- Durante la última etapa de su gira por países africanos Yellen aseguró que la economía sigue en una situación delicada.
- Alertó que luego de superar la inflación podrían aparecer efectos secundarios en los precios.
- Descartó que la situación de ahora sea similar a la de hace cuarenta años, cuando se produjo una espiral de salarios-precios.
En la última parada de su gira por países africanos, la Secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, ofreció un panorama sobre la economía. La funcionaria se mostró optimista ante lo que ella denomina “pocas posibilidades de una espiral de precios y salarios”. De ese modo, descartó que la situación actual en la nación norteamericana se asemeje a la de 1970-80.
Recalcó que los expertos buscan indicios que puedan sugerir la mencionada espiral. La misma consta de trabajadores exigiendo aumentos salariales anticipando la subida de los precios. Paralelamente, las empresas se ven obligadas a subir los precios para cumplir con los nuevos pagos de plantillas. Se trata de una situación desastrosa cuyo ejemplo más visible es Venezuela, sobre todo en los años previos a la pandemia.
De cualquier manera, la funcionaria se muestra confiada en las pocas probabilidades de que se llegue a ese puerto en EE.UU. Por otra parte, alertó de los posibles efectos secundarios de las apretadas políticas monetarias en los precios una vez que se supere la crisis de inflación. A su entender, la economía estadounidense no está en una posición cómoda.
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La desagradable espiral de precios y salarios
La economía de Estados Unidos parece estar en el final de su mal momento y preparándose para un proceso de calibración antes de la recuperación. Ese período podría ser una recesión. De ello se puede inferir que la posibilidad de una espiral de precios y salarios es remota. En tal caso, si hubo probabilidades, fue a mediados de 2022, cuando la inflación alcanzó su pico y algunos gremios amenazaban con huelgas.
Ahora los aumentos de salarios parecen perder ritmo, lo mismo que la inflación, lo que se podría tener como una buena señal. De hecho, esa fue una de las causantes de que los principales índices en el mercado de valores mostraran recientes números verdes.
Como ya se dijo, una espiral precios-salarios consiste en los trabajadores obligando a aumentos de salarios. Los hogares, afectados por la presión del alto costo de la vida, empujan a los gremios a exigir mejores pagos ante la incertidumbre de nuevos incrementos de precios. Como resultado, el consumo aumenta el volumen de liquidez en el mercado y las empresas se ven obligadas a subir los precios.
Mientras mayor sea el número de veces que ese ciclo se repita, más complejo es tomar el control. En Latinoamérica se dieron por docenas estos casos con la imposición de experimentos neoliberales y la resolución pasaba por la mal recordada política de “salarios de hambre”. Esto se traduce en congelar los salarios para bajar los precios a expensas de las poblaciones vulnerables de esos países.
De esta manera, la espiral de salarios y precios se conoce como una de las más desagradables y temidas.
No hay indicios, afirma Yellen
Teniendo en consideración lo que esa situación podría significar para el poder adquisitivo de los trabajadores, la titular del Tesoro negó categóricamente cualquier señal de aproximación. “Estamos atravesando un período inusual y difícil, pero no creo que estemos de ninguna manera de vuelta a los años 70 y 80”, apuntó. En ese entonces, se produjo la amarga experiencia de la inflación de más de dos dígitos.
“Las expectativas han estado bien ancladas, y creo que siguen estándolo” agregó. Con eso se refiere a las posibilidades de la espiral cuyos indicios buscan los economistas en las expectativas de inflación a largo plazo. “No estamos viendo la espiral. Eso no está ocurriendo”, subrayó la funcionaria. Para el mes de junio de 2022, el IPC alcanzó la temible cifra del 9,1% y, en ese entonces, las probabilidades de una situación como la descrita eran mayores, pero no ocurrieron.
De allí, la funcionaria deduce que ahora, con una inflación en retroceso, las probabilidades son menores que en junio. Según el más reciente informe, los precios al consumidor bajaron hasta el 6,5% durante el último año que concluyó en diciembre de 2022. La caía de la inflación estaría relacionada con las medidas de incrementos del precio del dinero de la Reserva Federal. Asimismo, se cuenta la relajación de las tensiones en la cadena de suministros y el retroceso de los precios del crudo.
Con esto en perspectiva, aunque Yellen no se atreve a descartar de plano la posibilidad de una espiral de precios y salarios, asegura que es poco probable. No debe perderse de vista que esta funcionaria, lo mismo que el presidente de la Fed, Jerome Powell, aseguró en 2021 que la inflación era un “fenómeno transitorio”.
El papel de las tensiones geopolíticas
Aunque la lucha contra el actual episodio de inflación en Estados Unidos parece bien encaminada, los expertos creen que no es momento de relajarse. Por ejemplo, Yellen considera que los efectos secundarios podrían expresarse en precios bajos como consecuencia de las mediadas de la Fed. Para evitar el lado contrario de la moneda, las autoridades deberían reducir los tipos.
Eso se traduce en que no debe existir margen de error en las acciones que tomen los responsables de la política monetaria. Pero este no es el único dolor de cabeza vinculado a los precios de los bienes y servicios. Para expertos como Lawrence Summers, exsecretario del Tesoro, y Kenenth Rogoff, execonomista jefe del FMI, hay muchos más peligros de los que se quisieran admitir.
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En ese sentido, aseguran que las condiciones geopolíticas están lo suficientemente alteradas como para crear más contratiempos. A esto se sumarían las crisis de deudas y, todo combinado, podría hacer que episodios de inflación y altas tasas se hagan más habituales.
El conflicto entre Rusia y Ucrania, las tensiones con China y el peligro de hostilidades entre Irán e Israel son algunos de los más evidentes focos. Pero este punto de vista parece no opacar el optimismo de Yellen sobre un futuro cercano, con tasas de interés cercanas a cero y con las pocas posibilidades actuales de una espiral de precios y salarios.
La opinión de la secretaria del Tesoro es idéntica a la de Olivier Blanchard, también exfuncionario del FMI. Este experto considera que este es el momento ideal para que los bancos centrales eleven sus objetivos de inflación del 2% al 3%.