- Durante jornadas negativas, las acciones del sector bancario sufrieron grandes sacudidas en las bolsas.
- El banco helvético fue el que salió peor parado y ahora deberá pedir prestado al Banco Nacional Suizo.
- Algunos analistas como Nouriel Roubini dudan de la capacidad de las autoridades para rescatar a un banco de tales dimensiones.
El clima en el sistema bancario continúa en una frágil situación luego de la caída de los prestamistas estadounidenses. Ese desplome repercute también en Europa y de manera particular en el Credit Suisse, uno de los bancos de mayor trayectoria en el viejo continente. Las acciones de esa institución experimentan una alta volatilidad que pone a los inversores al borde del nerviosismo.
No debe perderse de vista que este banco ya venía arrastrando serios problemas desde el año pasado. En ese sentido, se puede decir que la actual sacudida lo cogió con las defensas bajas, lo que provocó que su dolor fuera mayor. No se debe perder de vista que las acciones de esta institución financiera llegaron a cotizarse en 80 francos suizos (fr) en su mejor momento. Para la jornada de este miércoles bajaron a fr. 2. Con esto se puede tener una idea de la actual salud financiera del banco europeo.
Este martes, el banco publicó una rectificación de sus resultados anuales, los cuales fueron escalofriantes. Probablemente, ese fue el causante del reciente desplome de sus acciones en la bolsa. El principal soporte financiero del banco, el Saudi National Bank, anunció el fin de su financiación, lo que dejó a la institución en una grave escasez de liquidez. En un principio, la directiva negó los problemas y los reguladores suizos le secundaron. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que se solicitara oficialmente una petición de intervención al Banco Nacional Suizo.
Vale mencionar que este último, según los reguladores, ya había declarado que estaba listo para proveer liquidez adicional al Credit Suisse en caso de que fuera necesario.
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La asistencia y la recuperación relativa de las acciones de Credit Suisse
Tal como se esperaba, el prestamista solicitó ayuda al Banco Nacional de Suiza para evitar un colapso completo por falta de liquidez. Hace pocas horas se conoció que la institución habría solicitado una inyección aproximada de $54 mil millones de dólares. Con ello se logró calmar a los inversores, pero algunos analistas temen que la institución esté lejos de respirar tranquila.
Como ya se dijo, el banco trae problemas de años pasados, los cuales son una condensación de malas actividades y escándalos de varios jefes. En ese aspecto, la problemática de este banco y de sus similares estadounidenses es marcadamente distinta.
En todo caso, la directiva informó sobre algunos problemas en la forma en que fueron presentados los resultados financieros de 2022. Al día siguiente, las acciones se desplomaron dramáticamente.
La retirada de la financiación por parte del Saudi National Bank fue uno de los golpes de gracia que recibió el prestamista europeo. Para tener una idea de la magnitud de este impacto, se debe señalar que el banco árabe tenía cerca de un 10% de participación en esta institución. Aunque el presidente del banco árabe, Ammar Khudiary trató de matizar la medida culpando a las regulaciones de su retirada, ya el mal estaba hecho.
Aunque las cabezas del Credit Suisse negaron repetidas veces que tuvieran problemas de liquidez, los propios reguladores dieron la señal. En declaraciones recientes, estos alabaron la posición financiera del banco, pero dijeron que el Banco Nacional Suizo estaba listo para proveer la liquidez que necesitara. Luego de que el banco admitiera sus problemas y solicitara el préstamo de $54 mil millones, sus acciones comenzaron a recuperarse, pero no por mucho tiempo.
Las acciones en la bolsa de Nueva York
Para tener una idea del estado del banco en los mercados bursátiles, vale tomar como referencia la cotización de la firma en Nasdaq. En su mejor momento, en 2007, las participaciones del prestamista se colocaron encima de los $76 dólares estadounidenses. Este miércoles cayeron hasta $1,7 dólares por acción (cerraron en $2,2). El jueves experimentaron una importante recuperación hasta $2,3 dólares. No obstante, en el cierre de esa misma jornada quedaron incluso por debajo del punto del cierre del miércoles.
Al cierre de este jueves, las acciones de la institución financiera se cotizan en $2,1 dólares. Tal situación sugiere que el préstamo de las autoridades suizas no será suficiente para cubrir los problemas que amenazan con la caída del banco. Al menos eso piensan algunos expertos citados por CNN.
“Mi equipo y yo estamos decididos a avanzar rápidamente para ofrecer un banco más sencillo y centrado en las necesidades de nuestros clientes”, expresó el CEO del prestamista, Ulrich Körner, quien también dijo que estaban tomando “medidas decisivas”. Es preciso insistir que esta noticia fue positiva para las acciones de la empresa durante las primeras horas de la jornada para luego desvanecerse nuevamente.
En lo que va de 2023, las acciones del Credit Suisse perdieron un tercio de su valor. Pero esto es apenas una parte del problema, dado que las mismas retrocedieron un 72% durante los últimos 12 meses. Todo esto debido a los mencionados episodios de malos manejos y escándalos por parte de una seguidilla de directores ejecutivos.
Se espera que las acciones de banco continúen sufriendo en la jornada final de cotización de esta semana. El clima que se vive en el sector bancario no es muy propenso para el optimismo. Un importante número de bancos europeos continúan sufriendo retiradas masivas de clientes y ventas por parte de los inversores en las bolsas.
