- Existe una crisis en China a juzgar por las principales cifras y las medidas tomadas recientemente por las autoridades. Hoy te explicamos sus causas y posibles consecuencias.
Todo indica que hay una crisis en China. Su economía se desacelera producto de diversos factores que te presentamos en este artículo.
Sin duda, este frenazo económico tendrá un impacto global, influyendo en las otras crisis ya en desarrollo en las economías occidentales.
¿Se combinará la crisis en China con la crisis europea?
¿Cómo podría afectar su desarrollo al combate global contra la inflación?
Respondemos estas interrogantes para los lectores de Investor Times con la ayuda de importantes analistas económicos.
La economía y las cifras en China: ¿Cómo funciona el sistema?
La economía china ya ocupa el segundo lugar en tamaño a nivel mundial, siguiendo los pasos a EE.UU. Las grandes metrópolis del país muestran una modernidad tecnológica y un vigor económico, que no sólo rivaliza, sino en muchos casos, supera a las ciudades occidentales.
Sin embargo, se deben hacer algunas precisiones sobre el funcionamiento de la economía y la generación de la información:
La planificación china de la economía
Podríamos definir a China como un país con una economía abierta y semicapitalista, mientras el sistema político sigue siendo de naturaleza totalitaria.
“A diferencia de los países occidentales, donde reinan versiones de la economía de mercado, en China es el estado (el partido) el que define los objetivos y metas globales de la economía. Luego, se deja a los actores económicos operar en función de lograr esas metas.”
No se trata de la vieja planificación central marxista donde se controlaba toda la estructura hasta el mínimo eslabón de la cadena.
Aquí, sólo se fijan los objetivos económicos del país y se les exige a los actores trabajar para lograrlos. Pero, son los actores los que se organizan y operan hasta cierto punto según sus propias consideraciones, en lo que ya es algo mucho más parecido al capitalismo que conocemos.
Las cifras deben leerse con cautela
Cuando observamos las cifras económicas en Occidente, lo que vemos son los resultados logrados en las diversas variables (PIB, empleo, inflación, etc.). Aunque las autoridades buscan estimular el crecimiento y mantener la estabilidad de precios, los actores económicos son libres de operar según consideren.
Por tanto, la economía de mercado en Occidente se rige por las leyes de la oferta y la demanda.
Pero en China, el estado fija unos objetivos para las diversas métricas, y a partir de allí, se trabaja en su cumplimiento. En ese sentido, los actores económicos no son totalmente autónomos.
En general, las cifras finales que son publicadas están alineadas con los objetivos fijados previamente.
“Recordemos que China no es precisamente el país más transparente del mundo, por lo que la información oficial debe leerse entendiendo que está filtrada por las autoridades.”
Estos objetivos económicos que fija el estado son un asunto estratégico y de seguridad nacional, por lo que no es del interés de los gobernantes mostrar cifras que puedan ponerlos en entredicho.
Por supuesto, es innegable el crecimiento y el avance de China en el combate de la pobreza, pero debemos tener precaución con la información que proviene de fuentes oficiales del país.
Crisis en China: Principales variables macroeconómicas
A continuación, revisaremos las principales variables macroeconómicas de la economía china:
Producto interno bruto
Comenzamos con el gráfico que muestra la Evolución del Producto Interno Bruto Anual y Trimestral para el período 1990-2022:
En el panel superior podemos ver que el PIB trimestral sobre una base de comparación anual viene declinado desde el segundo trimestre de 2021.
Para el primer trimestre de 2022 estuvo cerca del 5% y para el segundo apenas alcanzó el 0,4%; con respecto al mismo período en 2021.
En el panel inferior, la evolución sobre una base trimestral muestra que el PIB del segundo trimestre decreció en un alarmante 2,6%. Si lo expresáramos en términos monetarios sería una cifra enorme.
¿Cómo se interpretan las cifras del PIB?
Todos los analistas hablan de crisis en China debido a esta evidente desaceleración. Para un país como éste, con semejante población, crecer a tasas por debajo del 5% es casi equivalente a una recesión.
