- La noticia de la fusión entre el UBS y el Credit Suisse sacudió el mundo de las finanzas desde el fin de semana.
- Los tenedores de bonos son los primeros en saltar de ira en contra de las medidas relacionadas con la absorción.
- Cerca de $17 mil millones de dólares en forma de bonos fueron borrados por decreto gubernamental.
En un reciente trabajo se repasaron las consecuencias de la caída del Credit Suisse, la cual se expresó en la compra por parte de UBS. En ese entonces se tocaron varios puntos vinculados al hecho que podrían afectar negativamente el entorno. Sin embargo, un nuevo asunto comenzó a ganarse el interés y está relacionado con los denominados bonos de primer nivel adicional o AT1.
Esta modalidad de bonos se tiene como una forma de inversión de deuda subordinada con un nivel relativo de riegos. Esto último explica que su capacidad de rendimiento sea considerablemente alta, lo que permite a estos productos contarse entre los favoritos de inversores institucionales.
No se debe perder de vista que estos son exactamente los mismos convertibles contingentes (CoCo). Este nombre se deriva del hecho de que los mismos pueden turnarse en capital o ser amortizados. En otras palabras, que su valor pueda ser llevado a cero bajo ciertos escenarios y circunstancias. Esto fue precisamente lo que sucedió con la fusión de los dos bancos suizos.
El acuerdo de compra incluía llevar a cero los CoCos del Credit Suisse, lo cual fue avalado por la institución reguladora, la FINMA. El resultado de esto fue la desaparición de un equivalente en francos suizos de $17 mil millones de dólares. Pero el saldo negativo va mucho más allá de eso.
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La crisis de los bonos AT1
El derrumbe del capital de los inversores que poseían bonos AT1 del Credit Suisse no es un fenómeno interno de la institución. Esto trasciende sus fronteras, puesto que esta forma de inversión existe con características casi idénticas en otros bancos de Europa y Estados Unidos. En consecuencia, miles de millones podrían salir de esa forma de inversión, perjudicando en mayor medida al golpeado sector bancario.
Es importante tener en cuenta que el mercado de este tipo de bonos entró en pánico esta semana, sobre todo en Europa. Asimismo, los reguladores de la UE (a la cual no pertenece Suiza) marcan distancia de la FINMA. Con esto buscan mantener la calma entre los inversores y evitar una venta masiva de deuda, lo que podría tener graves consecuencias.
Los bonos CoCo nacieron en 2008 al calor de las consecuencias de la crisis financiera de ese año. En ese entonces, los reguladores hacían lo posible por alejar los riegos que acechaban a los contribuyentes. De igual manera, el objetivo era aumentar el capital de los bancos para que estos no volvieran a desplomarse durante crisis futuras.
Para esos momentos, los reguladores de Europa establecieron los marcos que demarcaban las fronteras de todas las inversiones en los bancos. En ese sentido, buscaron la creación de un equilibrio entre los activos desde las inversiones de capital, los bonos AT1 y otras deudas.
Pero en el actual caso del Credit Suisse, las medidas tomadas en el acuerdo de fusión se salieron del libreto. Eso se notó en el hecho de que los accionistas recibirían un soporte para limitar las pérdidas, pero no así los poseedores de deuda en forma de CoCo.
El banco Goldman Sachs calificó este movimiento como “inusual” y lo consideró de una situación de subordinación de los tenedores de bonos frente a los accionistas.
¿Por qué son tan atractivos los bonos AT1?
Este tipo de deuda emitida por los bancos goza de gran popularidad entre los inversores institucionales gracias a su rendimiento. Tal como dictan los libros, se trata de una inversión en la que el riesgo es compensado por los retornos. A pesar de que la misma naturaleza de estos bonos implica que pueden ser llevados a cero, los casos han sido escasos desde su creación.
Uno de los antecedentes más sonados de liquidación automática de AT1 se remonta a 2017 con el Banco Popular de España durante su venta al Santander.
Con el actual precedente que marca el Credit Suisse, los inversores comienzan a notar lo peligroso que pueden ser los AT1. De tal manera, este escenario cambiaría la visión sobre estas inversiones para siempre y el nivel de confianza en ellos caería inevitablemente. Para tener una idea del buen desempeño de estas inversiones, se debe destacar que algunas de ellas ofrecían un rendimiento de hasta el 10%.
La inversión era considerada una de las más rentables y los riesgos estaban plasmados solo en teorías y supuestos poco probables. El problema para los tenedores de bonos es que estos supuestos fueron precisamente los que se cumplieron. Hasta hace algunas semanas no había mejor refugio que la deuda de un banco de estas dimensiones, incluso codo a codo con los bonos del Tesoro.