El rescate no será suficiente para que el banco se recupere
El hecho de que la institución europea no levante cabeza a pesar de la notable inversión que realizarán las autoridades es llamativo. Esto indica que el monto desembolsado para el rescate no es suficiente para alcanzar el objetivo de evitar el hundimiento del legendario prestamista suizo. Existen numerosas razones para creer que el banco necesita mucho más de $54 mil millones de dólares, al menos eso opinan analistas de JPMorgan encabezados por Kian Abouhossein.
Una de las razones, explican, es que existe un “continuo problema de confianza del mercado” con el plan de este banco para escindir su banco de inversión. El mismo sentimiento estaría presente en cuanto al desplome del negocio en general del prestamista. Para tener una idea de esto último, se debe notar que durante el año 2022 los clientes retiraron más de 123 mil millones de francos del banco ($133 mil millones de dólares).
Al mismo tiempo, las pérdidas netas anuales reportadas por el banco en febrero fueron muy cercanas a los $8 mil millones de dólares. Se trata de la peor situación desde la crisis financiera del año 2008. De tal modo, la inyección de liquidez del banco central podría ser un salvavidas momentáneo que permita al prestamista ganar tiempo para aplicar sus estrategias críticas y recuperar la confianza. Entre estos planes de reestructuración se cuenta dividir la banca de inversión y dejarla como un negocio independiente con sede en EE.UU.
“En nuestra opinión, el statu quo ya no es una opción, ya que están empezando a surgir preocupaciones de contrapartida, como refleja la debilidad de los mercados de crédito/capital”, expresaron en una nota los analistas de JPMorgan este jueves. Estos concluyen que la situación podría ser capitalizada por el principal rival del Credit Suisse, el UBS. En consecuencia, esta historia terminaría con la fusión o absorción.
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Nouriel Roubini duda de la capacidad de las autoridades para rescatar al Credit Suisse
Pero el rescate del banco por parte de las autoridades financieras del país helvético no es bien visto por todos. Una de las voces críticas más sonoras fue la del legendario profeta del desastre, Nouriel Roubini. Este considera que es un error convertirse en proveedor de liquidez para un banco de la magnitud del Credit Suisse. Durante una entrevista con Bloomberg, el Dr. Doom criticó esa posibilidad y dijo que tendría más consecuencias negativas que positivas.
Entre otras cosas, el inversor dijo que la máxima de que hay bancos demasiado grandes para caer, también aplica en el otro extremo. “Se trata de un banco que es demasiado grande para ser rescatado”, expresó. En el mismo espacio expresó sus dudas de que las autoridades sean capaces de soportar el gasto que significa hacerse cargo de un coloso de este tamaño.
Por otro lado, agregó que la posible caída del banco tendría consecuencias aterradoras para todo el sistema financiero. Manifestó que si el colapso del Silicon Valley Bank generó consecuencias negativas en todo el sistema financiero occidental, el del Suisse “en orden de magnitud” tendría efectos peores.
Una opinión similar ofreció Susannah Streeter, de Hargreaves Lansdown, para quien la situación está tomando “un giro siniestro”. Consultada en Barrons, esta analista fue contundente:
“La preocupación es que los bancos que acumulan grandes pérdidas no realizadas en sus carteras de bonos podrían no tener suficientes reservas si se produce una rápida retirada de depósitos”
Para la especialista, la situación es llevada al extremo en el caso de Credit Suisse.
Una renta variable insostenible
Para algunos analistas de peso, consultados en Financial Times, el principal problema del prestamista no es la falta de liquidez. La dificultad para ellos radica en que el banco tiene un modelo de negocio insostenible, el cual no mantiene contentos a los inversores.
“Para los inversores, la liquidez del banco no es su problema fundamental. En cambio, les preocupa que su modelo de negocios no sea rentable. Se trata de una preocupación que se tornaría peor si los clientes siguieran retirando activos”, apunta el citado trabajo. Todo este ambiente está generando una pregunta lógica sobre cuál será el futuro del Credit Suisse.
Hay varias posibilidades sobre la mesa, entre las que se cuenta la absorción del banco por su rival mayor, tal como se dijo arriba. Una segunda opción sería anular el plan de restructuración si continúa la retirada masiva de depósitos. En el peor de los escenarios podría generarse la quiebra del banco. Un accionista del banco, consultado en el mismo medio, afirma que la inyección del banco central serviría para aliviar por unos meses o incluso dos años. Pese a ello, alertó de que eso no saca al banco de una situación riesgosa.
Pero existe la probabilidad de que las barreras antimonopolio eviten la fusión con UBS, por lo que las conversaciones internas se habrían estancado. Por su parte, el Deutsche Bank, otro posible comprador, negó interés en una compra completa y estaría enfocado en recoger solamente algunas unidades. Así, si no se consigue un comprador, las autoridades suizas se verían obligadas a tomar medidas extremas.
En uno de los peores escenarios, el gobierno tomaría control del banco para garantizar los depósitos. Para ello vendería partes del banco y el resto lo liquidaría. Se trata de un escenario políticamente arriesgado por todo lo que significa esa institución para Suiza. Sea como sea, “Credit Suisse no controla su propio destino”, expresó un ejecutivo de un banco rival.