- A principios de año, la deuda de la principal economía mundial alcanzó su tope de $31,4 billones de dólares.
- Desde entonces, el gasto gubernamental se ejecuta por medio de los fondos de emergencia del Departamento del Tesoro.
- Pero el sostén del Tesoro no es permanente y los fondos podrían agotarse a principios de junio.
El 18 de enero de 2023, se alcanzó el techo de la deuda en la economía de los Estados Unidos. De tal manera, el gasto gubernamental sobrepasó el límite hasta entonces vigente de $31.4 billones de dólares. El presupuesto del gobierno del país se agotó y para acceder a más fondos se requiere: aumentar el límite de endeudamiento o gastar menos.
En esos dos puntos se resumen el actual problema del endeudamiento, el cual podría conducir a un devastador default. La Casa Blanca desea aumentar el límite, pero eso requiere aprobación del Congreso dominado por el partido Republicano. Al otro extremo, los conservadores condicionan el ensanchamiento del límite a los recortes de gastos sociales del gobierno. Se trata de dos visiones diametralmente opuestas.
La administración Biden considera inaceptable recortar sus programas sociales, pues estos son dos de sus banderas de campaña. Mientras esta polémica se desarrolla, el país continúa en modo de impago oficial y la deuda es sostenida por un plan de emergencia limitado del Departamento del Tesoro.
Los fondos del Tesoro se agotarán en cualquier momento a principios de junio, según la propia jefa, Janet Yellen. En consecuencia, mientras la situación pende de un hilo, las partes no han tenido un mínimo avance en cuanto al límite de endeudamiento. El espectro del default se presenta amenazador en el horizonte inmediato.
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Negociaciones sobre el techo de la deuda están estancadas
El hecho de que no exista un acuerdo entre republicanos y demócratas para subir el techo de la deuda es preocupante. Esto lo afirma el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy. En declaraciones a CNBC este martes, el conservador lamentó la falta de progreso en las conversaciones. “Siempre soy optimista, pero en este momento no lo soy”, apuntó.
El punto central del problema es que la Casa Blanca se niega a negociar y los republicanos buscan sus intereses políticos mediante la presión. Bajo esas circunstancias, el gobierno asegura que la Cámara está obligada a conceder la subida del límite sin poner condiciones. Debe tenerse en cuenta que la subida del tope de endeudamiento se realiza de manera periódica desde que Estados Unidos existe como nación.
Hasta ahora, nunca se produjo una situación de crisis por impago por parte del gobierno. A pesar de las diferencias, ambos partidos se cubrían a sabiendas de que en el futuro los rivales podrían tomar venganza. No obstante, actualmente parece vivirse una situación de excepción que acerca al país al primer default de toda su historia. “El tiempo aprieta. Realmente me preocupa ver dónde estamos ahora”, expresó McCarthy.
Debe tenerse en consideración que el gobierno con frecuencia gasta más dinero del que recauda en forma de impuestos. Esa situación crea un déficit que necesita llegar a la balanza por medio del aumento del techo de la deuda. Sin embargo, se trata de un acuerdo que amerita aprobación legislativa y los republicanos, reinantes en la Cámara, quieren amarrar un compromiso de recorte de gastos para desbloquear el tope.
Por ahora, los contendientes agotan el tiempo muerto que representan los fondos del Tesoro. Yellen lleva meses haciendo llamados desesperados para que se alcance un acuerdo entre las partes para evitar un impago que pudiera ser devastador para la economía.
La Casa Blanca se niega a negociar mientras los recortes estén sobre la mesa
El tiempo parece jugar a favor de los republicanos, quienes se dicen abiertos a negociar. Pese a ello, una de sus condiciones, como ya se dijo, es que el gobierno se comprometa a recortar gastos en áreas como Medicare y Seguridad Social. Para la administración Biden, aceptar negociar implica que los recortes se saquen de discusión. En consecuencia, esperan que ese estancamiento termine con los republicanos aprobando la subida del endeudamiento sin que se toquen los programas.
La Casa Blanca lamenta que el Partido Republicano convierta el asunto de la deuda en un problema sólo cuando hay presidentes demócratas en el poder. Señalan que los conservadores aprobaron numerosos aumentos del límite de endeudamiento durante la presidencia de Donald Trump. Al mismo tiempo que hacían esto, también bajaban impuestos a las grandes fortunas y autorizaron nuevos gastos.
