- La aplicación de las medidas de subsidios ante la pandemia se convirtió en portadora de un problema mayor: la inflación.
- El exceso de liquidez en el mercado provocó que los precios comenzaran a subir aceleradamente hasta límites no vistos en décadas.
- Las medidas para enfriar el mercado podrían ser sumamente dolorosas para los hogares de todo el mundo.
El ultra conocido dicho de “la medicina es peor que la enfermedad” parece rondar la mente de los analistas macroeconómicos. Superar la inflación se ha convertido en un verdadero desafío para los bancos centrales tanto en los países desarrollados como en las economías emergentes. Las medidas para bajar los precios llegarán a un costoso precio para las poblaciones de menores ingresos y grupos marginados.
En consecuencia, si las subidas de los precios al consumidor son dolorosas, una recesión podría costar mucho más a la economía social. Pero la ortodoxia parece no dar alternativas para los creadores de las políticas monetarias. De tal manera, la inflación solamente tiene una cura posible y es por medio de las subidas del precio del dinero. Con eso se busca que la escasez de liquidez se encargue de controlar los altos precios de los bienes y servicios.
Aunque pueda taparse con cualquier cantidad de eufemismos, la lucha contra la inflación tiene un precio muy alto y los hogares deben pagarlo. En ese sentido, el desempleo, el recorte de los ingresos, la destrucción del consumo minorista y la contracción del crecimiento son indispensables para que el dinero tenga nuevamente valor de compra. En otras palabras, se trata de destruir la demanda a latigazos para que las mercancías no completen su ciclo. Así, la ley de la oferta y la demanda se encarga del resto.
Artículo relacionado
Protestas anti inflación podrían generar inestabilidad política en Europa
Las sanciones contra Moscú cobraron un efecto bumerán que impacta directamente en los presupuestos de los hogares europeos. Miles de...
Superar la inflación empuja la población a la pobreza
Con una baja tasa de desempleo y una población recibiendo buenos salarios y gastando en grandes cantidades, es imposible superar la inflación. De allí que sea necesario socavar todos esos elementos para evitar que los precios altos se conviertan en un elemento prolongado que se una a un agudo estancamiento (situación de estanflación). Por ello, los bancos centrales suben las tasas de interés.
La subida de tipos consiste en que las empresas dejen de pedir prestado para cumplir sus planes de producción. Al ser altos los intereses de los créditos, las compañías se abstienen de solicitar dinero y, como resultado, su producción desciende. Asimismo, al estar inactiva buena parte de su capacidad de producción, los ingresos se van a pique, por lo que es necesario deshacerse de los gastos para entonces innecesarios como la mano de obra.
Para evitar la quiebra, las empresas despiden parte de sus nóminas, lo que va creando una bola de nieve. El círculo vicioso se retroalimenta en que mientras sube el desempleo bajan los ingresos de los hogares y con ello el consumo. La caída del consumo acentúa la pérdida de ingresos de las empresas, las cuales se ven obligadas a despedir más y más. Si las subidas de tipos son muy agresivas, se corre el riesgo de que las consecuencias sean espantosas.
Visto este panorama indeseado, se puede tener certeza de que superar la inflación se convierte en el camino más seguro hacia la recesión. Todo el escenario descrito arriba se trata precisamente de una recesión, la misma que si se hace incontrolable puede llevar a una depresión. Por ahora, las principales economías del mundo están al borde de la primera y casi todos los analistas concuerdan en que es inevitable. En lo referente a la depresión, prefieren guardar silencio.
De cualquier manera, la peor parte de una contracción que resulte de las subidas de tipos se la llevarán los grupos más vulnerables. Se incluyen los inmigrantes, los trabajadores jóvenes, los grupos discriminados y los hogares de bajos ingresos.
¿Cómo se expresarán las consecuencias en Estados Unidos?
En la primera economía mundial, el tema de la inflación y de las subidas de tipos se convierte en uno de los más caldeados. El sector de la mano de obra hasta ahora ha sido sumamente resistente a las violentas subidas de tipos de interés realizadas por el banco central. Sin embargo, todo indica que en algún momento la fortaleza se vendrá abajo de manera dramática.
Desde la Reserva Federal ven como algo indispensable congelar el mercado de empleo, el cual se encuentra en el mejor momento en más de medio siglo. Por cada trabajador buscando empleo existen 1,7 ofertas de trabajo disponibles. Según el más reciente informe (septiembre de 2022), el desempleo se ubica en 3,7%, lo que equivale a unos 6 millones de personas paradas. Entretanto, la Fed espera que la tasa suba hasta 4,4% para finales del próximo año.
Esto se traduce en aproximadamente 1,2 millones de personas despedidas en un período aproximado de un año. Los efectos de esto serían un fuerte golpe para los presupuestos de millones de personas en todo el país norteamericano. “Desearía que hubiera una manera no dolorosa de hacerlo, pero no la hay”, expresó el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, a propósito.
Pero los resultados serían peores de lo que esperan las autoridades financieras. Por ejemplo, desde el Bank of America sopesan la posibilidad de que para esa fecha el índice de desempleo ascienda a 5,6%, es decir, 3,2 millones de personas más sin trabajo. Asimismo, los especialistas del Fondo Monetario Internacional afirman que superar la inflación más alta en 40 años requiere una cifra mucho más amplia. En consecuencia, esperan que “el remedio” cueste 6 millones más de desempleados, lo que equivale a una tasa de 7,5%.
De no llegarse a tal punto, las medidas actuales de enfriamiento por medio de la subida de tipos serían inútiles. La terrible certeza es que las autoridades deben ser radicales para evitar que la inflación se convierta en un fenómeno de prolongada duración.
