La reaparición de brotes de Covid-19 en el territorio chino podría desembocar en una considerable ralentización del crecimiento económico de ese país en 2022. Como efecto directo de ese escenario, un importante grupo de empresas estadounidenses también verían afectados sus ingresos.
Hace algunas semanas, las autoridades de China anunciaban un ambicioso pronóstico de crecimiento de 5.5% de su producto interno bruto (PIB). Si lucía como una tarea compleja de cumplir, la aparición de nuevos brotes del virus parece eliminar cualquier posibilidad.
Ahora se espera una fuerte desaceleración del crecimiento, puesto que las políticas de “cero tolerancias” afectan sectores sensibles. Asimismo, la crisis hipotecaria renace y el consumo minorista, que daba señales de vida, ahora estaría dispuesto a hundirse nuevamente junto con el sector de manufactura.
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¿Cómo afecta este escenario a las empresas estadounidenses?
China es una fuente de mano de obra barata para empresas de todo el mundo, sobre todo para las estadounidenses. Sin embargo, episodios como el actual golpean de manera ruda a esas compañías instaladas dentro de las fronteras del país asiático.
El rango de compañías extranjeras en China es mucho más amplio y no se limita a la mano de obra. También son numerosas las firmas que se instalan en búsqueda del masivo mercado de consumo chino. Ahora, todas en su conjunto deben acatar las directrices de Pekín y cerrar las puertas cuando se les ordene.
La política radical de China con el virus ha causado grandes sufrimientos a todos los sectores comerciales e industriales del país. No obstante, las autoridades no tienen la más mínima intensión de relajar esas medidas. Según aseguran, la prioridad es salvar vidas de seres humanos antes que la economía.
En otras palabras, para Pekín la economía se recupera, no así las vidas. Pero en medio de esa visión, las empresas estadounidenses y de cualquier nacionalidad ven diezmados sus ingresos. Se destaca que aun permaneciendo abiertas, los ciudadanos no acudirán a ellas si las autoridades les ordenan guardar cuarentena.
Las medidas radicales de contención del virus
Como ya se resaltó, las políticas de China para contener la propagación del virus son las más radicales del mundo. Al mismo tiempo, son seguidas de manera disciplinada por parte de la población. Bajo la denominación de (tolerancia cero) las autoridades aplican bloqueos y prohibiciones totales de empresas, viajes, población y educación de acuerdo al nivel de alerta de brotes.
Actualmente, los brotes son de tal magnitud que hasta los sectores de construcción y fabricación también podrían ser cerrados. En medio de este escenario, las personas encerradas en sus casas no saldrían a gastar, ni a trabajar en las empresas extranjeras que hacen vida en el país, sobre todo en las estadounidenses.
“Si el crecimiento del mercado chino se desacelera, habrá un impacto significativo en los ingresos de estas empresas, y será difícil de compensar en cualquier otro mercado global”
Las consecuencias para el mercado financiero de Estados Unidos pueden ser mayores de lo que pudiera parecer a simple vista. Desde hace décadas, China es un paraíso para empresas de la talla de Starbucks, Apple y actualmente para otras como Tesla, la cual es un pilar de las empresas tecnológicas del Nasdaq 100. Con respecto a esta última firma debe tenerse en cuenta que la misma posee una gigantesca planta de fabricación en Shanghái.
“Si el crecimiento del mercado chino se desacelera, habrá un impacto significativo en los ingresos de estas empresas, y será difícil de compensar en cualquier otro mercado global”, expresa Zennon Kapron, director de investigación de Kapronasia, consultado en medios locales.
Irse de China no es una opción para las empresas estadounidenses
Las ventajas de establecerse en China, como resaltó Kapron, no son compensables en otros mercados dada la magnitud de la segunda potencia económica mundial. En ese sentido, se debe tener en cuenta que el problema relacionado con el Covid-19 es pasajero, mientras el mercado de consumo del país asiático no solo permanecerá, sino que continuará incrementándose a pasos acelerados.
