El llamado “apocalipsis retail” parece haberse acelerado en los últimos años. Y más aún en los meses de influencia de la pandemia de Covid-19.
Es que el avance de las compras online por sobre las “físicas” está generando que el cambio, que era lento, se haya acelerado de forma vertiginosa.
En este contexto, el futuro de los centros comerciales y el de las grandes oficinas está en una nube de incógnitas. Aunque los inversores y propietarios de esos espacios son optimistas, hay muchas dudas respecto de su futuro inmediato.
Todos sabíamos que esto iba a ocurrir. Y que iba a suceder primero en los países más desarrollados.
En los Estados Unidos, por ejemplo, el ritmo al que se están reconvirtiendo edificios de salones de compras de todos los tamaños en centros logísticos de comercio electrónico es cada vez más veloz.
En los centros comerciales más grandes y, en especial, en los que están cerca de las grandes ciudades, esto es realmente impresionante.
Según la firma estadounidense de servicios inmobiliarios comerciales CBRE, entre 2017 y julio de 2020, en ese país, 60 proyectos reconvirtieron 1,30 millones de metros cuadrados de espacio comercial en 1,44 millones de metros cuadrados de espacio industrial. El estudio dice, además, que esa tendencia va a continuar.
En paralelo, otra gran parte del espacio comercial está desapareciendo y se está convirtiendo en cocinas oscuras (“dark kitchen“) o en puntos de entrega de servicios logísticos de alimentos, por ejemplo.
Mientras tanto, el trabajo remoto (que se aceleró con la pandemia) está golpeando en la demanda de oficinas, uno de los segmentos de negocios más lucrativos de los bienes raíces comerciales.
En línea con el cierre de centros comerciales, también dejan de trabajar o se reconvierten las compañías dedicadas al alquiler de esos espacios.
Distintas investigaciones dicen que la desconcentración de la actividad comercial y de oficinas en las grandes ciudades puede desembocar en un aumento de la oferta de trabajo en áreas metropolitanas más pequeñas.
Aparentemente, la tendencia muestra que los grandes centros de logística buscarán ubicarse en ciudades con alquileres más bajos, lo que generaría un aumento de la demanda de bienes raíces en lugares menos concentrados.
Esto se potenciará a partir de que muchos empresarios y trabajadores han descubierto los beneficios del trabajo remoto y la vida fuera de las áreas urbanas de alta densidad.
De la misma forma deberán adaptarse las empresas de bienes raíces, que tendrán que ofrecer espacios alternativos para el trabajo, con soluciones flexibles y adaptables a los nuevos tiempos.
En los grandes malls, lo que se está viendo como tendencia es que se han flexibilizado de manera radical la firma de los contratos, como única forma de evitar que los clientes se vayan.
Los dueños ofrecen alquileres más bajos, con acuerdos más cortos en el tiempo. Nadie se arriesgaría a firmar algo por tres, cuatro o 10 años.
También las condiciones de renta son menores.
Un nuevo paradigma
Sólo en 2019 el sector del retail en los Estados Unidos cerró al menos 6.000 grandes mall de compras, un número que fue mayor que el de 2018. En 2020, el panorama es aún más oscuro.
Muchos de estos lugares se estaban reconvirtiendo: en lugar de alquilar a grandes tiendas de ropa o juguetes (como Toys “R” Us) o bancos, empezaron firmar contratos con hoteles. El problema es que llegó la pandemia y ese sector fue (y está siendo) uno de los más afectados.