y llevar a una considerable recuperación.
Todo esto pudiera generar tranquilidad, afirma Kolanovic. No obstante, este escenario se puede describir perfectamente como “la calma antes de la tormenta”, subrayó en el texto. Con esto en mente, los inversores podrían estar a meses de ver sus capitales esfumarse en una nueva venta masiva de acciones en Estados Unidos. Para tener una idea de la magnitud de la caída, se debe recalcar que actualmente el SPX se ubica en 7% en lo que va de año y 14% desde su mayor caída en octubre.
Estos datos positivos colocan al índice de referencia en 4,100 puntos. En tanto, el nivel más bajo de 2022, al que llegarían las acciones, según creen desde JPMorgan, estuvo apenas por encima de los 3,500 puntos.
El impacto de la pesadilla saudita
El otro factor que golpearía fuertemente a las acciones luego de tres meses en el terreno verde, sería la turbulencia petrolera. El pasado domingo, (02 de abril) algunos productores de la OPEP+ hicieron el sorpresivo anuncio de un nuevo “recorte voluntario” de la producción de crudo. La medida fue encabezada por Arabia Saudita y otras potencias del sector.
Las razones de esta medida estarían en la caída de los precios en el mercado internacional luego de la crisis bancaria. Aparte del evidente malestar que la decisión causó en Estados Unidos y otros países consumidores, la misma parece irreversible y solo resta asumir las consecuencias. El índice internacional Brent pasó de $78 dólares por barril el viernes hasta los actuales $85,31 dólares y se espera que los precios continúen subiendo.
La cadena que va desde el precio del crudo hacia un posible derrumbe de las acciones no es muy difícil de adivinar. El aumento del petróleo en el mercado provoca la inmediata subida de los precios del combustible, los cuales se cuentan entre los principales impulsores de la inflación en EE.UU. Como respuesta a un nuevo ascenso de la inflación, la Fed se vería en la obligación de aplicar subidas adicionales de tipos.
Si antes de ese hipotético escenario las posibilidades de recesión eran abrumadoras, ahora se podrían tener como algo seguro. Esto es lo que afirman desde el JPMorgan. En una situación de recesión, los capitales tienden a abandonar las acciones de riesgo y posarse en activos como el oro u otras formas de inversión de reserva.
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El indicador que grita ‘RECESIÓN’
Desde 1969, todas las recesiones en la economía estadounidense están precedidas por una curva de rendimiento invertida en los bonos del Tesoro. En esta oportunidad, la reversión del rendimiento es la más fuerte desde 1981, lo que lleva a muchos a suponer que la recesión es solamente cuestión de tiempo. De tal modo, sea suave o fuerte, de corta o de larga duración, la contracción llegará inevitablemente si se da por cierto este indicador de los bonos.
La curva se invirtió el pasado mes de julio en medio de las agresivas subidas de tasas de la Reserva Federal. Debe tenerse en consideración que esa puesta de cabeza ocurre cuando las tasas de interés de los bonos a corto plazo son mayores a los intereses de los bonos de largo tramo.
Tal situación evidencia que los inversores buscan mayores rendimientos en el corto plazo, lo que refleja que entre ellos predomina el pesimismo sobre el futuro de la economía. En otros términos, se trata de un intento de los inversionistas de preservar su capital, pero cuidándose de tenerlo a disposición antes de que llegue una posible situación irregular.
Así, en la medida en que se invierte la curva, la actividad crediticia puede disminuir. El desenlace de esto último es un crecimiento económico más lento, la caída del empleo y el consumo y, en resumidas cuentas, una recesión.
Se trata de otro de los elementos que podrían encajar perfectamente en las suposiciones que se hacen desde JPMorgan. En todo caso, se debe tener presente que la inversión del rendimiento en la curva de la deuda no es el único medidor de una hipotética recesión.
Por otra parte, las renacidas esperanzas en un aterrizaje suave parecen nuevamente quedarse en el olvido.