El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, exigirá las ventas de coches eléctricos a las concesionarias como parte de acelerar sus metas de transición. Asimismo, manifiesta el deseo de reducir el consumo de petróleo y gas para cumplir el plan de reducción de emisiones.
Ese plan de reducción cuenta con varias fases, la primera de ellas, estaría propuesta para el año 2030. En ese sentido, las autoridades anunciaron que impondrán medidas de ventas de vehículos tendientes al cumplimiento de los puntos planificados.
Así, para el año 2026, el 20% de las ventas de coches livianos nuevos correspondería a vehículos de cero emisiones (ZEV). Igualmente, para el año 2030, esas ventas ocuparían un 60% y el 100% para el año 2035. Se trata de objetivos ambiciosos de las autoridades que buscan limpiar el aire sin alterar el desarrollo económico.
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Los coches son uno de los objetivos principales del plan de reducción de emisiones
La importancia que el gobierno de Canadá otorga al sector de transporte en su plan de reducción de emisiones, es notable. En el caso de los vehículos medianos y pesados (MHDV), las autoridades esperan que las ventas de estos, en modo eléctrico, aumenten 35% para 2030.
Es importante mencionar que el informe sobre este plan no contempla esta categoría como un mandato obligatorio como sí lo hace con los coches pequeños. Pese a ello, para dar mayor impulso al cumplimiento de estas metas, el gobierno anunció valiosos estímulos.
Uno de ellos consta del aumento del programa de reembolso activo sobre vehículos eléctricos. El mismo se llevaría hasta los C$1.7 mil millones de dólares canadienses, lo que equivale a US$1.36 mil millones aproximadamente.
De esta manera, gran parte de los usuarios que deseen adquirir uno de estos coches obtendrá beneficios de descuento pagados por el Estado. Con este paso, Canadá se une a un considerable número de países desarrollados que cuentan con ambiciosos objetivos relacionados con la disminución de su huella de carbono.
El programa podría ampliarse más
Por otra parte, se destacan las informaciones de los medios locales acerca de la posible ampliación del mencionado programa. Esto último ocurriría durante el próximo presupuesto federal en el que se incluirían los descuentos para coches eléctricos usados y algunas marcas de lujo. Entre estas últimas, se destacan algunos modelos como camionetas todoterreno y modelos Suv.
“El sector de transporte contribuye con el 25% de las emisiones y, además, durante los últimos 17 años, la huella de carbono del mismo ha crecido en un 16%”
Otro de los aspectos que toma en cuenta el gobierno, es el aporte de unos C$400 millones en fondos adicionales para complementos de los coches eléctricos. Básicamente, estaciones de recarga de baterías. Con estos fondos, se agregarían unos 50.000 puntos de recarga para estos vehículos movidos por energía, afirman portales especializados.
El foco de atención de las autoridades en el sector de transporte para encaminar la reducción de emisiones, se debe al gran peso del mismo en la huella de carbono. Según el este plan, solamente este sector contribuye con el 25% de las emisiones y, además, durante los últimos 17 años la huella de carbono del mismo ha crecido en un 16%.
Debe destacarse que, por parte de la industria automotriz, se están haciendo acelerados esfuerzos para una rápida transición hacia coches limpios. Marcas como Ford o GM vienen acelerando su incursión y expansión hacia el sector. En el mismo se encontrarían con poderosos rivales distintos a los tradicionales, entre los que destacan algunas empresas tecnológicas.
La reducción de las emisiones es una lucha difícil para Canadá
Las autoridades del país norteamericano adelantaron que está en marcha un impuesto a las emisiones de carbono. En otras palabras, se pondría un límite a las empresas más contaminantes, aunque quedaron muchos cabos sueltos sobre este anuncio. Por ejemplo, cuál sería el límite y el porcentaje del impuesto.
Se debe tener en consideración que ese impuesto podría afectar de manera sensible el sector de hidrocarburos. El mismo representa un 10% de toda la producción económica canadiense, por lo que las pérdidas que un impuesto ocasionara pudieran tener un impacto directo en el propio PIB de esa nación. En todo caso, las autoridades se limitaron a dejar en suspenso el tema con un indefinido “muy pronto”.
Dicho esto, se entiende que la reducción de emisiones planteada por las autoridades de Canadá tiene como principal obstáculo, no la industria de vehículos, sino la de materias primas, es decir, petróleo y gas, mientras que la de transporte se ubica en el segundo lugar. Cabe destacar que entre todos los sectores que se tocarán, se alcanzará una disminución total entre 40% y 45% de las emisiones del país para 2030.
Estas aspiraciones gubernamentales son ambiciosas teniendo en cuenta lo arraigado de la industria de hidrocarburos en ese país. “Se trata del paso más audaz y específico dado hasta ahora. Es ambicioso y alcanzable”, expreso Trudeau.
