- Esta semana será de gran importancia para el desarrollo de los mercados financieros en lo sucesivo.
- El informe de inflación de junio y los primeros reportes de la temporada de ganancia serán los protagonistas, entre otros datos que serán publicados.
- El grueso de los analistas de Wall Street espera que la inflación bata un nuevo récord de 40 años este mes y se coloque por encima del 8.6% de mayo.
Esta semana probablemente será una de muchas complicaciones para los mercados financieros, puesto que se conocerán datos claves de la economía de EE.UU. El primero, y más importante, es el informe sobre el índice de precios al consumidor (IPC) o inflación, correspondiente al mes de junio. El resto de los datos corresponde a los informes de ganancias trimestrales de las empresas.
Junto con estos, otros datos importantes se conocerán como el estado de las ventas minoristas y las solicitudes semanales de desempleo. Asimismo, el lunes, martes y miércoles se realizarán las subastas correspondientes de los bonos del Tesoro a 3, 10 y 30 años en el mismo orden respectivo de días.
Se trata de una semana movida que generará movimientos de envergadura. En ese sentido, los inversores estarían atentos para evaluar el impacto de esos datos en las acciones, sobre todo en las de riesgo. Pero no solo en el Nasdaq se centrarán los movimientos, sino en los otros índices como el S&P y el Dow. De igual modo, los inversores del mercado de criptomonedas tienen mucho que esperar en cambios para esta semana.
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El impacto del informe de inflación de junio
El miércoles se conocerá el informe de inflación de junio. Se trata del principal elemento que hace contener el aliento a los mercados. De acuerdo a los números que se presenten se podrá adivinar la dirección que tomen las bolsas de valores. Es de tener en cuenta que los resultados en los precios de las acciones suelen ser inmediatos.
Los analistas de Wall Street de los principales bancos esperan que los números de junio se tornen más negativos que los de mayo. El pasado informe ubicó el IPC en 8.6%, el ritmo más alto de los últimos 40 años en la mayor economía del planeta. El temor generalizado de que las cifras de junio se coloquen por encima del 8.6% debido a los altos precios que experimentó la energía, es más que justificado.
“Se espera que el titular sea más alto. Eso se debe principalmente a la energía”, afirmó Peter Boockvar de Bleakley Group consultado en CNBC. Para este experto, la otra inflación, la subyacente o de núcleo, podría tener un resultado más positivo, puesto que la misma excluye los precios de los alimentos, la energía y otros productos de alta volatilidad.
Paralelamente, existe un clamor positivo sobre la inflación dado que, aunque en este informe sea más alta, probablemente se trate de un pico. La razón de esto último estaría en que los precios del crudo en junio estuvieron por encima de los $120 dólares, mientras que en lo que va de julio los mismos se han desplomado considerablemente.
El cataclismo que provocó el informe de inflación de mayo
Aunque es evidente que los números inflacionarios de junio tendrán un impacto en el mercado, es poco probable que sea equivalente al de mayo. El viernes 10 de junio se publicaron los números de la inflación durante ese mes. La misma presentó un crecimiento inesperado desde el 8.3% en abril. La reacción en los mercados financieros no se hizo esperar.
Al abrir los mercados el 13 de junio, la venta masiva provocó estragos y ese lunes se convirtió en uno de los más trágicos para los inversores. El índice referencia de Wall Street, el S&P, cayó hasta el 20% con respecto a su pico del 4 de enero para entrar oficialmente en mercado bajista. Con ello se unió al Nasdaq, el cual entró en la misma categoría en marzo.
Las criptomonedas sufrieron el segundo golpe devastador seguido desde la caída de Terra. En consecuencia, el informe de inflación provocó una hemorragia aterradora en el mercado cripto, con un Bitcoin cayendo hasta el fondo de los $18.000 dólares por moneda. Para hacerse una idea de la magnitud de esta caída, se debe apuntar que para mayo el precio de la moneda estaba en $45.000 dólares y en noviembre llegó a $69.000.
