- Los efectos del aumento de los costos crediticios serían, en el peor de los escenarios, una recesión de escala importante.
- La inflación y las medidas para frenarla son distintas (en magnitud) entre los países y regiones.
- En Europa y Estados Unidos existen elementos de gran preocupación y algunos especialistas temen que una situación de recesión podría ser altamente probable.
La larga pandemia y el estallido de la guerra en Ucrania, son los principales vehículos que llevaron a la situación inflacionaria global. Los gobiernos de todo el mundo están aumentando el valor del dinero mediante subidas de la tasa de interés para evitar que los precios causen mayores daños.
Las principales economías del mundo no se escapan de ese ascenso de la inflación y el caso más notable es el que se desarrolla dentro de Estados Unidos. En esa nación norteamericana, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se encuentra en el mayor ritmo de crecimiento de los últimos 40 años.
Situación similar se vive en los países de la Unión Europea (UE), en el Reino Unido y otras grandes economías del mundo. Más abajo en la escala, los países dependientes sufren de manera más aguda el aumento acelerado de los precios. Tal es el caso de Latinoamérica, donde la inflación histórica se une a la actual para agudizar los problemas sociales.
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La subida de la tasa de interés como solución
Como ya se dijo, una de las soluciones clásicas para situaciones inflacionarias, es la subida de la tasa de interés. Este movimiento se traduce en que el valor del dinero es más alto en cuanto a préstamos. Esta medida tiene la capacidad de enfriar la economía deteniendo el ritmo que provoca la subida de precios.
El encarecimiento del crédito disminuye el impulso de las empresas en cuanto a la producción. Debe tenerse en cuenta que muchas compañías basan sus planes en préstamos. Sin embargo, con altas tasas, gran parte del sector industrial se abstiene de acudir a los prestamistas. En este escenario, aparece el efecto secundario del aumento del pago de los créditos.
Se trata de la disminución del crecimiento económico. Ramas completas de la industria y el comercio dejan de pedir prestado y sacrifican su producción y su mano de obra. En ese sentido, a la par que disminuye la producción, también aumenta el desempleo, creando un ambiente negativo para el estado del Producto Interno Bruto (PIB).
De esa manera, los analistas y los mercados financieros temen que la subida de la tasa de interés pueda generar una recesión en la economía. Los bancos centrales, principales responsables de manejar el nivel de los tipos, se encuentran actualmente en el delicado dilema de evitar una recesión y, al mismo tiempo, frenar la inflación.
Los bancos centrales y sus políticas económicas y monetarias
En todo el mundo la inflación es el tema del momento y los bancos centrales suben los tipos de manera casi sincronizada. De esto surge la infaltable pregunta de si existe otra alternativa a la subida del costo de los créditos. Probablemente en otro escenario pudiera haber mayores alternativas, pero en este momento la respuesta corta a esa pregunta es negativa.
Como respaldo de eso último, se puede tomar el ejemplo de Turquía. En ese país, el presidente (Recep Tayyip Erdogan) decidió que las tasas de interés “son un obstáculo” a la hora de atraer inversores extranjeros. De allí dictó la orden de la disminución abrupta de los tipos en medio de una situación inflacionaria. Nadar contra la corriente ha costado caro desde entonces a la moneda local, la lira, y a la economía en líneas generales.
El movimiento de la tasa de interés es un tema delicado que en la mayoría de los países es tratado por profesionales del sector al margen de los gobiernos. En el caso turco, esos profesionales del banco central que objetaron fueron removidos del cargo y suplantados por políticos afectos al presidente. El resultado ha sido contundente con un 70% de inflación en esa economía.
Al otro extremo, se encuentran casos como Bolivia, donde el IPC está por debajo del 1% gracias a una política de endeudamiento y subsidios. En todo caso, el papel de los bancos centrales es de gran peso en todo el mundo a la hora de evitar o llevar a una recesión global o prolongar el período de inflación y estancamiento que conduciría a la estanflación en muchas naciones.
¿Cómo afecta la subida de la tasa de interés a las personas corrientes?
Pero el incremento del valor de las comisiones de los préstamos no solo afecta a las empresas, sino al grueso de la población. Los hogares son los principales afectados con el aumento del desempleo. Pero existen otros casos en los que se nota el impacto de los incrementos. Uno de ellos es el costo de las comisiones de las tarjetas de crédito, sobre todo si las personas tardan en pagar.
Los casos cotidianos son incontables y entre ellos se resaltan los más evidentes como los créditos para comprar viviendas o coches. En algunos países, las personas acostumbran a pedir prestado para viajes de vacaciones y también para gastos imprevistos. De ese modo, mercados como el de coches y viviendas también tienden a sufrir el frío de la subida de tipos.
