- La FED está preparada para acelerar el aumento de los tipos de interés si los datos macroeconómicos lo hacen necesario.
- En consecuencia, la recesión sería absolutamente inevitable en 2023.
- El problema es el costo político. A poco más de un año de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, los demócratas no quieren una votación con un país en recesión.
Unas horas después de que los integrantes más agresivos del Sistema de la Reserva Federal demostraran que la evolución positiva de la economía permitía un margen para incrementar el ritmo del aumento de tasas de interés, su presidente, Jerome Powell, lo confirmó.
El ejecutivo cree que “probablemente” los tipos suban “más de lo esperado” y que la FED está preparada para “acelerar el aumento” si los datos macroeconómicos lo acreditan. En consecuencia, la recesión sería absolutamente inevitable en 2023.
En su última participación frente al comité bancario del Senado, el responsable de la institución señaló que a pesar de que la inflación bajó en los últimos meses, el proceso para restituir los precios a la meta del 2 por ciento tiene un largo camino por recorrer.
“Los últimos datos de la economía fueron más firmes de lo que se esperaba, lo que significa que probablemente el nivel de los tipos supere al estimado en un principio”, aseguró.
Es decir, Powell está preparando al mercado para una posible subida de tipos.
“Si todos los datos indicaran que está justificado acelerar el ajuste, estaríamos capacitados para aumentar el ritmo de las subidas”, señaló el presidente de la Reserva Federal.
Jerome Powell y las presiones
La respuesta de los inversionistas no tardó en aparecer. Wall Street que cotizaba con signo mixto, comenzó a perder volumen entre el jueves 9 y el viernes 10 de marzo.
El índice bursátil Dow Jones, en tanto, cayó un 0,3 por ciento, al tiempo que el Nasdaq, que llegó a ceder un 1 por ciento, cotiza en tablas.
Las Bolsas de Europa, por su parte, se vieron arrastradas por el cambio de signo y al cierre de operaciones cayeron un 0,5 por ciento.
El mercado de deuda reaccionó más exageradamente, sobre todo el mercado de los bonos a corto plazo, los más afectados por el aumento de las tasas.
La deuda de Estados Unidos con vencimiento en 2025 se acerca al 5 por ciento, récord desde mediados de 2007, poco antes de la crisis financiera. Los futuros de los fondos federales están deduciendo una tasa final que supera el 5,5 por ciento, frente al 5,2 por ciento estimado por el diagrama de puntos de la Reserva Federal, el camino a seguir según la política monetaria.
La política entre en la disputa por las tasas
Los miembros de la Reserva Federal están trabajando para desacelerar la inflación sin causar una recesión.
El dato que resalta en todo esto es el político: a poco más de un año para las próximas elecciones presidenciales, Powell está comenzando a experimentar las tensiones políticas entre los principales partidos que aspiran a la Casa Blanca.
Los senadores del Partido Demócrata se muestran recelosos frente al incremento de las tasas y empieza a resonar la posibilidad de que algunos presionen aún más sobre el presidente de la institución.
El tema es que si hay recesión, los votantes van a culpar a Biden y las posibilidades de ser reelegido se acotarán.
Jerome Powell y las consecuencias de la subida de las tasas de interés
Uno de los resortes de la Reserva Federal es la modificación de las tasas de interés, los tipos a los que los bancos pueden pedir dinero prestado al banco central.
Si la Reserva Federal sube demasiado las tasas de interés, puede tener serias implicaciones para la economía. Veamos.
Uno de los impactos más inmediatos de una subida de tipos de la Reserva Federal (o de cualquier banco central de cualquier país del mundo) es una posible recesión.
Las tasas de interés altas encarecen los préstamos, lo que ralentiza el crecimiento económico.
Si las empresas y los consumidores tienen que pagar más para pedir dinero prestado, es posible que reduzcan sus gastos, lo que puede provocar una recesión (casi sin excepción). A nivel global, esto se vio a principios de la década de 1980, cuando la Reserva Federal elevó las tasas de interés para combatir la inflación, lo que provocó un fuerte y prolongado periodo recesivo.
Otro impacto potencial de una subida de tipos de la Reserva Federal es la inflación. Si el costo de los préstamos aumenta, las empresas pueden aumentar los precios para mantener la rentabilidad.
Esto puede conducir a un proceso inflacionario, que erosiona el poder adquisitivo de los consumidores y genera costos más altos para las empresas.
En ese caso, se trataría de una estanflación, es decir, recesión con inflación. El peor de los mundos.
La idea es que los bancos centrales logren un delicado equilibrio entre mantener la inflación bajo control y, al mismo tiempo, promover el crecimiento económico.
Desempleo en el horizonte
Un tercer impacto de una subida de tipos de la Reserva Federal es el desempleo. Si los préstamos se vuelven más caros, es menos probable que las empresas inviertan en nuevos proyectos o contraten nuevos empleados.
Esto puede conducir a tasas de desempleo más altas, lo que puede tener un efecto dominó en toda la economía.
Por el contrario, si las tasas de interés son demasiado bajas, puede generar escasez de mano de obra, ya que las empresas tienen más acceso a capital barato y pueden expandirse más fácilmente.