El impacto del petróleo y gas en las emisiones de carbono
Teniendo en cuenta que el gas y el petróleo son los principales liberadores de carbono a la atmósfera, el gobierno cuenta con algunos planes específicos para sus precios. Desde los actuales C$50 dólares por tonelada, los mismos subirían a más de C$170 dólares en 2030. Con ello se busca presionar para que el uso se oriente hacia formas más renovables.
Para que esta medida tenga perdurabilidad a través de diversos gobiernos que puedan alcanzar el poder en los próximos 8 años, las autoridades esperan contar con el apoyo legislativo. Al controlar estas dos fuentes por medio de la reducción emisiones, el país podría dar grandes pasos hacia la conquista de un aire más limpio.
Es de tener presente que en 2019 ese sector generó el 26% de las emisiones en Canadá, lo que equivale a 191 megatones. De cumplirse las metas trazadas en el plan, las acciones del gobierno federal llevarían esa cantidad a 110 megatones para 2030. Con esto se cumplen algunas de las promesas del primer ministro durante el COP26 el pasado otoño.
Durante la mencionada actividad manifestó que su administración implementará medidas efectivas que pondrán un límite máximo a las emisiones. Con ello insinuó que las compañías que quieran bombear más combustible fósil en las próximas décadas, solo podrán hacerlo con una intensidad de emisiones considerablemente menor.
¿Es posible la reducción de emisiones sin afectar la industria y la economía?
Para evitar que el plan de recorte de emisiones perjudique de manera fuerte la economía, las autoridades tienen un buen manejo del denominado CCUS. Este es un proceso complejo que contempla la captura y reciclamiento de las emisiones de dióxido de carbono. A este se le dan otros usos en el proceso productivo y, al mismo tiempo, se evita que suba a la atmósfera.
“El gobierno federal pidió a las compañías de hidrocarburos que aprovechen los actuales ingresos masivos de recursos. Con ellos podrían invertir en el desarrollo de tecnologías orientadas a la disminución de emisiones”
Esta tecnología viene funcionando de manera exitosa en lugares como Saskatchewan. Ottawa asegura que la misma debería pasar a un empleo generalizado en toda la industria del territorio canadiense. Principalmente, ayudaría a neutralizar el poder contaminante que existe en la provincia de Alberta y otras.
Si este método logra tener éxito, la reducción de emisiones podría ser un hecho en los ocho años que quedan para el cumplimiento de las metas. El siguiente desafío sería convencer a las empresas de lo necesario y urgente que es adoptar el CCUS. Para ello, el gobierno implementaría algunos de los mencionados créditos e impuestos en el sector, pero de esto no se ofrecieron mayores detalles.
Paralelamente, el gobierno federal pidió a las compañías de hidrocarburos que aprovechen los actuales ingresos masivos de recursos. Con ellos podrían invertir en el desarrollo de tecnologías orientadas a la disminución de emisiones. Los actuales precios de materias primas como el gas y petróleo reportan grandes ganancias a las empresas del sector.
Corte de subsidios a compañías vinculadas al carbono
Otra de las acciones destinadas a limitar el alcance del sector que genera emisiones, es cortar algunos planes de subsidios. En el reporte se lee que el gobierno eliminaría todos los subsidios a las industrias consideradas “ineficientes”. Asimismo, llevaría adelante un plan para “eliminar gradualmente el financiamiento para el sector de los combustibles fósiles, incluso por parte de las corporaciones federales de la Corona”.
Ejecutando estas acciones, se cortarían fuentes sensibles de financiamiento que impedirían que las empresas del sector continúen expendiéndose. Al hacer esto, surge un nuevo problema y se trata de los millones de empleos que generan estos sectores en la población canadiense.
Para evitar que la reducción de emisiones se convierta en un acelerador del desempleo, las autoridades hablan de otras inversiones de capacitación. Dicho en otros términos, el Estado dedicaría fondos para ajustar los conocimientos de los trabajadores hacia otras formas de generación más limpias. Se trataría de lo que el gobierno llama un “plan de transición justa” para que los trabajadores se acoplen a la economía baja en carbono.
En el mismo proyecto del plan 2030, se explica que habrá un fondo de unos C$2.000 millones de dólares para trabajadores de Alberta, Saskatchewan, Labrador y Newfoundland. Este fondo se empleará “para ayudar a los trabajadores de todos los sectores a mejorar o adquirir nuevas habilidades para estar a la vanguardia de la industria de carbono cero”.
Un ejemplo citado por el proyecto, habla de los trabajadores desplazados de la industria del gas. Estos podrían acoplarse sin problemas industrias de baja generación de carbono como la de hidrógeno, según el texto del plan.
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Algunas críticas hacia el plan del gobierno canadiense
Volviendo al segundo sector más contaminante del país, el de transporte, las dudas asaltan a los principales representantes del mismo. Tal es el caso de David Adams, CEO de Global Automakers of Canada, quien considera que no existe una visión clara de qué hacer dentro del sector para cumplir esas metas. “El informe del ministro carece de claridad”, lamenta y agrega que necesitan “seguridad de que el consumidor se unirá en este viaje. Pero ese punto no está totalmente claro”.