Para tener algunos datos en contexto, se destaca que el mercado de consumo interno de ese país estaba valorado en $7 billones de dólares en 2021. Como si esa cifra fuera baja, para 2022 creció en 12.5% según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas. Paralelamente, el Consejo de Estado pronosticó que entre 2021 y 2025, ese país se convertiría en el principal mercado de bienes de consumo de todo el mundo.
Esta realidad crea un dilema para las empresas estadounidenses entre una costosa reubicación fuera de China para evitar pérdidas o quedarse soportando estas pérdidas. Por ahora, la mayoría de las firmas extranjeras en territorio chino estarían cruzando los dedos para que el virus sea controlado.
Lo cierto de todo este escenario, es que la economía está en un estado de limbo, el mismo que se va convirtiendo en pérdidas en la medida que pasan los días. Por ahora, un gran número de fábricas permanecen cerradas e incluso el tráfico terrestre de camiones, según el New York Times.
La gravedad del nuevo brote de coronavirus
Recientemente, se reportó que el nuevo surgimiento en los casos de covid-19 en China traería consecuencias negativas de mucho peso para ese país. Del mismo modo, los efectos también se notarán para cualquier empresa que tenga instalaciones dentro de ese país. Es poco probable que Pekín esté dispuesta a bajar el tono de las medidas de resguardo.
Esto último se debe a que el brote de infecciones es el mayor desde que iniciara la pandemia a principios del año 2020. Aunque el plan inicial de las autoridades era controlar el brote en un tiempo aproximado de una semana, los planes parecen no estar saliendo de manera satisfactoria. Ante las dificultades para frenar los contagios, solo se puede esperar que las autoridades radicalicen aún más las medidas.
“Durante los últimos tres días, hasta el martes, las autoridades reportaron un total de 12.000 nuevas infecciones en el territorio chino”
Tal escenario no podría ser peor para la economía, puesto que se traduce en un golpe fuerte para las empresas, tanto locales como estadounidenses. Durante los últimos tres días, hasta el martes, las autoridades reportaron un total de 12.000 nuevas infecciones en el territorio chino.
Aunque los números puedan parecer moderados en una población de casi 1.500 millones de habitantes, las autoridades lo consideran casi una calamidad. Durante los dos años de pandemia, el Partido Comunista se ha presentado ante el mundo como el único organismo capaz de controlar el virus. En consecuencia, perder el control ahora significaría poner en duda su convicción de “superioridad política mundial”.
En todo caso, la economía de la segunda potencia mundial parece golpeada debido a una visión exagerada de las autoridades. Comparado con los países europeos, con poblaciones varias veces inferiores a la de China, el problema de Pekín con el virus luce como un juego.
La magnitud del problema para las empresas estadounidenses
Para tener una idea puntual del verdadero impacto de esta situación problemática en la economía de China para las empresas de EE.UU. basta tomar a una de ellas como ejemplo. En este caso Starbucks, la compañía vendedora de los adictivos cafés que traen fuera de sí a los estadounidenses desde hace años.
Resulta que el apego de los norteamericanos hacia esta marca de café, es el mismo que sienten los chinos. En Estados Unidos, esta empresa cuenta con unos 15.500 establecimientos y en China con 5.557, según datos tomados del portal Fool.com. A pesar de esta diferencia, se debe tener en consideración que durante el primer trimestre del año, esta firma abrió 484 establecimientos nuevos, de los cuales 197 correspondieron solamente a China.
De este modo, Starbucks se convierte en una de las empresas estadounidenses más sino dependientes en cuanto a negocio e ingresos. La razón para que esto sea así, es que el retorno anual de los establecimientos abiertos en China es del 70%. Mientras tanto, el ROI de aquellos en Estados Unidos es de 55%. En el país asiático no se enfrentan al problema de la escasez de mano de obra.
