- El cierre de las cifras macroeconómicas en 2022 apunta a que el precio del dinero continuará al alza el próximo año.
- La Fed teme que bajar la guardia antes de tiempo pueda ocasionar un catastrófico repunte de la inflación.
- Pese a ello, algunos indicadores sugieren que la economía se está enfriando, lo que genera cierta esperanza en una reducción anticipada de tipos.
A mediados de diciembre, se celebró la más reciente reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC). En ese encuentro, se acordó una nueva subida de tasas de interés de 50 puntos básicos luego de 4 incrementos consecutivos de 0,75%. En la rueda de prensa posterior, el presidente de la Fed, Jerome Powell, mantuvo el tono agresivo de los denominados halcones. El funcionario insinuó que la inflación podría volver con un nuevo impulso, lo que hacía necesaria la lucha agresiva.
Esa posición del máximo dirigente del banco central estadounidense se puede interpretar como una confirmación de lo que viene. El año 2023 podría ser una continuación de las políticas de agresivas subidas de tipos que inició en marzo de 2022. En consecuencia, en las próximas reuniones del FOMC del 1 de febrero y del 22 de marzo se podrían acordar nuevos incrementos del precio del dinero.
A pesar de que el índice de precios al consumidor (IPC) mostró un agradable retroceso, otros factores se interponen a la relajación de la Fed. Uno de los que se puede considerar fundamental, es el incremento de los salarios, el cual podría estar en 2023 por encima de las expectativas de inflación. Esto último se traduce en que los altos salarios no permitirán que la inflación baje hasta el objetivo del 2% del banco central. Eso significa que las políticas monetarias deben seguir apretadas.
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¿Habrá subidas moderadas de tasas de interés?
El nivel de subidas de las tasas de interés es complejo de predecir, dado que la Fed se basa en cifras de otros organismos. En ese sentido, hasta tanto no conocer los datos de inflación, empleo, salarios y otros, los funcionarios no pueden tener claro acerca de cuál será el siguiente paso en política monetaria. Como ya se dijo, existen numerosos factores que marcarán la diferencia entre subidas agresivas o moderadas.
Si el crecimiento de los salarios se modera y la inflación da señales claras de retroceso, es decir, de una caída irreversible, entonces la Fed podría relajar. Esto último fue uno de los puntos que remarcó Powell con mayor énfasis. De tal manera, si los salarios se mantienen en ascenso y la Fed comienza a bajar los tipos, se corre el riesgo de que la inflación cobre fuerza nuevamente. Se trataría del escenario más negativo, pues obligaría a las autoridades a provocar más dolor en la economía.
A diferencia de la más reciente subida de tipos de diciembre (0,5%), las cuatro anteriores a esa fueron de 75 puntos básicos cada una. Esa moderación de diciembre se puede leer de diversas maneras. Para algunos analistas, se debe a que la Fed bajó la intensidad al conocer la reducción de la inflación durante el mes de noviembre (7,1%).
Otros expertos, citados en este medio, consideran que la moderación de diciembre fue un movimiento de precaución no relacionado con el retroceso del IPC. La subida de tasas de interés habría sido de 0,5% y no de 0,75% para evitar dañar sectores financieros comprometedores para la economía estadounidense. Asimismo, los mercados parecen interpretarlo de acuerdo con la última hipótesis, sobre todo teniendo en cuenta que las acciones no respondieron con el esperado rally de fin de año.
Así se mueve la inflación
La inflación más alta de los últimos 40 años manifestó todo su poder hasta julio de 2022. Luego de esa fecha comenzó a mostrar señales de reacción frente a las políticas de la Fed. Así, a partir de ese mes, los precios mes a mes mostraron una tendencia más esperanzadora para todos, excepto para el banco central. A pesar de retroceder, la inflación anual se encuentra en 7,1%, lo que explica el nerviosismo de Powell y compañía.
Debe tenerse en consideración que el retroceso reciente del IPC se debe en gran medida a la caída de los precios de la energía. De cualquier manera, los resultados positivos de una caída de los precios son insuficientes para efectos de las medidas adoptadas por el FOMC. La gestión de riesgo es la mayor de las preocupaciones de la Reserva Federal y esa institución necesita que la inflación muestre claras señales de retroceso.
El propio Powell remarca que la estabilidad de los precios es la base de la economía. Por eso desean contenerlos antes de marcar el tope de las subidas de tipos. El presidente de la Fed asegura que continúan “viendo los riesgos para la inflación ponderados al alza”. Esto se traduce en el hecho de que, si la Fed no lucha agresivamente ahora, entonces la inflación puede retomar el impulso.
Ese último escenario llevaría a que las autoridades regresen con un nuevo plan de incrementos de las tasas de interés. De aumentar las expectativas de la inflación a largo plazo, la economía estaría al borde de una recesión de grandes magnitudes. Hasta ahora, esas expectativas de precios se mantienen relativamente moderada sin que eso signifique que el juego está ganado.
Paralelamente, se destaca que la Fed no quiere términos medios en sus planes. Para el banco central, la inflación debe aterrizar en el 2% y no quedarse estancada en un 4-5% o emprender un descenso por fases. Eso explicaría que los recientes retrocesos de los precios no sean vistos por la Fed como una señal para levantar el pie del acelerador.
Bienes, vivienda y salarios
No todo es nerviosismo dentro de la óptica del banco central, sino que también hay plaza para las buenas noticias. En este punto se destacan las previsiones de retrocesos de los precios de los bienes y en el mercado de viviendas. “La inflación de los bienes ha cambiado bastante rápido”, expresó Powell en la nombrada conferencia de prensa.
También son grandes las probabilidades de que los costos de las viviendas retrocedan en 2023. “A mediados el próximo año, deberíamos comenzar a ver una inflación más baja en el sector de servicios de vivienda”, reconoció el funcionario.
En lo que respecta a los servicios, y en específico a los salarios, las preocupaciones afloran con una rápida mirada. Actualmente, el crecimiento del valor de las nóminas ronda un 6%, según el rastreador de la Fed que cita Forbes. El terror de los funcionarios de la Reserva Federal, es que los salarios no se enfríen, lo que tendría resultados directos en la inflación en el área de servicios. En ese sentido, Powell remarcó que “los salarios están muy por encima de lo que sería consistente con una inflación del 2%”.
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En este tramo del camino parece encontrarse el nudo gordiano para el banco central. Si la Fed presiona para enfriar los salarios, podría llevar la economía a una recesión generalizada. A su vez, eso la obligaría a bajar las tasas de interés. Según los casos históricos, sería inusual si el banco central no procede a bajar los tipos en medio de una fuerte contracción. Precisamente, llevar las tasas a cero en 2020 se hizo para evitar ese escenario.
La solución para una retirada de los halcones estaría atada a que el mercado laboral se fracture y los salarios se coloquen a tono con una inflación del 2%.