Dicho en términos más resumidos: en el momento en que el banco central sube la tasa de interés, la paralización es casi total. Esto último, suponiendo que la subida sea considerablemente fuerte. En los casos en que el incremento es moderado, la economía no se detiene, sino que se hace lenta mientras la inflación también se detiene a medias. Como ya se señaló, los ingredientes para la estanflación, son precisamente la inflación más el crecimiento lento de la economía.
Para los críticos del sistema, este escenario es una situación de perder-perder para los trabajadores. Pero el sector privado también sufre de manera enorme los impactos que derivan de las decisiones de los bancos centrales. Donde no queda espacio para el debate, es en el hecho de que a nadie le conviene endeudarse cuando los tipos suben.
El arte de mover la tasa de interés en el tiempo correcto
Evitar una recesión o el escenario de estanflación requiere que expertos estén al frente de los bancos centrales. No obstante, muchas veces no basta con tener los mejores especialistas si estos no son acompañados por cierto grado de suerte. Saber el momento y la magnitud de los movimientos de los precios de los créditos no luce como una tarea sencilla que se pueda decidir a la ligera como pretendió Erdogan.
“El desempleo en Estados Unidos podría aumentar varios números, por lo que llevar el IPC al objetivo de 2%, se haría a costa de que miles de personas paguen con sus empleos”
El caso más simbólico es Estados Unidos. En esa nación, la Reserva Federal, el equivalente al banco central, apostó a que la inflación era un “asunto pasajero”. El objetivo de esta postura en 2021 fue mantener el animado ambiente de crecimiento económico reflejado en los máximos históricos alcanzados por los principales índices como el Nasdaq, S&P 500 y el Dow. Alargar la decisión ha costado caro.
La Fed es acusada de actuar con demasiada lentitud a la hora de decidirse a subir la tasa de interés. Los incrementos de marzo y mayo, que llevaron los tipos desde casi 0% hasta 1% fueron recibidos por los mercados con el pesimismo correspondiente al anuncio de que la era del dinero fácil y barato estaba llegando a un final abrupto.
En lo que va de año, las tasas de interés en Estados Unidos experimentarán 5 subidas adicionales, según afirmó la Fed en marzo. Las subidas continuadas están llevando más pesimismo a los mercados, pues aumentan los temores de una recesión para 2023. El desempleo podría aumentar varios números, por lo que llevar el IPC al objetivo de 2% se haría a costa de que miles de personas paguen con sus empleos.
Reducción del poder adquisitivo
En un reciente trabajo de la BBC, se analizan algunos factores que resultan de períodos especiales como el actual. El portal asegura que en cualquiera de los escenarios, las personas terminarán con menos capacidad para comprar bienes y pagar servicios. En el caso de la inflación, la pérdida del poder adquisitivo es evidente, pues el IPC crece a un ritmo mayor a cualquier aumento salarial.
Para tener una idea de cuál es el destino de esta tendencia, se puede ver el ejemplo venezolano. En ese país, se sufrió una situación de hiperinflación y los hogares perdieron totalmente el poder de compra y gran parte de la población se fue al exterior. Con esto se da a entender que la tendencia inflacionaria crece y en proporción inversa, se mueve el poder de compra de los hogares.
En el otro escenario, el de la subida de la tasa de interés, las personas también padecen la pérdida de poder adquisitivo. El ejemplo citado de las tarjetas de crédito, es el más cotidiano. Aunque los ciudadanos no soliciten créditos para casas o coches, las tarjetas tienen tasas variables. Eso se traduce en que deben pagar mayores intereses sacrificando una mayor parte de sus ingresos.
No debe perderse de vista que el nivel de inflación va a distinta velocidad y con diversos alcances en cada país o región. Eso quiere decir que las medidas en algunas naciones serán agresivas y en otras serán sumamente moderadas.
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¿Es inevitable una situación de recesión económica?
Una vez más se debe resaltar que la situación varía de acuerdo a los países. En el caso de la principal economía mundial, Estados Unidos, existe un contexto particular, puesto que lo que sucede en ese país afecta a toda la economía global. Los principales bancos e instituciones de Wall Street esperan que se produzca una recesión para el próximo año.
Existen numerosos síntomas que apuntan hacia ese escenario y uno de ellos es el rendimiento de los bonos. Actualmente, la deuda del Tesoro se presenta con tentadores rendimientos para los inversores. Al subir la tasa de interés, los bonos se ofrecen con altos rendimientos para atraer a los compradores de deuda, que son quienes financian la economía.
Las altas tasas convencen a estos prestamistas de que inyecten su dinero a cambio de grandes retornos. Dicho de otra manera, de la misma forma que las empresas pagan más a los bancos por el crédito, también el gobierno debe desenfundar más dinero para pagar a los inversores.
