- Del mismo modo que la mayoría de las grandes automotrices, la estadounidense Ford no está en el mejor momento.
- La situación se refleja en el estado de las acciones en la bolsa de valores y en el nerviosismo de los inversores.
- La pregunta del millón de dólares es si las acciones están en el fondo o todavía falta un mayor tramo de caídas.
En lo que va de 2023, las acciones de la legendaria empresa estadounidense Ford han experimentado una aguda caída de su valor. La situación negativa es un espejo que se refleja en la mayoría de los activos del mercado de valores. Las condiciones macroeconómicas y la inflación más alta en 40 años se convierten en duros obstáculos para los consumidores y las empresas.
En el sector particular de los coches, las compañías se encuentran en una desesperada lucha en dos frentes. El primero tiene que ver con vencer las condiciones que afectan su negocio y el segundo es adaptarse rápidamente al nuevo mercado de carros eléctricos. Se trata de una carrera despiadada en la que las empresas de transporte terrestre invierten la mayor parte de su capacidad económica. En consecuencia, el éxito de muchos de estos jugadores dependerá de que logren posicionarse en 2023.
De manera paralela, los inversores buscan pistas para descifrar el porvenir de las acciones de las principales empresas. En el caso de Ford, los poseedores de capital se debaten entre la posibilidad de que las participaciones estén en un jugoso descuento y el temor de que todavía falte mucho dolor. De tal manera, las dudas giran en torno al precio de las acciones de esa automotriz, es decir, de si están muy bajas o muy altas para comprarlas.
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Las acciones de Ford y la disminución de la capacidad de compra en EE.UU.
La inflación más alta en 40 años en Estados Unidos ha golpeado de manera inmisericorde los presupuestos de los hogares de ese país. De hecho, una reciente encuesta arroja que el 13% de los estadounidenses piensa que gastó $1,000 dólares más en las fiestas de acción de gracia de este año que en la pasada edición. Todo esto tiene un impacto claro en las acciones de Ford y de otras empresas del sector.
Existe una situación que apunta de manera negativa sobre esta legendaria empresa y su desempeño en la bolsa. Durante 2022, el promedio de precios de coches por unidad fue de $45,8 mil dólares. Se trata de una fuerte carga de gasto para los compradores, quienes recibieron en promedio poco más de $70 mil dólares en salario anual. Esto se traduce en que las personas que compraron coches gastaron mucho más de la mitad de su salario en pagos.
El aumento de las tasas de interés ahora se convierte en un nuevo factor a tener en consideración para el próximo año. En ese sentido, para 2023 las comisiones de préstamos para comprar carros podrían alcanzar entre 5% y 6%. El resultado es que un gran número de personas podría abandonar la idea de comprar un vehículo de agencia.
El hecho de que los compradores se abstengan de comprar o se definan por el mercado de coches usados no es en absoluto positivo. Esto último se traduciría en una caída de ingresos para las empresas como Ford, lo que impactaría negativamente en sus acciones. En otras palabras, la situación para los inversores podría parecer clara: las participaciones de esta automotriz se mantienen demasiado altas a pesar de haber perdido el 32% en 2022.
Ford toma medidas para afrontar los nuevos retos
La empresa automotriz estadounidense arrastra problemas desde 2021 relacionados con los atascos en la cadena de suministro. De igual modo, busca acelerar su paso en cuanto a inversiones en el desarrollo de su rama de coches eléctricos. Se trata de dos frentes que son complejos mantener de manera simultánea. Con respecto al último, la compañía decidió recientemente ahorrar gastos despidiendo trabajadores.
“La economía de Estados Unidos se encuentra al borde de la recesión, lo que podría profundizar la caída de las ventas de coches en 2023 y llevar consecuencias negativas a las acciones de las automotrices”
La renovación de producción de la empresa contempla el despido de unos 3,000 trabajadores para invertir los costos ahorrados. Debe tenerse en consideración que el mercado de coches eléctricos es agudo y las grandes empresas que compitan con Ford no dan tregua. En este caso vale la pena mencionar la feroz lucha por el mercado de China entre Tesla y las empresas locales.