El pánico de una Reserva Federal más agresiva desató esa oleada de ventas de activos financieros. Los temores de recesión que representa una Fed liderada por halcones hicieron que el sentimiento de los consumidores se desplomara hasta niveles solo comparables con las peores tragedias del siglo XX como La Gran Recesión.
La Reserva Federal y la posible recesión
Un IPC alto se puede traducir en una Fed agresiva a la hora de subir el precio de los créditos. Dos días después de los números de la inflación de mayo, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), durante su reunión de junio, anunció una subida de tipos de 75 puntos básicos. El presidente del banco central, Jerome Powell, afirmó ese mismo día que para la reunión de julio podría haber una subida similar.
Dato: un punto básico representa una centésima parte (1/100) de un punto porcentual.
Recientemente, Powell ratificó que la Fed haría todo lo necesario para llevar la inflación al promedio objetivo de 2%. Eso solo puede significar que si la inflación en junio es mayor a la esperada la Fed podría subir la tasa de interés a discreción. El FOMC podría optar por un nuevo incremento de 0.5% o 0.75%.
De producirse el peor de los escenarios con el informe de inflación, la reacción de las acciones tendería a una nueva caída. Con ello se cumplirían los pronósticos de los analistas Morgan Stanley, Bloomberg y Seeking Alpha de que el S&P caerá otro 20% adicional. “El mercado bajista no terminará hasta que llegue la recesión o se extinga el riesgo de una”, expresó Michael Wilson de Morgan. Según todos estos analistas, el índice podría ubicarse en 3000 puntos o incluso 2900.
Al otro extremo, si los precios del petróleo continúan a la baja en julio, las autoridades financieras tendrían la opción de levantar el pie del acelerador, aunque la posibilidad es muy remota. Actualmente, el precio del crudo WTI es de $104.79. Si los precios rebotan hasta el precio anterior, nuevamente los halcones de la Fed estarían al ataque. En este contexto, la incertidumbre parece reinar por lo que es poco probable que la Fed afloje.
El indomable precio del petróleo
El precio del petróleo es tal vez uno de los elementos más comprometedores en este escenario. La Reserva Federal puede incidir en ese mercado, pero a un alto costo para la economía. Por ejemplo, la política agresiva de subida de tipos en junio generó una gran sacudida en los mercados y los temores de recesión se hicieron muy palpables.
“El forcejeo en el que nadie quiere aflojar y todos buscan salvación a cualquier precio ya está cobrando sus primeras víctimas entre los países subdesarrollados”
Eso impactó en los precios del petróleo, haciéndolos caer hasta los actuales límites. Pero si la Fed afloja y disipa los miedos, el valor del crudo irremediablemente subirá de nuevo. Las condiciones de ese mercado no han cambiado, por lo que la tendencia alcista continúa intacta y cuya única disuasión es una Fed amenazando con el suicidio económico.
Con todos estos elementos sobre la mesa, se puede apreciar la trascendencia que tendrá el informe de inflación del miércoles. Mientras tanto, en Europa la situación se hace cada vez más caliente con la escasez de gas y petróleo. La guerra en Ucrania muestra a una Rusia jugando diestramente al ajedrez geopolítico mientras las economías de la UE echan chispas.
Por su parte, la OPEP+ se mantiene con el dedo en el gatillo a la espera de cualquier situación que le parezca adversa. De sentirse amenazada, la organización podría retrasar los planes de aumento de producción, los cuales ya de por sí son tímidos. Con ello mantendría los precios altos y los altos ingresos para los productores.
El forcejeo en el que nadie quiere aflojar y todos buscan salvación a cualquier precio ya está cobrando sus primeras víctimas entre los países subdesarrollados. Recientemente, el gobierno de Sri Lanka colapso tras el anuncio de que no tenían recursos para importar combustible ni alimentos.
Otros datos importantes a tener en cuenta para esta semana
Aparte de los datos de precios de Estados Unidos, también se esperan otros de suma importancia para las acciones. A la cabeza de estos datos, se ubican los informes de ganancias trimestrales de las principales empresas e instituciones financieras que hacen vida en el país norteamericano.