Por otro lado, Brian Kingston, CEO de Canadian Vehicle Manufacturers’ Association, considera que estas medidas complementan los planes que ya están en marcha. En otras palabras, expresa que ya las compañías están inyectando grandes fondos en la creación de plantas para coches eléctricos.
Resalta que el éxito en la reducción de emisiones dependerá de los esfuerzos del gobierno para educar a los consumidores e incrementar la infraestructura. “Los esfuerzos del gobierno para mejorar la infraestructura de carga de vehículos eléctricos, aumentar los incentivos de compra y educar a los consumidores determinarán si Canadá seguirá el ritmo o no”, expresa.
Considera que la meta de eliminar totalmente las ventas de vehículos impulsados por combustión interna en apenas 13 años podría traer problemas. Estos inconvenientes no solo afectarían esta industria particular, sino la de generación de energía, pues la demanda de electricidad para mover millones de coches exigiría al máximo la capacidad de generación.
Un “Concejo Pancanadiense” de energía
Con la preocupación de la demanda eléctrica que exige la sustitución del 60% de los coches en 8 años y el 100% en 13 años, las autoridades tienen en mente algunas posibles soluciones. Una de ellas, es la creación de un “Concejo Pancanadiense” dedicado a la generación eléctrica. Para ello, el gobierno trabajaría con las administraciones locales de provincias y territorios.
En este, se propondrían soluciones e inversiones en infraestructura para desarrollar tecnologías emergentes. Algunas de ellas como la geotérmica, generación de energía por medio de marea o la creación de pequeños reactores nucleares modulares. Para este paso, el gobierno dedicaría unos C$850 millones de dólares que ya estaban en el presupuesto para trabajar en la generación de energía solar, eólica y otras.
Canadá es uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero per cápita en el hemisferio occidental. Las constantes críticas contra la denominada “pasividad” de las autoridades podrían ser uno de los principales impulsores de este plan de reducción de emisiones.
Aunque el mencionado proyecto parezca correctamente orientado por parte de las autoridades, los críticos consideran que es extremadamente ambicioso. Con ello dan a entender que las metas planteadas por el gobierno federal canadiense son muy difíciles de cumplir en el corto plazo planteado.
Algunas empresas que operan dentro del país como las de hidrocarburos podrían marcharse a otras naciones productoras si la presión sobre ellas aumenta. Lo mismo podría suceder con las plantas productoras de vehículos. Todo ello contando que para 2030 la transición a nivel mundial vaya por detrás de los planes de Canadá.
¿Un plan de reducción de emisiones que se queda corto?
Pero mientras un sector considera que las metas del plan son muy atrevidas y ambiciosas, otro afirma que son insuficientes. Esta es la visión de las organizaciones relacionadas con la protección ambiental, las cuales consideran que el plan se queda corto. Las empresas de hidrocarburos continuarán trabajando sin mayores problemas por muchos años.
Afirman que el problema ambiental reclama una solución urgente y no un plan tan elástico para que continúe la explotación de recursos y las emisiones. Aunque la mayoría de los grupos aplauden la iniciativa, afirman paralelamente que las autoridades deben ir más allá para cortar la expansión de las industrias de petróleo y gas.
Aseguran que mientras no haya control sobre la industria de hidrocarburos, la reducción de las emisiones no podrá ser una realidad. De este modo, califican que es injusto que el sector de hidrocarburos tenga menos presión que otros sectores para disminuir su huella en los próximos ocho años.
De acuerdo a las proyecciones del plan, el área de petróleo y gas debería recortar hasta un 31% para 2030. No obstante, en líneas generales todos los sectores deben bajar entre 40% y 45%.
Greenpeace considera que no es suficiente
La conocida organización de protección ambiental Greenpeace también se manifestó por medio de un comunicado. Entre otros aspectos, apuntó que el alcance proyectado por el plan no es suficiente. Además, lamentan que las soluciones estén basadas en “tecnologías de arreglos arriesgados”. Con esto último, se refieren a las capturas de carbono o CCUS mencionadas más arriba.
En lugar de buscar este tipo de soluciones arriesgadas, la organización asegura que se debe buscar la eliminación de la explotación de petróleo y gas. “Este plan no permite que el sector de gas y petróleo cumpla con su parte justa. Evitar un cambio climático catastrófico requiere reducir la producción de petróleo y gas durante la próxima década”, argumenta Keith Brooks, directora del programa de defensa ambiental.
Desde la organización Clean Energy Canada, su directora ejecutiva, Merran Smith, asegura que los planes son claros en su propósito. Hay una meta de reducción de emisiones que, de ser cumplida, se constituiría como un logro considerable, manifiesta. “A pesar de que algunos grupos dicen que no es suficiente, habrá una reducción justa y significativa”, resalta.