En el gráfico apreciamos una franja crítica entre el 0% y el 5%, la cual marca la frontera del bajo o nulo crecimiento. Desde hace 22 años, exceptuando la crisis pandémica en 2020, el país no entraba en esta zona roja…
Para el período estudiado, la economía china tuvo 3 etapas de alto crecimiento, a tasas superiores al 10%: entre 1991 y 1996, entre 2004 y 2008, y luego, entre 2009 y 2010.
A partir de allí, ha venido declinando a tasas mucho menores para una economía de este tamaño.
La producción industrial, y aún más las ventas minoristas, han venido cayendo en comparación con el año pasado, para sólo nombrar dos sectores muy importantes.
El “sistema chino” descansa sobre la base de exigir obediencia a la población a cambio de la promesa de elevar significativamente su nivel de vida. Esto se mide por el PIB Per Cápita, y para que éste aumente de forma sostenida, la economía debe crecer a tasas elevadas, más si se considera que la población está envejeciendo y la natalidad no es elevada.
Según concluye Ralph Jennings en reportaje para VoaNews sobre la crisis en China:
“Los economistas cuentan una historia consistente sobre cómo ocurrió la caída: los bloqueos para detener las infecciones por COVID-19 perjudicaron el trabajo en las fábricas y los envíos de exportación. Dicen que esos reveses se sumaron a las dificultades financieras entre las principales empresas inmobiliarias de China y los impactos de una represión de 2021 contra los principales íconos tecnológicos chinos.”
Tasas de interés y tipo de cambio
Veamos el gráfico con la Evolución de las Tasas de Interés y Tipo de Cambio frente al Dólar para el período 2013-2022:
Mientras en Occidente los bancos centrales se apresuran a subir las tasas de interés para combatir la elevada inflación, en China ese no es el problema principal y las autoridades cuentan con mucho mayor margen de maniobra.
En ese sentido, en 2022 se han recortado las tasas de interés, incluyendo la tasa interbancaria, para fomentar un mayor dinamismo en la actividad crediticia. La tasa marcadora se encuentra en 3,65%; mientras que la interbancaria se ubica en 2,07%, tal y como podemos ver en los dos primeros paneles.
Uno de los principales efectos de estas medidas ha sido provocar una fuerte depreciación del yuán frente al dólar. Manteniendo todo lo demás constante, esto tendría el efecto de incentivar las exportaciones y encarecer las importaciones.
Sin embargo, los efectos no se reducen a esa dimensión únicamente. Al recortar las tasas de interés mientras el resto del mundo las aumenta, la depreciación del yuán supone flujos de capital negativos para China.
Ello no es una buena noticia para los mercados de deuda, e incluso para los mercados de capitales, tal y como refleja nota de Jorgelina Do Rosario para Reuters:
“Los mercados de deuda de China perdieron 7.700 millones de dólares en agosto en el séptimo mes consecutivo de salidas de cartera, mostraron datos del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), en medio del nerviosismo del mercado por la recesión que afecta a la segunda economía más grande del mundo.”
Inflación, oferta monetaria y desempleo
A continuación, el gráfico de la Evolución de la Inflación, la Oferta Monetaria y el Desempleo para el período 2006-2022:
Para la última lectura disponible en agosto, la inflación en China alcanzó el 2,50% en comparación con el año anterior; lo cual no supone un problema, si bien muestra una tendencia creciente desde finales de 2020.
El nivel de la oferta monetaria, medido por el M1 (dinero en circulación en la economía), se ha casi duplicado desde 2015, pasando de 34 trillones de yuanes a 66 trillones actualmente.
Esto hace suponer que las presiones inflacionarias tendrán un carácter más persistente en el futuro.
Sin embargo, en comparación con EE.UU., el aumento en la cantidad de dinero en circulación a partir de la pandemia no fue tan vertiginoso. En aquél país el M1 se multiplicó por 4 entre marzo y mayo de 2020, y luego continuó creciendo hasta un factor de 5 actualmente.
¿El aumento del desempleo es evidencia de la crisis en China?
