- El gobierno de Irlanda entiende que la medida obligará a las empresas que quieran ser parte de las obras públicas a reducir su huella de carbono.
- Las compañías, locales o extranjeras, deberán registrar sus gastos anuales de agua, energía y desperdicios y se valorará de modo positivo a las que demuestren un compromiso con el medioambiente.
- Irlanda va a exigir información sobre el balance de carbono para la elección de sus proveedores.
Irlanda obligará a las compañías que están buscando obtener obras públicas u otras inversiones de ese Estado a no tener una huella negativa de carbono en el medioambiente. Concretamente, el gobierno exigirá que estas firmas hagan un registro del gasto anual de agua, energía y desperdicios totales que producen.
Dentro del ámbito de este nuevo modelo de valoración consciente con el cambio climático, las empresas, además, tendrán que facilitar la información relacionada con la cantidad de vuelos efectuados por sus ejecutivos en el desenvolvimiento de las distintas actividades de las firmas y el número de kilómetros recorridos por sus coches.
La agencia de gobierno que apoya a las compañías nacionales, llamada “Enterprise Ireland“, señaló que estima presentar este plan, el cual será parte del nuevo compromiso climático del Estado, en estos meses.
De igual manera, Leo Clancy, director ejecutivo de la organización, advirtió que el proyecto está en desarrollo debido a que formará parte de una versión inicial del modelo de financiación de Irlanda.
Si bien Clancy no lo confirmó, el proyecto piloto ya ha concluido en septiembre de 2022 y las conclusiones ya se están están analizando por el Departamento de Empresa.
Aunque se trata de un cambio enorme para la agencia, es algo que ya se estaba hablando, señaló Clancy. Además, dijo que el mundo solamente va en una dirección respecto a la sostenibilidad.
Por otra parte, la Agencia de Inversión Interna (IDA) irlandesa no ha estipulado ninguna fecha aún. No obstante, anunció que las firmas que se dediquen a disminuir emisiones de carbono van a tener más posibilidades de conseguir apoyo financiero.
También, la administración aseguró que este proceso será aplicado en todos los planes que tengan por objetivo la financiación por agencias, y las que aumenten sus emisiones se enfrentarán a unos costes más altos.
Sólo habrá negocios para las empresas sustentables
En los últimos años, el tema de la sostenibilidad ambiental se ha vuelto cada vez más importante tanto para los gobiernos como para los inversores.
Con el cambio climático que amenaza al planeta, muchos países están tomando un papel más activo en la promoción de prácticas ambientales positivas.
Algo que están haciendo es exigir a las empresas que obtengan certificados ambientales positivos antes de permitirles participar en inversiones públicas y licitaciones.
Como lo hará Irlanda ahora en 2023, varios países alrededor del mundo ya han implementado medidas similares.
Por ejemplo, en Francia, las empresas deben obtener un certificado ambiental positivo conocido como “Label Bas Carbone” para poder optar a determinadas licitaciones públicas. Esta certificación requiere que las empresas demuestren una huella de carbono negativa, lo que significa que están compensando sus emisiones de carbono a través de actividades como la reforestación o la inversión en fuentes de energía renovable.
Desde que se introdujo la certificación en 2015, se ha otorgado a más de 300 empresas.
Además de Irlanda, otros países exigen empresas sustentables
De manera similar, en Dinamarca, el gobierno exige que las empresas tengan un impacto ambiental positivo para calificar para la inversión pública.
El país se ha fijado el objetivo de reducir las emisiones de carbono en un 70 por ciento para 2030 y lograr emisiones netas cero para 2050, y está utilizando la inversión pública como una herramienta para incentivar a las empresas a trabajar hacia estos objetivos.
Otros países, como Suecia y los Países Bajos, también están implementando medidas similares.
En Suecia, el gobierno ha anunciado que requerirá que las empresas tengan un impacto ambiental positivo para poder participar en la contratación pública.
En los Países Bajos, en tanto, se ha propuesto una nueva ley que exigiría que las empresas obtengan una certificación que demuestre su impacto ambiental positivo antes de poder participar en licitaciones públicas.
Críticas al modelo
Todo parece indicar que estas medidas están teniendo un impacto positivo en el medio ambiente. Al menos, eso dice un informe de la Agencia Francesa de Medio Ambiente y Gestión de la Energía.
Según ese organismo, las empresas con la certificación “Label Bas Carbone” han reducido sus emisiones de carbono en un promedio del 22 por ciento. Además, la certificación ha ayudado a crear nuevos mercados para productos y servicios ecológicos, impulsando la innovación y el crecimiento económico.
Sin embargo, no todos están de acuerdo. Algunas empresas argumentan que su obtención es demasiado costosa y lleva mucho tiempo, y que se excluye injustamente a las firmas más pequeñas de las licitaciones públicas, a las cuales por su tamaño les es imposible acceder a estos certificados.
Otros argumentan que el gobierno no debería decidir qué empresas son elegibles para la inversión pública en función de su impacto ambiental.
Hay un gran negocio para invertir aquí
Mientras más países exigen que las empresas sean sustentables y demuestren un impacto ambiental positivo antes de participar en licitaciones e inversiones públicas, la demanda de certificaciones ambientales y de huella de carbono va en aumento.
Es que, obviamente, hay un gran negocio ahí.
En los Estados Unidos, una de esas empresas más importantes es Green Business Certification (GBCI).
Fundada en 2008, GBCI proporciona certificación de terceros para proyectos de construcción ecológica, así como credenciales para profesionales de la sostenibilidad. Sus certificaciones, como LEED y WELL, son tan costosas como reconocidas en todo el mundo.
Otra empresa en los Estados Unidos es Carbon Trust, que brinda certificaciones de huella de carbono y otros servicios de sostenibilidad a las empresas.
Carbon Trust nació en 2001 y ha trabajado con más de mil empresas de todo el mundo. Según sus propias estadísticas, ha ayudado a ahorrar más de 90 millones de toneladas de emisiones de CO2.
Su certificación principal, el Carbon Trust Standard, goza de gran prestigio en el mundo empresarial y cada vez es más requerida por gobiernos e inversores.
Compañías que certifican a empresas sustentables en Europa
En Europa, una empresa destacada en este espacio es Global Reporting Initiative (GRI). GRI, fundada en 1997, brinda pautas para la presentación de informes de sustentabilidad y servicios de certificación a las empresas.
Sus estándares son utilizados por más del 70 por ciento de las firmas más grandes del mundo y sus certificaciones son reconocidas (y muy costosas por cierto).
Otra compañía europea en este segmento de negocio es Sustainalytics.
Sustainalytics ha crecido en los últimos años y cuenta con más de 700 empleados en 18 oficinas en todo el mundo.
Estas compañías no sólo han ayudado a promover prácticas sostenibles, sino que también han tenido éxito financiero.
Por ejemplo, Carbon Trust reportó ingresos de más de 85 millones de dólares en su último reporte financiero, mientras que Sustainalytics fue comprada por Morningstar por 279 millones de dólares.
GBCI y GRI, por su parte, ampliaron sus mercados hacia el continente asiático, especialmente en China, donde las certificaciones no eran importantes, hasta ahora.
Un dato que muestra la importancia del sector es este: Carbon Trust lanzó un bono verde de 50 millones de libras esterlinas para financiar nuevos proyectos de sostenibilidad, mientras que Sustainalytics atrajo inversiones de importantes fondos, como BlackRock, y del banco de inversiones Goldman Sachs.