El llamado “plan Marshall” fue un programa económico-financiero por el que los Estados Unidos buscó facilitar la recuperación de los países europeos luego de la II Guerra Mundial.
Oficialmente denominado European Recovery Program, se llevó adelante hasta 1952 y, con el tiempo, tomó el nombre del secretario de Estado de los Estados Unidos que lo diseñó, George Marshall.
Sintéticamente, consistió en inyectar una fenomenal cantidad de dinero en forma de ayuda por unos 12 mil millones de dólares.
Algo así es lo que reclama ahora la Organización de Naciones Unidas (ONU) para que los países en desarrollo puedan recuperarse de la crisis que, asegura, provocará el coronavirus en sus economías.
Puntualmente, el organismo habla de una ayuda del orden de los 2,5 billones de dólares como única alternativa para que los países más afectados puedan soportar el golpe sin implosionar.
De acuerdo con lo divulgado por la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), un billón de dólares se deberían materializar con giros especiales, otro billón en forma de condonación de deuda y los restantes 500 mil millones serían para financiar los subsidios para la reconstrucción de las economías, lo que sería el núcleo del nuevo “plan Marshall”.
La UNCTAD habla de “ondas expansivas de la pandemia” y dice que se trata de un golpe “dramático”. Es más, asegura que será mucho peor que la crisis financiera global que se inició en 2008 con la “explosión” de las hipotecas subprime.
En un comunicado firmado por Mukhisa Kituyi, secretario general de UNCTAD, el organismo que depende la ONU dice que los efectos serán “mucho peores en las economías en desarrollo”. “Serán difíciles de predecir”, dice.
El comunicado explica que para elaborar el informe se analizó el capital que están invirtiendo en salud los países del mundo, lo mismo que el endeudamiento, la devaluación de sus monedas (sólo el peso mexicano, por ejemplo, perdió un 23%), la baja de la industria turística y la parálisis del comercio exterior.
Según la UNCTAD, en los dos meses que lleva la pandemia en occidente, se fueron de los países en desarrollo 59 mil millones de dólares.
Entre 2008 y 2009, por la hasta ahora más grave crisis del siglo, “escaparon” de esos países unos 26 mil millones, menos de la mitad, publica EFE.
Advertencias
Un informe de la Cepal de la semana pasada ya advertía que con la crisis por el coronavirus aumentará el desempleo y la pobreza en América Latina. “Esto se va a parecer mucho a una economía de guerra”, decía la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
El problema es que los inversores temen que el impacto del virus termine por aniquilar todo el crecimiento económico de los últimos años y, hasta ahora, no creen que las medidas de los países sean suficientes para contrarrestar la crisis.
Si bien los bancos centrales de la mayor parte de los países, incluyendo Estados Unidos y el Reino Unido, recortaron las tasas de interés hasta un mínimo, no han podido reducir el costo de los créditos ni contener la incertidumbre en los mercados, que tienen desde hace semanas un altísima inestabilidad.
Según dice la BBC citando a analistas del mercado, la volatilidad puede mantenerse hasta que la pandemia sea contenida, no antes.
Como muestra, esta encuesta de la consultora Managment & Fit en Argentina: casi el 75 por ciento de la población entiende que el coronavirus impactará negativamente en la economía del país y el 74 por ciento, dice que afectará en forma negativa en su situación personal.