No es sorpresivo que los capitales se muevan hacia aquellos países en que las tasas de interés son más altas. Con esto, los inversores buscan mayores retornos, según el investigador de la Universidad de Columbia británica, Pablo Gutiérrez, citado en el mencionado trabajo de la BBC.
El crecimiento del valor de los activos de reserva
Pero si el incremento de los tipos frena el consumo y la actividad económica debido al costo de endeudarse, el dinero drena hacia otras formas. En medio de ese contexto, el dinero tiene dos posibles destinos en modo de ahorro. El primero es el ancestral y simple atesoramiento en las cajas fuertes familiares. El otro es el ahorro por medio de la inversión en activos de reserva.
“En los países subdesarrollados, donde la desconfianza en las monedas locales es mayor, el ahorro se realiza con monedas extranjeras y ahora con criptomonedas, cuya tendencia crece de manera acelerada”
Por ejemplo, las personas en lugar de endeudarse prefieren ahorrar y generar ingresos por ello. Una de las maneras más comunes es la exposición a activos relacionados con el oro. En este caso, también se cuentan las criptomonedas, las cuales son vehículos ideales para generar ingresos de manera pasiva. Aunque ahora se mueven al mismo ritmo de las acciones del Nasdaq, es probable que su precio suba mucho antes que el resto de las acciones de riesgo.
Sea como sea, la subida de la tasa de interés estimula el ahorro más que cualquier otra situación económica. Algunas personas prefieren dejar su dinero en el banco antes que moverlo. No se debe dejar pasar que esta situación es usual en los países desarrollados porque en las naciones periféricas la inflación es casi un elemento natural de sus modelos.
La importancia del ahorro llegando ese escenario de altos tipos de interés, es que la inflación ya estará frenada y el dinero recupera su valor. En los países subdesarrollados, donde la desconfianza en las monedas locales es mayor, el ahorro se realiza con monedas extranjeras y ahora con criptomonedas, cuya tendencia crece de manera acelerada.
La guerra hizo más complejo el panorama de recuperación
Dos tópicos no pueden faltar a la hora de valorar el estado de la situación económica global. Se trata de los efectos de la pandemia y la guerra en Ucrania. El primero de los temas es constante y no deja de perjudicar a la economía, sobre todo con la actual ola de contagios en China, la segunda economía mundial. En consecuencia, la ya golpeada cadena de suministro ahora está en peor estado con el cierre de Shanghái.
En el caso de la guerra, la misma vino a ser un golpe de gracia a las esperanzas de recuperación económica. Dada la actual intensidad del conflicto, las probabilidades de que acabe pronto son escasas. Mientras Rusia sigue peleando a media máquina, las potencias occidentales aumentan el envío de armas, lo que prolonga el sufrimiento de la economía.
El aumento de la tasa de interés se hace más urgente dado que los países en guerra son grandes productores de materias primas. Por ejemplo. Rusia es uno de los principales productores globales de petróleo y gas. La ausencia de estos recursos en Occidente (debido a las sanciones contra Moscú) provocaron que la inflación entrara en una etapa más fuerte de crecimiento.
La dependencia de los países europeos de los recursos rusos pone a la Unión al borde de una recesión de gran magnitud. El precio de la energía, combustible, servicios y todo tipo de mercancías aumenta y frenar ese crecimiento exige aumentos mayores de las tasas, lo que podría anular por completo la posibilidad de un aterrizaje suave.
¿Es inevitable la recesión en Europa?
En un reciente trabajo publicado por CNBC, un importante grupo de presidente de grandes empresas europeas manifestaron su pesimismo. Los líderes de algunas blue-chip del continente ven con preocupación el movimiento de la economía hacia una situación más delicada. En consecuencia, la mayoría de ellos piensa que la recesión es inevitable.
La dependencia de las materias primas de Rusia, se suma al incremento del precio de los alimentos. Por si esto fuera poco, aparece el espectro de la política de “tolerancia cero” de las autoridades de China frente al coronavirus, alerta el medio. Tal escenario prácticamente obliga al banco central a anunciar cruciales subidas de la tasa de interés.
“Sin dudas, vemos una gran recesión en ciernes, pero eso es exactamente lo que vemos: está en ciernes. Todavía hay una demanda sobresaliente debido a la crisis del Covid, pero estamos a punto de irnos”, expresa Stefan Hartung, CEO de la gigante alemana de la ingeniería tecnológica Bosch. El empresario reconoce que persiste una alta demanda de electrodomésticos, casas y coches; sin embargo, cree que es cuestión de tiempo para que desaparezca.
Similar postura expresa el jefe economista de Berenberg, Holger Schmieding. “Un embargo inmediato de las importaciones de gas de Rusia podría convertir esto en una recesión muy grave”, expresa. Agrega que si la Reserva Federal se equivoca y lleva a Estados Unidos a la quiebra, una recesión de este tipo “podría durar hasta bien entrado el próximo año”.