Estas compañías tecnológicas están enfrascadas en una guerra de precios a la que también se sumó Ford recientemente. El dominio del mercado de China es indispensable para el mercado mundial de coches movidos con electricidad. El país asiático es el principal foco de esa área y las autoridades ofrecen ayudas, tanto a empresas como a compradores, para que se concreten las adquisiciones. Esto convierte al país en el lugar soñado para las compañías de autos eléctricos.
Tal escenario explica que la competencia sea tan fuerte como para que los precios de los coches bajen considerablemente. Para las acciones de Ford, esto podría ser positivo en cuando a que sus ventas aumentarían. No obstante, los costos de producción y las ganancias quedarían al ras y eso sería una fuente inevitable de tensión para los inversores. En todo caso, todo esto dependerá de si la empresa es capaz de mantener el ritmo de baja de precio de sus unidades frente al empuje de Tesla.
Es importante destacar que cada vez se unen más compañías a la guerra de precios, como el caso de la alemana Mercedes-Benz.
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La caída de las ventas de coches podría ser peor en 2023
Los cuellos de botella en la cadena de suministro, la escasez de chips y otros componentes provocaron una escasez relativa de coches. Eso permitió una saludable demanda que se extendió prácticamente hasta finales de este año 2022. Sin embargo, las condiciones macroeconómicas ya estarían haciendo mella en la misma.
Con esto, las ventas para 2023 podrían continuar en picada, según portales especializados. Para tener una idea del estado del comercio se debe decir que ya en octubre las ventas cayeron en 10% en comparación con el mismo mes del año anterior en Estados Unidos. Si esta tendencia se profundiza, los problemas para Ford serían mayúsculos. Esto se debe a que la empresa mide sus ganancias por medio del EBIT o ganancias antes de intereses e impuestos.
Estas últimas ascendieron a $1,800 millones de dólares durante el tercer trimestre. El asunto se torna negativo cuando se considera que de esa suma más de $1,3 mil millones se concretaron en el mercado estadounidense. Teniendo en consideración la debilidad potencial de los compradores, es difícil esperar un 2023 de grandes ventas en un país que, pese a ser la principal economía mundial, se encuentra al borde de la recesión.
Con estas cifras es de esperar que las acciones de Ford no se cuenten entre las mejores recomendaciones para invertir en este momento. En caso de que llegue la contracción, se tomaría un tiempo considerable para que las personas recuperen su capacidad de compra, lo que significa que la empresa automotriz debe esperar y lo mismo deben hacer los aspirantes a comprar sus acciones.
Las consecuencias de los estímulos gubernamentales en la inflación hacen improbable una nueva inyección que permita a los consumidores comprar coches. Por ello, las probabilidades de un mercado pujante en esa rama son aisladas a menos que suceda un milagroso “aterrizaje suave” inducido por las políticas monetarias de la Reserva Federal.
¿Habrá un respiro para el mercado de acciones?
El acertijo ahora se centra en los próximos movimientos del banco central en cuanto a las subidas de tasas de interés. Un hecho indudable es que las mismas continuarán en aumento, pero se debate una posible baja del ritmo. Los últimos cuatro ajustes alcistas de tipos fueron de 75 puntos básicos cada uno, lo que se podría considerar como algo con efectos inevitables.
Teniendo en cuenta la magnitud de las subidas, las autoridades de la Fed estarían dispuestas a hacer un incremento más moderado en diciembre. Según el consenso de los analistas de Wall Street, la próxima subida podría ser de 0,5%. Asimismo, para finales de 2023 se realizarían los primeros descensos de la tasa para buscar un equilibrio correctivo.
No se debe olvidar que las subidas actuales del precio del dinero tienen como finalidad enfriar la economía para bajar la inflación. Una vez que las autoridades consideren que la inflación está bajando con una tendencia contundente hacia el objetivo del 2%, se decidirían a levantar el pie del acelerador. Ese simple, pero a la vez complejo movimiento, debería generar un equilibrio en la economía. Por otro lado, un error de cálculo de la Fed sería muy negativo, puesto que prolongaría la contracción y causaría daños en el crecimiento.
Los propios funcionarios de la Fed estarían preocupados ante un posible daño a sectores sensibles de la economía y los mercados. Se trata de una situación crucial de la que dependen las acciones de Ford y de todas las empresas que hacen vida en Estados Unidos.