Debe tenerse en cuenta que hace dos meses se reunieron el presidente Joe Biden y Kevin McCarthy para discutir el asunto de la deuda. Tomando como referencia el actual clima, es de suponer que no llegaron a un acuerdo. Este martes, el conservador envió una carta en la que pide al primer mandatario no tomar la postura de no negociación. Agregó que está listo para negociar sin necesidad de tomar las vías “extremas”.
“Es hora de abandonar el partidismo, arremangarse y encontrar un terreno común en este desafío urgente”, resaltó el presidente de la Cámara de Representantes. Para la Casa Blanca, la posición de los conservadores es muy parecida a un chantaje que mantiene la estabilidad económica como rehén. En esa dirección se expresó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, karine Jean-Pierre:
“Es hora de que los republicanos dejen de jugar, acuerden… aprobar un proyecto de ley de techo de deuda limpio y dejen de amenazar con causar estragos en nuestra economía”
¿Qué pasa si la economía estadounidense entra en default?
Las consecuencias de una entrada en default de Estados Unidos podrían ser una pesadilla para la economía de ese país y también fuera de sus fronteras. El hecho de ser la más importante economía del mundo haría que las ondas expansivas causaran estragos en otros mercados estrechamente relacionados con el del país norteamericano.
Esto equivaldría a la detención de las operaciones diarias del gobierno federal. El resultado sería una volatilidad y contracción sin precedentes en los mercados financieros y en la economía como un todo. Es difícil predecir las reales consecuencias debido a que se trataría de una situación inédita. Según un informe de Moody’s de 2022, el impago de los bonos del Tesoro provocaría un derrumbe en picada y se llegaría a un escenario similar al de la Gran Depresión.
De tal manera, un contexto de default provocaría la contracción del Producto Interno Bruto en un -4%. La casa de análisis calcula que las condiciones para los hogares y las empresas serían terribles, en tanto que 6 millones de personas perderían sus puestos de trabajo.
En una carta enviada por el Tesoro al Congreso en enero, se explica de manera cruda lo que pasaría en una situación de default. “Los beneficios de Seguro Social y Medicare, los salarios militares y los intereses sobre la deuda nacional, reembolsos de impuestos y otros pagos” se detendrían.
No alcanzar un acuerdo para aumentar el techo de la deuda también implicaría la incapacidad del Tesoro para devolver el dinero y los intereses a los tenedores de bonos. Esto último es de gran importancia teniendo en cuenta que los bonos del Tesoro son un resguardo para decenas de gobiernos de todo el mundo. En palabras sencillas, eso significa que las reservas de otros países guardadas en los confiables bonos estarían en peligro.
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Una opción desesperada
Las opciones para evitar la catástrofe son pocas si no se cuenta el aumento del tope del endeudamiento, es decir, si no alcanzan un acuerdo. En esa etapa entraría en juego una de las opciones menos deseadas, pero a la vez determinantes para evitar el default: la creación de una moneda de $1 billón de dólares. Investor Times realizó un trabajo reciente sobre esta posibilidad y de las consecuencias que podría tener para la economía.
La creación de esta moneda platino no es una propuesta nueva y la tentativa más reciente fue durante el gobierno de Barack Obama en 2010. En ese entonces se vivió una batalla campal en el Congreso y la administración de turno amenazó con tomar ese atajo. Naturalmente, la reacción de los republicanos fue de hostilidad, pero al final se acordó incrementar el techo de la deuda.
La dinámica de esto es simple, el Tesoro acuña la moneda y la entrega a la Reserva Federal. Luego el banco central emite el dinero correspondiente para cubrir los gastos del gobierno. Aunque esto resolvería un asunto operativo, los resultados a mediano y largo plazo podrían ser lamentables. Por ejemplo, tal inyección de liquidez provocaría un repunte de la inflación que echaría por tierra las medidas de la Fed para bajar los precios.
Tanto la Fed como el Tesoro son contrarios a la propuesta y por ello presionan para un acuerdo de incremento del techo de la deuda. Sin embargo, entre el default y ese escenario parece que no quedan más opciones que el mal menor.