Con la actual realidad queda plasmado que nadie está seguro, lo cual genera un clima de preocupación que podría terminar mal. En otras palabras, los inversores podrían volcar su capital hacia activos distintos a los bonos AT1, lo que aumentaría la crisis de liquidez de los bancos. El hecho de haber perdido todo, solo se puede equiparar con la caída de algunas criptomonedas como LUNA y UST de Terra hace casi un año.
De este naufragio del Credit Suisse nadie salió bien parado. Por ejemplo, la directiva del banco tuvo que liquidarlo a un precio 60% inferior al valor del banco durante el cierre del viernes (dos días antes de la venta). Los accionistas recibieron apenas 0,76 francos en acciones del UBS por cada acción del Credit Suisse, valorada en 1,86 francos. Con todo, esto no se compara a la situación de los tenedores de bonos.
La reacción de los tenedores de deuda tipo CoCo
Como es de suponer, los inversores de este tipo de activo no iban a quedarse mirando pasivamente como perdían $17,000 millones. En consecuencia, apenas se conoció la medida de llevar los AT1 a cero, comenzó la reacción de los tenedores de deuda. Aunque borrar el valor de estos bonos es una posibilidad, la misma se aplica bajo ciertas particularidades, tal como se menciona al principio.
En el asunto del Credit Suisse, la amortización se produciría en caso de quiebra. Sin embargo, ese no fue el caso, a juzgar por el acuerdo de compra venta que anunciaron las autoridades y los directores de los dos bancos involucrados. Bajo ese argumento, los inversores de AT1 anunciaron la posibilidad de emprender acciones legales en contra de la institución y de los reguladores. De tal modo, al no quebrar el banco, sus bonos debieron permanecer.
Según el portal CNBC, un famoso bufete de abogados de San Francisco, Estados Unidos, habría iniciado esa tarea desde el mismo lunes. Específicamente, se trataría del Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan, el cual se encontraba en proceso de acoplarse con un equipo “multijurisdiccional de abogados de Suiza, Estados Unidos y Reino Unido”. Estos trabajarían de cerca con los inversores de los bonos AT1 del Credit Suisse.
Al actuar de la manera que lo hicieron, los reguladores habrían atentado contra un activo particular y crearon riesgo en todo un mercado internacional, argumentan. Algunos tenedores de bonos consultados en el mismo medio afirman estar listos para unirse a la posible demanda.
Un aspecto importante de este asunto tiene que ver con el respaldo del Banco Nacional de Suiza al UBS en caso de demandas o multas derivadas del acuerdo. Ese respaldo ascendería a aproximadamente $9,000 millones, mientras los tenedores de bonos AT1 perdieron cerca de $17,000 millones.
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Las autoridades financieras de la UE salieron al paso
En un intento desesperado por calmar a los inversores de este tipo particular de activos, las autoridades europeas se apresuraron a manifestarse. En un comunicado reciente recordaron que Suiza y sus autoridades regulatorias no forman parte de la UE. Por lo tanto, la medida anunciada por la FINMA no tiene que ver con las que tomaría la Eurozona en un caso similar.
El comunicado lo firmaron conjuntamente la Autoridad de Supervisión Bancaria del BCE, la Junta Única de Resolución (JUR) y la Autoridad Bancaria Europea (ABE). En el mismo fueron enfáticas:
“En particular, los instrumentos de capital ordinario son los primeros en absorber pérdidas, y solo después de su plena utilización sería necesario amortizar el capital de nivel 1 adicional”
Con esto, los encargados europeos de políticas financieras insinuaron que los reguladores suizos actuaron al revés. Para ellos, el respaldo debió enfocarse en los tenedores de bonos AT1 por encima de los accionistas:
“Ese enfoque se ha aplicado sistemáticamente en casos anteriores y seguirá guiando las actuaciones de la JUR y de la supervisión bancaria del BCE en las intervenciones en situaciones de crisis. El capital de nivel 1 adicional es, y seguirá siendo, un componente importante de la estructura de capital de los bancos europeos”
Uno de los perjudicados, David Benamou, tenedor de bonos y ejecutivo de la firma Axiom Alternative Investment, dijo que esa jugada de la FINMA no fue casual. Para el inversor, el peso de los accionistas motivó a que los reguladores tuvieran preferencia por ellos en lugar de los tenedores de bonos AT1. “Es la única explicación lógica”, expresó a CNBC. Entre los principales accionistas se encuentra el Saudi National Bank, con 9,9% de las participaciones, y Qatar Investment Authority con 6,8%.