- Gracias a los estímulos financieros entregados durante la pandemia, la economía se mantiene vigorosa. Pero al mismo tiempo impide que la política monetaria restrictiva de la Reserva Federal surta efecto.
La fortaleza de la economía estadounidense ha impedido que se precipite más rápidamente hacia una mayor recesión. Hace poco más de un mes, Estados Unidos entró en recesión técnica, después de la caída del PIB durante dos trimestres consecutivos.
Pero no se sabe cuánto más podrá aguantar la mayor economía del mundo los agresivos aumentos de los tipos de interés de la Reserva Federal, antes de que la turbulencia generada por la crisis económica estalle en toda su magnitud.
Los estímulos siguen “flotando en la economía”
The Economist da cuenta de una reunión sostenida por los siete gobernadores de la Fed con un grupo de empresarios, dos días después de la última subida de las tasas de interés. Cada uno de ellos expuso su dramática realidad como consecuencia de esta política.
La demanda se ha mantenido hasta ahora porque todavía un grueso volumen de dinero de los estímulos pandémicos siguen “flotando en la economía”. No obstante, esto no será por mucho tiempo y el banco central estadounidense está empeñado en mantener el ritmo de los aumentos.
La inflación anual superior a 8% (la mayor en cuatro décadas) no está dando tregua a estos incrementos. Las subidas de los tipos de interés se mantendrán el tiempo que sea necesario antes de que la Fed logre su objetivo de llevar el índice de precios a menos de 2%.
Ya se ha visto cómo el mercado de valores ha sido golpeado duramente en las últimas semanas. Las acciones estadounidenses han seguido cayendo durante tres trimestres consecutivos, a medida que aumentan las probabilidades de una recesión plena.
Igualmente, los bonos se están hundiendo, revelando el temor de los mercados de crédito, tras la constatación de que la Fed todavía está lejos de lograr su objetivo de inflación este año. El organismo continuará endureciendo su política monetaria, aunque hunda a la economía.
El dólar se dispara aumentando el dolor en otros países
Mientras tanto el dólar sigue aumentando lo que genera más presión inflacionaria. Esto no solo afecta las exportaciones estadounidenses sino que crea una onda expansiva de precios en otros países, que ven como su moneda se deprecia con respecto a la divisa de EE. UU.
El resultado es que esos países también tienen que subir los tipos de interés siguiendo la pauta de la Fed y perjudicando sus economías. Recientemente, la vicepresidenta de la Fed, Lael Brainard, pidió a sus colegas gobernadores proceder “deliberadamente”.
Es decir, proceder con cautela, según el argot del banco central estadounidense. También indicó que la Fed tomaría en cuenta el impacto internacional de su política monetaria. El organismo no puede ignorar la fortaleza de la economía estadounidense.
Con todo y la recesión que se aproxima y la afectación de los mercados bursátiles, la economía sigue mostrando señales de fortaleza. Los datos indican que todavía hay un amplio margen para el empleo. Existen dos puestos de trabajo disponibles por cada desempleado.
Los salarios han estado aumentando cerca del 7% interanual, de acuerdo con cifras de la Reserva Federal de Atlanta. Este es el ritmo de incrementos salariales más rápido desde principios de la década de los 80.
A pesar de que el mercado inmobiliario de EE. UU. cayó en agosto, las ventas de viviendas nuevas han aumentado por encima de las estimaciones. Así mismo, las ganancias corporativas en tanto que porcentaje del PIB se mantienen en su nivel más alto en décadas y la confianza del consumidor sigue en aumento.
Tal situación, desde luego, plantea un serio desafío para la Fed. Mientras la economía se muestre más resistente será mucho más difícil poder contener la inflación con la actual política monetaria. De manera que el ritmo de subidas de los tipos de interés se mantendría más tiempo.
Esto no hace más que aumentar las tasas de interés y conducir a la economía hacia un estado recesivo. También aumenta la probabilidad de un “error monetario”. Se sabe que los cambios de política monetaria generan un impacto en la actividad real pero con desfase.