Se requiere más agresividad de la Fed
El actual dominio de los halcones en las decisiones del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) parece no ser lo suficientemente agresivo. Las fuertes medidas de subidas de tipos no han evitado que la inflación se mantenga por encima del 8%, lo que es un marcado contraste con el objetivo del 2% de las autoridades financieras. De allí que las subidas de tipo en 2023 podrían ser mayores de lo que la Fed quiere admitir ahora.
“La mayor inflación en 40 años en EE.UU. reclama soluciones agresivas por parte de la Fed a pesar de que eso dañe el empleo y el estándar de vida de millones de personas”
El asunto complicado surge en el escenario en que la Fed decida que ya es suficiente. Así, un error de cálculo por parte del banco central podría sumergir la economía en una prolongada recesión si van demasiado lejos. Al otro extremo, si las subidas se quedan cortas, la economía continuaría herida y todavía con altos precios. Se trata de un proceso dramático que, mientras se desarrolla, dañará los estándares de vida de millones.
“Una cosa que se ha convertido en un debate muy abierto y un subtexto muy importante para todas las peleas es la cuestión de si la Reserva Federal puede aumentar el desempleo solo un poco”, expresa Mike Konczal de Roosevelt Institute. Agrega que “con cada millón de persona que pierden sus trabajos es mucho más difícil reintegrarlos más adelante [a la fuerza laboral]”. Alerta que la Fed probablemente caíga en una situación de sobrerreacción.
La posición del banco central estadounidense es una de las menos envidiables en estos momentos, puesto que el dilema es negativo en ambas direcciones. Superar la inflación es claramente la meta, pero hacerlo podría condenar a la pobreza o a la pobreza extrema a una gran capa de la población.
Para aumentar el drama, a este complejo escenario se suman otros elementos dañinos para la economía como los altos precios de las materias primas. La OPEP+ se encuentra en una postura de confrontación para mantener altos los precios del petróleo a toda costa, lo que garantiza que la inflación continuará caliente debido a los precios del combustible. Y como si esto no fuera suficiente, se suman las consecuencias de la guerra en Ucrania.
Artículo relacionado
La relación entre la inflación y el plan de estímulo de Biden
Los políticos de la tolda republicana atacan el plan de estímulos de Biden y lo consideran como el principal culpable...
El consuelo de dañar el menor número posible de personas
Uno de los aspectos que podría servir de consuelo para las autoridades financieras es que las medidas dañan a menos personas que la inflación. Esto se traduce en que la inflación afecta absolutamente a toda la población, mientras el desempleo y la recesión solo a una parte. En ese sentido, es más sencillo para las autoridades tomar medidas de ayuda para los parados.
La asistencia gubernamental durante la actual administración demócrata es un tema delicado. La magnitud del paquete de estímulo de $1,9 billones entregados a las familias es señalado como el culpable de la inflación por parte del ala conservadora. Pese a ello, las autoridades estarían más que dispuestas a brindar asistencia de desempleo más allá de los 6 meses a las personas que queden paradas.
Más allá de esto, se destaca que existen grupos de despedidos que les llevará más tiempo reintegrarse incluso luego de que concluyan las asistencias y la recesión. No se necesita rasgar mucho la superficie para descubrir que esos trabajadores pertenecen a las capas bajas. Entre ellos se cuentan los trabajadores no especializados o educados, la población de color, mujeres y latinos.
De tal manera, el hecho de que superar la inflación requiera medidas dolorosas se convierte en una de las mayores injusticias del sistema. Si el panorama luce aterrador en la principal economía mundial, es de esperar que en el resto del mundo los problemas que se generen sean mayores. Descontado es que en Europa las condiciones serán asfixiantes durante largos años hasta que las autoridades consigan alternativas a los recursos naturales rusos.
En las regiones periféricas de Europa, América Latina, Asia y África se espera que la seguridad alimentaria esté en un peligro incluso mayor que el actual. En la mayoría de estos casos buscar una solución “menos dolorosa” se hace cuesta arriba debido a la fortaleza del dólar estadounidense, lo que se traduce en una superior ralentización del crecimiento en las economías emergentes.
El “aterrizaje suave” se convirtió en una utopía
Volviendo a Estados Unidos, los inversores en el mercado de acciones también continuarían sufriendo los embates de la situación. La caída de los principales índices ha acentuado las pérdidas de las empresas que sostienen la economía de esa nación. En el caso de una recesión, las pérdidas no harían más que extenderse en una profundidad mayor y por un período más largo de tiempo.
Para evitar el último escenario, la Fed apuesta por una maniobra con pinzas, pero Wall Street la considera utópica dado el panorama. De tal manera, los principales afectados serán los trabajadores y las empresas del sector de construcción y préstamos hipotecarios. Seguidamente, se encuentran los trabajadores de establecimientos minoristas y venta de coches y otros productos discrecionales. En el mismo orden, se cuentan las empresas tecnológicas, cuya valoración gira en torno al estado de sus acciones.
Precisamente, para evitar el caos que se desataría en estos sectores con las subidas de tipos o una recesión, la Fed buscaba el aterrizaje suave. Este último significa herir la economía, pero no tanto como para provocar una recesión. La mayoría de los expertos son pesimistas sobre la posibilidad de superar la inflación sin llegar al escenario de la contracción a gran escala.
Sea como sea, las cartas parecen estar echadas y la economía se encuentra en una situación que reclama avanzar y ver qué sucede. Ahora es indiferente si el culpable de la inflación fue el plan de estímulos de Biden, el anterior de Trump, la lentitud de la Fed o el trabajo remoto.