- Este fin de semana, el UBS Group anunció la compra de su rival Credit Suisse por más de $3 mil millones de dólares.
- Las directivas de ambas instituciones tendrían poco interés en la fusión, pero las autoridades suizas presionaron el acuerdo.
- Las consecuencias de esta transacción para UBS podrían ser considerables, puesto que heredaría algunos de los problemas de su rival.
Este fin de semana se conoció que UBS Group y Credit Suisse llegaron a un acuerdo de compra que evitaría daños mayores al sistema financiero. Tal como reportó Investor Times, la venta se realizó por $3,25 mil millones y habría sido empujada por las autoridades del país europeo. Se trata de una transacción entre empresas privadas cuyos principales protagonistas fueron funcionarios del gobierno.
Las directivas de ambos bancos no estarían felices, según rumores de The Street y otros portales de noticias. Esto último se habría hecho evidente durante la rueda de prensa en la que se anunció la transacción. Al centro de la mesa estuvieron los funcionarios gubernamentales, mientras los directivos de los bancos estuvieron en los extremos.
En todo caso, el asunto es que la fusión entre los dos bancos rivales se habría llevado adelante con muchos riesgos para el comprador. Aunque las pérdidas en la bolsa pudieron recortarse relativamente, una serie de problemas se mantendrían a flote a la espera de soluciones. Cabe destacar que entre los principales afectados estarían los trabajadores de ambas instituciones financieras.
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La unificación entre UBS y Credit Suisse “garantiza estabilidad financiera”
El punto central de esta unificación entre UBS Group y Credit Suisse estaría enfocado en que mantendría la estabilidad del sistema financiero de esa nación. Sin embargo, eso traería problemas adicionales para UBS, un banco que hasta el momento estaba bien parado y que ahora tendrá que cargar problemas ajenos. De cualquier manera, a pesar de que la fusión debería ser una garantía de estabilidad, la confianza hacia el sector bancario no mejoró del todo.
Las ventas de acciones por parte de los inversores y los retiros de depósitos continúan en decenas de bancos de Occidente. “Se ha encontrado una solución para garantizar la estabilidad financiera y proteger la economía suiza en esta situación excepcional”, expresó el Banco Nacional de Suiza en un comunicado reciente que contrasta con el caldeado ambiente.
En medio de este escenario, los máximos ejecutivos de los bancos no parecían contentos con la absorción. La expectativa es que ahora deban proceder a despedir a miles de trabajadores de ambas firmas para enfrentar los problemas que se vienen arrastrando. Los despidos serían mayores a los que esperaban antes de la fusión y se contarían por “varios miles”, según el presidente de UBS, Colm Kelleher y de la propia cabeza de finanzas del país europeo.
Por su parte, los funcionarios gubernamentales, como la arriba nombrada ministra de finanzas, Karin Keller-Sutter, destacaron que el peor escenario habría sido la bancarrota. La fusión del UBS y el Credit Suisse habría descartado la última posibilidad, aseguró. Mientras tanto, Kelleher resaltó que el plan para esta nueva etapa consiste en la contracción del negocio de inversión del Credit Suisse. Con esto habría una compaginación con la cultura de riesgo conservadora de UBS, expresó.
La unificación de los bancos suizos vista desde afuera
Es importante tener en consideración que los dos bancos tienen negocios dentro de Estados Unidos. De allí que los bancos centrales (Reserva Federal y Banco Nacional Suizo) de los dos países trabajaron de cerca el proceso. Las instituciones del país norteamericano saludaron la fusión y manifestaron sus deseos de que la misma sea una garantía para la estabilidad para la nación helvética.
“Acogemos con satisfacción los anuncios realizados hoy por las autoridades suizas en apoyo a la estabilidad financiera. Las posiciones de capital y liquidez del sistema bancario estadounidense son sólidas, y el sistema financiero estadounidense es sólido”, se expresó en un comunicado conjunto de la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro.
La dirigente suiza de finanzas, Keller-Sutter, aseguró haber mantenido conversaciones con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y con el canciller británico, Jeremy Hunt, para explicarles los escenarios inminentes. Entre otras palabras, destacó que miles de trabajadores de los dos bancos sentirían el impacto. Con eso confirmó que se aproxima una importante oleada de despidos. Este se convierte en uno de los principales problemas para los dos bancos que recién anunciaron la unificación. Al ser instituciones con presencia internacional, los representantes de otros países mantienen la comunicación.