Es decir que las decisiones sobre las tasas de interés en realidad podrán sentirse con mayor fuerza el próximo año. La Reserva Federal trata de entender por qué hasta ahora la economía no se ha visto afectada en mayor medida.
Estímulos financieros mantienen el ritmo económico
Una explicación obvia para explicar la persistente inflación en EE. UU. y la fortaleza de la economía hasta ahora, son el tamaño de los estímulos financieros que la Fed aprobó durante la pandemia de covid-19.
El déficit presupuestario primario de los EE. UU. fue de 10,5 % en promedio entre 2020 y 2021. En otras palabras, alcanzó un nivel tres veces mayor que el que tenía antes de la pandemia y es el más elevado de todas las grandes economías del mundo.
Aunque los estímulos fiscales cesaron el año pasado, sus efectos se siguen observando actualmente. Esa montaña de dinero barato se mantiene circulando en el sistema y generando inflación.
El Plan de Rescate de EE. UU. (ARP, por sus siglas en inglés) de Biden entregó a los estados cerca de 200 mil millones de dólares en fondos de emergencia directos. Incluso, todavía en agosto, los gobiernos estatales no habían recibido la quinta parte de ese presupuesto.
Tales incentivos siguen siendo determinantes en los balances personales y empresariales. Las familias todavía mantienen unos 2 billones de dólares en ahorros adicionales en comparación con lo que tenían antes de la pandemia.
Ese colchón financiero es el que están empezando a consumir ahora. Eso explica por qué las tasas de ahorro familiar han caído este año de forma significativa. Si bien la inflación ha ocasionado una disminución de estos ahorros se mantiene un buen ritmo de gasto aún.
Con las empresas ha ocurrido algo similar. A principios de julio, las empresas tenían alrededor de 2,8 billones de dólares en efectivo. Esto representa un 25% más de los que poseían antes de la pandemia.
Las empresas conservan sus márgenes de ganancia
La amplia demanda de bienes y servicios ha permitido que las empresas trasladen los altos costos de los insumos directamente a sus clientes. El resultado ha sido, a su vez, más inflación. De esta forma, han estado manteniendo sus márgenes de ganancias.
Las ganancias de las empresas después de impuestos, llegaron a 12% del PIB en el segundo trimestre. Esta cifra representa el mayor beneficio obtenido por los empresarios desde la década de los 40.
El crecimiento económico tampoco ha sido perjudicado, en comparación con Europa. El costo de la energía después de la invasión rusa de Ucrania ha multiplicado los costos de producción y por tanto los precios de los productos.
Más bien EE. UU. de alguna forma se ha beneficiado con la situación europea. Por ejemplo, las exportaciones petroleras estadounidenses han resultado favorecidas. El país exportó cerca de 1 millón de barriles diarios de crudo, así como productos derivados.
Reducción del déficit de los EE. UU. gracias a la energía
Un beneficio de esta situación es que gracias a las ganancias generadas por las exportaciones petroleras, el déficit comercial de los EE. UU. se ha reducido. Sin embargo, sus cifras de crecimiento podrían verse afectadas para el resto del año.
Aunque los conductores de EE. UU. no están pagando precios del combustible tan elevados como sus pares de Europa, sin embargo, lo han sentido en sus bolsillos. La administración de Joe Biden ha tratado de mantener bajos los precios pero aun así siguen siendo altos.
En Europa la situación es mucho peor, los consumidores no solo están agobiados con el precio de la gasolina, sino también con el del gas. Aunque, históricamente el precio del gas en Europa siempre ha sido más alto que en los EE. UU. Ahora se quintuplican.
Además de los elevados precios de la energía, Europa está lidiando con la estrechez monetaria. De allí que, a diferencia de EE. UU. en el viejo continente se espera una recesión más larga y profunda.