La otra cara de la moneda es la evolución del desempleo en China, el cual aumentó entre finales de 2017 y comienzos de 2020 a causa de la pandemia.
No obstante, desde un máximo de 6% en febrero de 2020, descendió sostenidamente hasta octubre de 2021.
Desde entonces, ha vuelto a aumentar de forma persistente hasta niveles del 6% en abril de 2022, haciendo más palpable la crisis en China de la que venimos hablando. Para julio el desempleo se ubicó en 5,40%.
Podríamos estar al inicio de una tendencia de aumento del desempleo en China, lo cual no representaría un problema político como en Occidente, pues China no es un país democrático, pero sí que representa un problema de legitimidad del sistema imperante.
Según recoge artículo de Bloomberg, la crisis en China está conectada con la desaceleración global:
“La economía global se está desacelerando, particularmente con los problemas de lo que está sucediendo en Europa, por lo que el crecimiento de las exportaciones de dos dígitos en el pasado no es sostenible”, dijo Zhang Zhiwei, economista jefe de Pinpoint Asset Management Ltd. En adelante, “el crecimiento de las exportaciones de un dígito es más probable”, dijo.
Esto implica que, para lograr un crecimiento económico más rápido en los próximos meses, la demanda interna de China debe activarse. Ello dependería en gran medida de si el gobierno relaja su política de “Covid Cero”.
Los 4 factores que conducen a la crisis en China
Si tuviéramos que nombrar los principales elementos que han contribuido al escenario de crisis en China, mencionaríamos 4 principales:
La política de “Covid-Cero”
Como respuesta a la pandemia, China decidió aplicar una política de “tolerancia cero” a los contagios de Covid-19.
No fueron pocos los que elogiaron “el control de la pandemia” que supuestamente se logró en este país al principio. A fin de cuentas, imponer restricciones a la circulación y movimientos de las personas en un país como China no resulta difícil.
Sin embargo, el líder chino, Xi Jinping, llevó esta política a otro nivel, cerrando ciudades completas y confinando a poblaciones de millones de personas a sus casas durante semanas o meses, sin siquiera poder salir a comprar alimentos o asistir a centros de salud.
El resultado fue un descenso en la actividad económica, en especial, en los centros exportadores como Shanghái.
Hoy en día sabemos que el control de la pandemia no fue tal, y que, por el contrario, hay rebrotes en diversas ciudades que han llevado a retomar esta draconiana política.
Mientras en Occidente la pandemia pasó a un segundo plano y las personas se adaptaron a vivir con el virus, en China, las autoridades se obsesionan por el control a cualquier precio, cerrando nuevas ciudades, tal y como revela reportaje de Nectar Gan y Yong Xiong para CNN:
“La megaciudad china de Chengdu ha extendido su bloqueo de Covid por segunda vez, sin un final a la vista, mientras las autoridades luchan por erradicar un brote que continúa a pesar de las estrictas restricciones que han trastornado los negocios y la vida cotidiana.
Hogar de 21 millones de personas y la capital de la provincia suroccidental de Sichuan, Chengdu fue cerrada el 1 de septiembre, convirtiéndose en la metrópoli china más grande en paralizarse desde el doloroso cierre de dos meses de Shanghái en la primavera. La ciudad también es un importante centro de producción para Apple.”
La desaceleración económica en EE.UU. y Europa
Por otro lado, por su gran perfil exportador, la economía china es vulnerable a los shocks de demanda que puedan ocurrir en las economías desarrolladas que son sus mercados.
De hecho, el crecimiento de las exportaciones de China disminuyó más de lo anticipado en agosto de 2022.
“Esto se debe a que, la demanda mundial de bienes chinos está disminuyendo a medida que los consumidores del resto del mundo recortan sus gastos debido a la elevada inflación y se desplazan desde los productos relacionados con la pandemia hacia los servicios.”
Las fábricas en Europa y el resto de Asia también están disminuyendo su producción.
Aunque los productos chinos están entrando al mercado ruso en virtud de las sanciones occidentales, esto no compensará la reducción de la demanda de sus principales mercados.
