Renault informó que su nuevo plan de recorte de costos no contempla la reducción de la producción en sus fábricas españolas, así como tampoco su cierre.
Jean-Dominique Senard, presidente de Renault, comunicó la noticia en una rueda de prensa virtual junto con Clotilde Delbos, consejera delegada interina de la compañía.
La firma tiene factorías en Valladolid, Palencia y Sevilla. Allí produce los modelos Captur, Megane y Kadjar, además de emplear a unas 14.000 personas. De estas, 9.000 están en el área de producción. Todas permanecerán activas, según informó la directiva de Renault.
Debido a la pandemia de COVID-19, todas las plantas de Renault en España permanecieron cerradas desde marzo hasta mediados de abril. La venta de vehículos en el país ibérico solo alcanzó los 182.026 vehículos en el primer trimestre del año, un 3,3% menos en comparación al mismo período del año anterior.
Renault dio a conocer su nuevo plan luego de que Nissan anunciase el cierre de su centro de producción en Barcelona. Esta decisión afecta a 3.000 trabajadores directos.
Renault descarta la estrategia de primar el crecimiento
La empresa automovilística planea reducir sus costes a 2.150 millones de euros hasta el 2023. Es decir, el 20% de sus costos fijos. Para lograr dicho objetivo, Renault recortará 15.000 puestos de trabajo, los cuales representan el 8% de su nómina a nivel global.
Con esta reestructuración de su estructura industrial, Renault espera que su capacidad de producción mundial anual se ubique en 3,3 millones de coches para el 2024. Comparado con los 4 millones de vehículos registrados en 2019, será un descenso del 18%.
Debido a la emergencia sanitaria por el coronavirus, Renault perdió más de 5.000 millones de euros y recortó su facturación un 19,2%. Sus ventas de vehículos sufrieron una caída del 25,9%, con solo 672.962 unidades.
La decisión afecta directamente a Francia, puesto que casi 4.600 trabajadores perderán sus empleos. Las medidas se llevarán a cabo a través de reconversión de puestos de trabajo, movilidad interna y salidas voluntarias. De acuerdo con Senard, no habrá despidos ni “dejarán a nadie en la cuneta”.
También se cerrará la planta en Choisy-le-Roi, mientras que el futuro de las factorías en Dieppe y Les Fonderies de Bretagne todavía está en discusión.
Tiempo de ajustes
La directiva de Renault destacó que la empresa no puede soportar los gastos actuales. El grupo automovilístico francés “paga el precio” de una política enfocada en vender más y más coches, sobre todo en los países emergentes, que le llevó a terminar en 2019 con pérdidas de 141 millones de euros.
El ajuste le costará unos 1.200 millones de euros a Renault y se realizará en un plazo de tres años. En primer lugar, con una racionalización y disminución de los costes de ingeniería. Con esto se espera ahorrar 800 millones de euros, utilizando menos componentes en cada vehículo.
También habrá una “optimización” de los gastos generales y de mercadotecnia (700 millones de euros menos), así como de las capacidades productivas (650 millones).
De igual modo, Renault suspende el proyecto para ampliar sus instalaciones en Marruecos y Rumanía. Ajustará las de Rusia, Turquía, China, Corea del Sur y Francia, donde funcionan globalmente a un 60% de sus capacidades.
Renault espera recibir una garantía del Estado francés para el 90% de un préstamo de 5.000 millones de euros. El Gobierno se resiste a firmarlo, en espera de las negociaciones que la dirección se ha comprometido a lanzar con los representantes de los trabajadores en Francia.