La recesión es lo que está a la vista
Pero, más temprano que tarde, la fortaleza de la economía estadounidense cederá. Los aumentos sucesivos de las tasas de interés conducirán a una recesión irremediable. Lo que falta por estimar con precisión es cuándo se sentirá con mayor peso este efecto.
Ya los sectores más vulnerables de la economía están siendo afectados. Es el caso de las hipotecas fijas a 30 años cuya tasa se ubica en 7%. Este es el nivel más alto en una década de acuerdo con los registros.
Las familias están comenzando a agotar sus ahorros mientras se observa un aumento de los saldos de las tarjetas de crédito. Conforme aumentan las tasas de interés, las deudas familiares serán más difíciles de pagar. Habrá una inevitable contracción de la demanda.
Eso es lo que espera la Fed. Cortar la inflación de raíz encareciendo el costo del dinero. Al caer la demanda deberían caer también los precios de los bienes y servicios. Por otro lado, las ganancias corporativas están en un nivel en el que deberían empezar a descender.
La construcción debería desacelerarse
Esa es una de las razones por la cuales el mercado bursátil está cayendo. No obstante, el regreso a la normalidad después de la pandemia ha mantenido a la economía vigorosa. Hay una oferta de nuevas viviendas bastante estrecha, al igual que de coches en el sector automotriz.
Se espera que en los próximos meses la industria de la construcción tienda a desacelerarse. Esta será una consecuencia de la subida de los tipos de interés y su impacto en las tasas hipotecarias. Por ahora los constructores siguen dando el último empujón para terminar las casas.
Durante la pandemia la gente compró todo tipo de enseres domésticos para tener un encierro más confortable. Después, con la reapertura de las economías volvieron los viajes y los conciertos. Esto ayudó a mantener el mercado laboral activo y en constante crecimiento.
Los empleos sacrificados durante la pandemia fueron recuperados rápidamente cuando todo volvió a la normalidad. Al punto que el mercado de trabajo actual es igual al de 2019. Excepto que tiene una estructura bastante diferente.
Los sectores de transporte y almacenamiento han crecido a medida que han crecido las compras en línea. Tanto así que hay un déficit de conductores de transporte de carga todavía. Algo similar está pasando con el sector de ocio y la hostelería.
Datos de la Asociación Nacional de Restaurantes, indican que dos de cada tres restaurantes en EE. UU. tienen déficit de personal. De continuar la tendencia hacia la desaceleración económica y la recesión, muchos puestos de trabajo se perderán.
¿Cuántas subidas más de las tasas de interés?
Se espera que la ralentización del crecimiento no tenga un gran impacto en la economía. Pero la amenaza de una inflación persistente y alta puede llevar a la Fed a profundizar el ritmo de las subidas de los tipos.
Mientras los salarios se mantengan creciendo y presionando la inflación, el banco central mantendrá su línea. Si no hay una variación, la Fed no se desviará del objetivo inflacionario y de su principal estrategia.
Hasta el momento, la Fed ha aumentado las tasas de interés en tres puntos porcentuales completos. Es el mayor aumento en los últimos 40 años. Algo que ha disgustado a los mercados financieros y a las ballenas de Wall Street acostumbradas a ganancias exorbitantes en los últimos años.
Muchos economistas creen que la Fed ha ido demasiado lejos en su política. Aunque otros consideran que en realidad tardó mucho tiempo en decidirse por una política restrictiva. Lo cierto es que los índices de inflación han servido para que el presidente de la Fed, Jerome Powell, justifique su posición.
Los inversionistas creen que todavía el banco central aprobará un aumento adicional de los tipos de interés antes de que cierre el año. De continuar la inflación su nivel y no observarse una clara caída, la Fed podría incluso hacer nuevos aumentos este año.
La fortaleza de la economía estadounidense podría impedir que la inflación baje pronto. Lo que en otra situación podría ser un signo alentador, ahora es un riesgo para que las restricciones monetarias surtan el efecto deseado.