Finalmente Nikola no tendrá a General Motors como inversor, lo que generó un colapso de las acciones del fabricante de camiones eléctricos que busca competir con Tesla.
GM dice que revisó los términos del acuerdo que se había dado a conocer en septiembre pasado, y que ahora el gigante automotriz no avanzará en el sentido esperado.
De esta forma, las dos empresas no trabajarán juntas para producir la camioneta de Nikola que promete ser revolucionaria: la Badger.
Conocida la novedad, invertir en Nikola dejó de ser una de las más promisorias decisiones en la bolsa, ya que sus acciones cayeron más del 20 por ciento entre el lunes 30 de noviembre y el martes 1º de diciembre.
¿Invertir en Nikola?
El pasado 9 de septiembre, Nikola anunció que GM iba a ser socia en la fabricación de su camioneta eléctrica.
Se esperaba que el Badger utilizara la tecnología de batería Ultium de GM.
Además, estaba previsto que Nikola entregara 1,8 mil millones de euros en acciones a GM y que también aprovechara sus capacidades en la fabricación de baterías para desarrollar semirremolques.
Sin embargo, aquel acuerdo, que se iba a cerrar en los primeros días de diciembre, se complicó.
Uno de los mayores problemas fue un informe de un fondo especialista en la “venta corta” de acciones.
El análisis cuestionaba la tecnología de Nikola y su potencial luego de que su fundador, Trevor Milton, renunciara como presidente ejecutivo.
Mark Russell asumió el cargo de director ejecutivo de Nikola poco después de la salida de Milton y dijo que la compañía está preparada para avanzar en sus planes sin GM.
Más allá de que las empresas no se vincularán, GM seguirá siendo proveedor de Nikola, ya que le suministrará su sistema de almacenamiento de combustible Hydrotec para los semirremolques comerciales de la compañía que alguna vez imaginó competir mano a mano con Tesla.
Para los especialistas, sin embargo, la decisión de GM de no tomar una participación en la rival de la empresa de Elon Musk no es una buena noticia para las acciones de Nikola.
Cambio de planes
En septiembre se había anunciado que GM se iba a quedar con el 11 por ciento de las acciones de Nikola.
El objetivo de la empresa de los Estados Unidos era impulsar con todo su potencial el desarrollo de la Budget, la camioneta impulsada a base de combustible de hidrógeno que llegará a la venta en dos años.
En ese momento, los papeles de Nikola treparon casi un 40 por ciento en unas pocas horas.
Y no era para menos, si GM se implicaba en su fabricación, seguramente esto iba a generar un mayor interés en los potenciales compradores.
El propio Milton habló en ese momento de “la unión de las dos empresas más innovadoras del mundo de los automóviles” y calificó la alianza como un acuerdo soñada.
Todo eso era cierto. Si Nikola lograba ese objetivo, obtendría en forma instantánea décadas y décadas de know how en GM en el complicado mercado de la fabricación de vehículos.
Mary Barra, máxima responsable de General Motors, en tanto, elogió a Nikola diciendo que era una compañía disruptora que apuntaba a ser líder en el mercado.
Para GM, la idea era fortalecer su presencia en el nuevo negocio del desarrollo de vehículos eléctricos de gran talla, algo que Nikola sabe hacer bien.
La Budget, en un limbo
Esencialmente, lo que GM decidió es cambiar su participación en este acuerdo y ser cliente y no socia de Nikola. Esto refleja la poca fe del gigante automotriz en la nóvel compañía.
GM teme que Nikola sea el más claro exponente de una burbuja de los vehículos eléctricos e híbridos.
El futuro de la camioneta Badger ahora puede estar en duda.
La compañía anunció el producto en febrero de 2020 y dijo que tendría mil kilómetros de autonomía, 900 caballos de fuerza y que aceleraría de 0 a 100 km por hora en 2,89 segundos.
Pero el desarrollo de la camioneta depende, sí o sí, de una asociación con un fabricante de automóviles.
Sin esa alianza, Badger está en una especie de limbo porque Nikola no tiene posibilidades de fabricarla en serie.
De hecho, dijo que reembolsará todos los depósitos de pedidos recibidos.
Nikola salió a bolsa a través de una “fusión inversa” a principios de 2020.
Fundada en 2015, ocupó una posición destacada en el segmento de los vehículos eléctricos al afirmar que fabricaría grandes plataformas de cero emisiones utilizando tecnología muy avanzada de celdas de combustible de hidrógeno.
Si bien varias empresas como Tesla, Daimler, Freightliner y otras están trabajando en camiones totalmente eléctricos, Nikola fue una de las pocas que buscó el segmento del hidrógeno.
Los vehículos propulsados por hidrógeno nunca se han popularizado realmente en el espacio de los automóviles de pasajeros porque ha habido muy poca inversión en la infraestructura necesaria.
Un problema es que existen pocas estaciones de servicio de hidrógeno.
Un mercado con futuro (¿con presente?)
Al mismo tiempo, GM se encuentra en medio de una reconfiguración hacia un futuro totalmente eléctrico que incluye gastar 1,9 mil millones de euros para modernizar su primera planta de ensamblaje de este tipo de automóviles y el desarrollo de su plataforma modular de baterías Ultium.
La semana pasada, el fabricante de automóviles dijo que iba a aumentar su inversión en “electrificación” hasta 22.500 millones de euros hasta 2025.
Antes de esta alianza frustrada, el objetivo era impulsar el desarrollo de otros vehículos, como los Nikola One, Two y Tre, y la NZT.
De acuerdo con lo que había dicho Milton, con la Budget, Nikola buscaba competir con Ford, no con Tesla. Le apuntaba a la F-150 de la tradicional marca estadounidense.
Según el ex CEO, no era la Cybertruck de Tesla su competencia, sino la camioneta más comercializada en la historia de Estados Unidos.
Para poner todo esto en contexto, hay que decir que si bien los vehículos impulsados a electricidad han crecido en participación de mercado en los últimos tiempos, la verdad es que los automóviles tradicionales siguen siendo los líderes, por lejos.
Por ejemplo, en 2019, sólo el 2,7 por ciento de todas las ventas de automóviles sedanes fueron eléctricos.
Y únicamente en un selecto grupo de cinco nacionales lograron una participación de mercado mayor al 5,5 por ciento.