En este contexto, se puede afirmar que en un prospecto de caída de los ingresos debido al covid-19 en China, sería mal visto por parte de los tenedores de acciones. Dicho de otra manera, el lento crecimiento de la economía China puede afectar a decenas de firmas de EE.UU. en su cotización bursátil de la misma manera que lo haría con Starbucks. Esta empresa guarda un silencio hermético, lo mismo hace su rival Petee’s Coffee.
No todos salen perjudicados con los problemas de China
La inminente baja de poder del sector de manufactura de China, se presenta como una oportunidad de crecimiento para otros mercados del sudeste de Asia y también del Pacífico. De acuerdo a la visión de Rajiv Biswas de IHS Markit, las economías de esa otra región podrían mitigar los problemas que se presentasen en la cadena de suministros global.
Entre los mercados que pudieran asumir el papel de China, aunque fuera de manera temporal, se encuentra algunos de cierta influencia como el Malasia. Junto a este, se encuentran los de Indonesia, Tailandia, Filipinas y Vietnam. Combinados, estos representan un mercado valorado en $3.8 billones de dólares.
Hacia estas regiones comerciales podrían migrar algunas empresas estadounidenses radicadas en China. Se trataría de una situación similar a la vivida durante la peor parte de la guerra comercial iniciada por la administración de Donald Trump. Para esa época, algunas empresas continuaron su producción en suelo chino, pero las mercancías eran trasladas a los puertos de esas otras naciones para evitar las sanciones.
Aunque la diferencia ahora es notable porque el problema radica en la propia producción, algunos de los mencionados mercados podrían ser albergues de algunas de las plantas de ciertas multinacionales de Estados Unidos.
De esta manera, las economías asiáticas podrían recibir órdenes de mayores pedidos en caso de que la industria china reciba una sacudida en medio del problema que enfrenta.
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Más allá de la pesadilla para las compañías norteamericanas
Pero el problema del virus en China no solo sería un problema para las empresas norteamericanas que se encuentran en el sitio. Esta situación podría alargar la pesadilla relacionada con los cuellos de botella en las cadenas de suministros. Por ejemplo, el cierre de la ciudad de Shenzhen, donde se producen partes vitales para smartphones y coches generaría nuevos problemas de escasez y altos precios.
Entre las compañías afectadas, se destaca la gigante tecnológica Apple, cuyo negocio se encuentra estrechamente atado a la producción china. Pero el problema de la cadena de suministro afecta de la peor manera a regiones de todas partes del mundo que requieren bienes desde el país asiático.
“Las empresas europeas, asiáticas y estadounidenses sufrirán su parte independientemente de que se encuentren dentro o fuera de China”
Mientras tanto Pekín sigue batallando para contener el virus. La posibilidad de que su política bandera de contención fracase traería un verdadero descalabro a la economía global, la cual se encuentra muy mal parada en su camino de recuperación.
Dentro de Estados Unidos, este problema podría unirse a otros ya conocidos para mantener la inflación en pronunciado ascenso. Recientemente, el presidente de la FED, Jerome Powell, alertó que el panorama no se veía bien. Como respuesta, continuó, el banco central podría tomar medidas más radicales para frenar la inflación. Se espera que estas consten de subidas de tasas de interés aproximadas a los 50 puntos básicos y no las recientemente anunciadas de 25 puntos.
¿Qué pasaría si China flexibiliza su política de contención del virus?
Si el problema económico que afecta a China es consecuencia de sus políticas radicales de contención del virus, ¿no sería práctico abandonar esas medidas? Aunque pueda parecer lógico, la realidad no es tan mecánica como para funcionar de esa manera. Una expansión del virus en un país de población tan basta podría ser letal para la economía mundial.
El país podría tardar años en recuperar las pérdidas de mano de obra si las muertes por el virus se salen de control. Sería el peor de los escenarios para las empresas estadounidenses, chinas y de todo el mundo, las cuales tendrían dos opciones: perder o perder más. Por ahora parece imprescindible respaldar la política de las autoridades.
Con este nuevo episodio, la pandemia se resiste a abandonar el escenario mundial y reclama protagonismo nuevamente.