La crisis del sector inmobiliario
En 2021, varios desarrolladores inmobiliarios chinos, entre ellos Evergrande, comenzaron a dejar de pagar miles de millones de dólares en préstamos.
La contrapartida de esto es que los propietarios de viviendas que compraron unidades por medio de un modelo de prepago, ahora se niegan a pagar las hipotecas sobre casas sin terminar, realizando boicots sobre unos 320 proyectos a lo largo de más de 100 ciudades.
Este es uno de los principales factores que generan temor por la crisis en China, dado el peso que el sector inmobiliario tiene en la economía del país.
De hecho, la planificación de la economía al estilo chino ha provocado una asignación excesiva de recursos a proyectos de infraestructura y residenciales que no están orientados por la oferta y la demanda reales.
“Las estimaciones del total de préstamos afectados por el boicot varían, con S&P Global pronosticando el peor de los casos con aproximadamente 350 mil millones de dólares, o el 6,4 por ciento de las hipotecas, pero Deustche Bank AG sugiriendo que al menos el 7 por ciento de los préstamos hipotecarios serán impactados.
Los analistas no esperan que estos préstamos vencidos se conviertan en una crisis financiera más amplia, pero la lucha por una respuesta de política sostenible apunta a las debilidades subyacentes en el sector inmobiliario y se suma a otras tensiones en el sector financiero.”
La presión sobre las empresas tecnológicas
En el sector tecnológico, los reguladores chinos comenzaron a tomar medidas enérgicas contra las empresas más poderosas del país a fines de 2020, incluyendo al gigante del comercio electrónico, Alibaba Group, así como a la compañía de las redes sociales, Tencent.
Los reguladores dicen estar preocupados respecto a la actividad monopólica y la seguridad de los datos de los usuarios.
Sin embargo, este tipo de intervenciones políticas e ideológicas sobre la economía pueden trastocar las bases del crecimiento a largo plazo.
“No olvidemos que el progreso tecnológico es una de las condiciones que se requieren para crecer sostenidamente, que es lo que China ha querido mantener hasta ahora.”
Las prioridades parecen haber cambiado bajo Xi Jinping, un líder más orientado a temas geopolíticos y con tendencias autoritarias mucho mayores que sus predecesores.
¿Qué podemos esperar de la crisis en China?
La construcción de propiedades inmobiliarias, las ventas de viviendas y las hipotecas representan sólo una parte de las debilidades que estamos presenciando en la economía china.
La demanda de exportaciones también podría disminuir aún más los próximos meses.
Esto supondría un crecimiento del desempleo en China, creando un círculo muy pernicioso sobre el consumo y el crecimiento económico, aún a pesar de que se relaje la política de covid cero.
“Debido a este conjunto de datos de la actividad y los recortes de tasas del PBoC, estamos rebajando el crecimiento del PIB de China en 2022 del 4,4 % al 4 %.
Todavía es posible una nueva rebaja, dependiendo de la demanda de exportaciones, que sufre una alta inflación, la situación actual de Covid y el crecimiento del desempleo en China continental.”
A esto hay que sumar los efectos en el resto del mundo, entre ellos, que las débiles importaciones chinas suponen problemas para los productores de materias primas, como Australia, Brasil o Rusia, por ejemplo.
Por otro lado, los principales fabricantes de productos manufacturados, como Alemania y Corea del Sur, también están experimentando una demanda más débil desde China.
Está por verse el efecto neto sobre la inflación global, ya que una menor demanda en China podría suponer un descenso en los precios de todos los hidrocarburos, en especial, petróleo y gas. Esto podría reducir la presión sobre los precios de la energía, y por esa vía, ayudar a disminuir la inflación.
Sin embargo, un menor flujo de exportaciones desde China podría suponer menos oferta de bienes en Occidente, manteniendo la presión sobre los precios.
Finalmente, hay un efecto de tipos de cambio entre el dólar y el yuán que afectará los flujos comerciales, y con ello, la propia inflación.
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