Estados Unidos vio un crecimiento del 6,5% anual durante el segundo trimestre del año. Este aumento con respecto al primer trimestre, elevó la tasa de crecimiento por encima del nivel que tenía antes de la pandemia de origen chino.
La expansión económica fue la consecuencia inmediata de la reapertura de los diversos sectores económicos. A lo que se agregó el poderoso impulso dado por los gigantescos estímulos monetarios que inició el gobierno de Donald Trump y siguió la administración de Joe Biden.
Sin embargo, para los próximos meses se espera que tal crecimiento comience a desacelerarse de forma gradual. La culpa nuevamente es de la pandemia y los rebrotes de contagios con la letal variante Delta. Aún quedan amplios sectores en el país que se niegan a vacunarse y son la fuente de estos contagios masivos.
Por otro lado, están los problemas de suministros de materiales, materias primas y microchips que no han sido superados. Al igual que la escasez de mano de obra en casi todos los sectores económicos, especialmente en los servicios.
Crecimiento menor al esperado
De acuerdo con The Wall Street Journal el crecimiento del segundo trimestre fue menor que el proyectado por los economistas. Se estimaba una expansión del producto interno bruto (PIB) de al menos 8,4% entre abril y junio. Propiciada fundamentalmente por los sectores de bienes y servicios fabricados en Estados Unidos.
No obstante, este nivel de crecimiento del PIB es mayor que el registrado antes de la llegada del virus. Además, muestra la velocidad con que la economía respondió a la reapertura comercial desde mediados del año pasado. Al igual que a la inmunización generalizada con las vacunas y la inmensa ayuda monetaria que recibieron las familias estadounidenses.
El economista jefe de Wells Fargo Corporate and Investment Bank, Jay Bryson dijo que “la economía se ha recuperado más rápido de lo que la gente esperaba”. Otros expertos esperan que el crecimiento económico se mantenga fuerte este año. Basan sus estimaciones en el progresivo aumento de la tasa de empleo, la acumulación de ahorros y el continuo apoyo fiscal.
Otros, no obstante, piensan que la economía alcanzó ya su mayor nivel de crecimiento en el segundo trimestre. Pronostican que este impulso inicial logrado en los primeros seis meses del año que generó la reapertura de los negocios y las fábricas y los estímulos fiscales, se vaya enfriando.
Factores adicionales que están frenando el crecimiento
En junio, la tasa de inflación se disparó a 5,4%, el mayor nivel en 13 años. El crecimiento de los precios de los alimentos y otros productos de primera necesidad ya comienza a resentir los bolsillos estadounidenses. La gente está ganando más por hora debido a la escasez de mano de obra. Pero también está gastando más que antes.
De otra parte, las constantes interrupciones en la cadena de suministro y la escasez de trabajadores son factores negativos. Estos problemas, sumados al creciente número de personas contagiadas con covid-19 por no vacunarse, obstaculizan el crecimiento. Los economistas advierten que los riesgos sobre la economía siguen presentes.
Si la propagación de los contagios con Delta se mantiene alta, la solidez de la recuperación económica se debilitará. Basta que los gobiernos estatales y locales se vean en la necesidad de imponer nuevamente restricciones a negocios y personas.
Luego están los consumidores que podrían reducir los gastos de viaje y el consumo en restaurantes. Entre otras actividades de ocio como espectáculos deportivos, parques y cines para protegerse del virus.
Los consumidores no parecen dispuestos a encerrarse de nuevo
Si bien las restricciones que se mantienen son limitadas y no afectan al comercio, esto podría cambiar en cualquier momento. Ya el presidente Biden anunció que está considerando ordenar nuevamente el uso de la mascarilla en lugares cerrados. Esta recomendación fue hecha por el Centro de Control y la Prevención de Enfermedades.
A pesar del crecimiento de los contagios, la gente no parece estar dispuesta a volver a encerrarse. Así lo confirman las ventas de pasajes aéreos, el tráfico aeroportuario y la ocupación hotelera. Un estudio de Jefferies LLC también confirmó que el uso del transporte público sigue incrementándose. Aunque todavía no alcanza los niveles previos a la pandemia.
Las efectivas campañas de vacunación masiva en EE.UU lograron que millones de personas fueran inmunizadas rápidamente. En consecuencia, el miedo a los contagios y su letalidad disminuyó. Más personas entonces volvieron a sus puestos de trabajo y gastar su dinero. A pesar de la rápida propagación de la variante Delta que se observa nuevamente.
Independientemente de las decisiones que se tomen respecto a nuevas restricciones sanitarias, no se espera nada extremo. Al menos no parecido a lo que vivió el país en la primavera pasada con los confinamientos. Todo dependerá del número de nuevos casos y de cuan nerviosas se pongan las personas.
Crecimiento: un arma de doble filo
En julio la confianza del consumidor estadounidense se elevó a su nivel más alto desde febrero del año pasado. Este dato revelado por el Conference Board, sugiere que los consumidores están dispuestos a mantener sus gastos. De ser así, el impulso al crecimiento económico estará asegurado en la segunda mitad del año.
El fuerte impulso de la demanda durante el segundo trimestre, se ha convertido en un arma de doble filo. Ciertamente las ventas de las empresas se han disparado permitiendo que recuperen sus pérdidas. Pero tal nivel de expansión ha llevado a muchos negocios a no poder seguir el ritmo de crecimiento constante. Los suministros no marchan a la misma velocidad.
A medida que el consumo ha venido creciendo junto con las ventas, también lo han hecho los precios. Los bienes y servicios ahora están más caros que antes, desde un corte de cabello hasta una simple pizza. Todo ha subido de precio, porque los insumos también son más caros.
La moderación de la demanda bajará la inflación
La Reserva Federal prevé que el crecimiento de los precios sea temporal. Espera que a medida que el crecimiento se ajuste, también se enfríen los niveles de precios. Esta opinión la comparten los economistas que pronostican una disminución de precios al consumidor para finales de año a 4,1% y de 2,5% para 2022.
Del mismo modo consideran que, con la moderación de la demanda, los precios tiendan a decrecer. Así las empresas podrán atender los pedidos que están pendientes y elevar su producción. Al reponerse los inventarios, el impulso a la producción en los siguientes semestres estaría asegurado.
Aunque la variante Delta ha ensombrecido las previsiones económicas, los expertos esperan que el crecimiento se mantenga fuerte. Excepto que el número de casos de coronavirus se dispare de forma alarmante y obligue a imponer restricciones severas.
Economistas encuestados por The Wall Street Journal pronostican un crecimiento económico superior al 7% en el tercer trimestre. Luego vendría un descenso de la tasa de crecimiento del 3,3% para el segundo trimestre del próximo año.