Vale la pena recalcar que ambos, tanto el Credit Suisse como el UBS, ya tenían planes de despidos anteriores a la actual crisis. Eso puede dar por seguro que se aproxima un ambiente tóxico para miles de hogares dependientes laboralmente de esas instituciones. En octubre de 2022, el primero de estos bancos anunció un plan de despido de unos 9,000 empleados.
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Las nóminas de los dos bancos
Hasta finales de 2022, el Credit Suisse contaba con unos 50,000 empleados en todo el mundo. De estos, 16,000 estaban dentro de Suiza y su balance ascendía a medio billón de dólares estadounidenses. En cuanto a sus sedes, las unidades de inversión estaban en Londres y Singapur. Mientras tanto, en los Estados Unidos las mismas se encuentran en Boston, Chicago, Houston, Los Ángeles, Nueva York y San Francisco.
En cuanto a la división de tecnología, esta se divide entre Polonia e India, países en los que el Credit Suisse emplea miles de trabajadores. Mientras tanto, la platilla de su rival es considerablemente mayor. En la misma figuran unos 74,000 empleados en todo el mundo y cuenta con un balance de $1,1 billones de dólares en activos.
Con todo esto se puede dar por hecho que la cantidad de despidos va a ser descomunal. En consecuencia, la cifra dependerá de la profundidad de la crisis. Más allá de que la compra y la fusión tengan un final feliz, no se debe perder del radar el hecho de que una crisis de confianza podría ser la próxima estación. En otras palabras, la herencia de los problemas del Credit Suisse ahora es traspasada al UBS. Se trata de una posición incómoda para los inversores y clientes.
Considerando estos preocupantes detalles, el acuerdo con las autoridades pasa por respaldar y servir como colateral en caso de que las cosas salgan mal. Así, el UBS habría puesto como condicionante un rescate en caso de que los problemas del banco hundido le afectaran en su modelo o ingresos. Eso significa que el banco central debe responder en caso de un descalabro del poderoso UBS.
El mayúsculo respaldo de las autoridades
La garantía que dan las autoridades a la directiva del UBS es una de las más tranquilizantes para los inversores, al menos en teoría. El nuevo banco que surge de la absorción cuenta con todo el apoyo del poder financiero del gobierno federal suizo. Y no podría ser de otra manera teniendo en cuenta el delicado estado de la confianza de inversores y clientes.
Por otra parte, para tener una idea de las dimensiones del coloso que surgirá de la fusión, se destaca el tamaño de sus activos. Ahora, el balance del UBS será superior al de sus competidores Goldman Sachs y Deutsche Bank. No por nada se trata de la fusión más grande del sector financiero desde la crisis de 2008, de la cual pocos quieren hablar ahora.
La ya mencionada crisis de confianza importada desde Estados Unidos golpeó directamente al Credit Suisse, el cual era el eslabón más débil. Ese banco estaba en un estado de avanzados problemas, por lo que no es de extrañar que sus compradores deseen una garantía de un “producto defectuoso”. Teniendo todos esos puntos en consideración, las autoridades no han perdido tiempo en ofrecer tales garantías.
El banco central respondió de manera afirmativa a la solicitud del UBS de un respaldo por la compra del Credit Suisse. Ese apoyo financiero serviría en caso de que los problemas del segundo le afecten en forma de demandas o multas. El respaldo consiste en 9,000 millones de francos debido a los riesgos que el banco está asumiendo.
La directiva del UBS teme haber hecho una mala compra, pero los funcionarios no les habrían dejado otra opción. Ahora deberán asumir las consecuencias de las políticas problemáticas de su antiguo rival.
El argumento de la compra forzada por la presión gubernamental estaría amparado en el poco deseo de los tratantes de llevar adelante la compra. Ambas directivas estaban convencidas de que el plan de reestructuración daría resultados satisfactorios. Pese a ello, las autoridades no quisieron exponer el sector financiero a mayores incertidumbres y pusieron fin a un banco que data del siglo XIX.