La primera de las grandes empresas en publicar su informe de ingresos será PepsiCo el martes. Al día siguiente lo hará Delta Air Lines y el jueves harán lo propio los bancos JPMorgan y Morgan Stanley. El viernes se conocerán los números de Wells Fargo, Citi y PNC.
Un día después de conocerse los datos de inflación, (el jueves) se conocerán los números del índice de precios al productor (IPP). De igual manera, se conocerán los datos del índice de confianza de los consumidores de la Universidad de Michigan que se publicarán el viernes. Este último es uno de gran interés, pues contiene las expectativas de inflación de las personas para los meses por venir.
Esta métrica se convierte en uno de los principales datos que toma la Reserva Federal para decidir sus políticas. El mismo viernes, también se conocerá el estado de las ventas minoristas, se trata de otra de las medidas que está relacionada con los consumidores.
Para el citado Peter Boockvar, el IPP pisará nuevamente el 10% y afirma que la importancia de esto se pierde de vista. “El PPI es la semilla del IPC”, resaltó. Todo estos datos se deben analizar sin obviar el reciente informe de empleos publicado el viernes pasado (08/07/2022).
La Fed no disminuirá la presión sobre los tipos
Al otro extremo, Boockvar considera que la Reserva Federal no bajará el ritmo de subida de los precios de los créditos. Obligar a bajar al precio del petróleo es cuesta arriba debido a la escasez de ese commodity en el mercado. De allí que la actual baja de precios deba aprovecharse para presionar más, aunque eso se traduzca en una recesión.
Asimismo, el hecho de que el desempleo siga bajando se convierte en una señal para que la Fed siga subiendo los tipos. Para junio, la economía estadounidense reportó 372.000 nuevas nóminas (120.000 más de las esperadas). Eso quiere decir que la subida de 75 puntos básicos de junio, aunque asustó a los mercados, no fue del todo efectiva para enfriar la economía.
“Eso fue suficiente para continuar en el camino que había elegido. No es hasta que comience a ver un aumento del desempleo mensualmente que ceo que la Fed comenzará a doblar sus rodillas”, remarca Boockvar.
Si el crudo y los alimentos retoman la tendencia al alza en lo que queda de julio, la posibilidad de que el informe de inflación de junio signifique un pico se esfumará. Este sería el peor de los escenarios para los mercados y la recesión estaría aún más cerca de convertirse en un hecho consumado.
“Creo que un riesgo para los mercados es el hecho de que la inflación no haya tocado un pico máximo”, expresa Michael Arone de Global Advisor a CNBC.
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Los analistas no cambiaron los pronósticos
De cualquier manera, la mesa está servida para una semana singular. Los principales analistas no han cambiado los pronósticos iniciales para los eventos nombrados en este trabajo.
La invariabilidad de las estimaciones se basa en que los ingresos han disminuido y los márgenes se están comprimiendo como se esperaba. Aunque los informes de esta temporada de ganancia trimestral representarían turbulencia, es poco probable que sea muy distinta a las estimaciones.
De tal manera, las ganancias trimestrales para el segundo trimestre serían del 5.7% en el S&P según datos de Refinitiv colectados por CNBC. Para los dos restantes trimestres del año, el crecimiento de las ganancias de ese índice sería de 10.9% y 10.05%. Hasta ahora, el S&P se ubica en 3899 puntos tras la subida de 1.9% la semana pasada. El Nasdaq, por su parte, creció hasta 4.5%.
Por otro lado, la curva de rendimiento de los bonos del Tesoro nuevamente se presentó invertida hasta el pasado viernes. Para ese cierre, el bono a 10 años tuvo un rendimiento de 3.07%. No obstante, fue superado por tercera vez desde el mes de marzo por el rendimiento de la nota a 2 años (3.11%). Este comportamiento invertido del rendimiento es generalmente asumido como un fuerte indicador de que la recesión es prácticamente inevitable.