Es el gran anuncio del mes en el universo de la automoción mundial: Toyota, a través Woven Planet Holdings, compra Level 5, la división de vehículos autónomos de Lyft, la mayor competencia de Uber en los Estados Unidos.
La operación se concretará por 540 millones de dólares, según dijeron las dos empresas en una comunicación conjunta este lunes 26 de abril.
En el comunicado dado a conocer a la prensa, Woven Planet, con la incorporación del proyecto Level 5, y Lyft seguirán trabajando juntas para mejorar la seguridad de la tecnología de conducción automatizada.
John Zimmer, el presidente de Lyft, dijo que si el acuerdo se cierra a tiempo y la recuperación de la pandemia de coronavirus continúa como hasta ahora, la compañía sería rentable en el tercer trimestre fiscal.
En el premarket en Wall Street, las acciones de Lyft subieron hasta los 64,91 dólares, un incremento de 1,85 dólares respecto del cierre del lunes (un incremento del 2,9 por ciento).
Lyft y Toyota, un mismo camino
Zimmer dijo que “es una transacción” que, por un lado, le permitirá a Lyft “concentrarse en el avance de la red de transporte”.
Por otra parte, ayudará a “impulsar el camino hacia la rentabilidad”, uno de los mayores desafíos de este tipo de compañías similares a Uber.
La empresa calcula que el acuerdo le permitirá reducir gastos operativos por 100 millones de dólares anuales.
Esta será la clave para que, como espera Zimmer, Lyft se vuelva rentable entre junio y septiembre. Si el acuerdo demora en cerrarse, esa meta se lograría en el último tramo del año.
El anuncio se produjo a los pocos meses de que Uber, principal rival de Lyft, vendiera su propia unidad autónoma a Aurora, compañía que tiene el respaldo de empresas como Hyundai y Amazon.
El acuerdo fue valorado en 4,1 mil millones de dólares e incluye una inversión de 410 millones de dólares de Uber en Aurora.
Toyota y la conducción autónoma
Esta adquisición de Toyota, una de las tres mayores fabricantes de automóviles del mundo, se concreta cuando se está generando una de las más importantes transformaciones en la historia del sector.
En efecto, el negocio de la fabricación de vehículos está enfrentando un periodo de disrupción inédito con el arribo de los motores eléctricos y el sistema de conducción automatizada, dos claves para el futuro de la movilidad.
En este tren están subidas las más importantes marcas de vehículos del mundo.
Incluso varios ya han advertido que el negocio dará un giro de 180 grados y que los vehículos a combustión interna desaparecerán mucho antes de mediados de este siglo.
En el mismo sentido avanzan las leyes y regulaciones de parte de los distintos Estados alrededor del mundo. Todos parecen ir en la misma dirección, aunque nadie tiene en claro qué réditos podrán obtener de estos cambios.
En la carrera están todas las marcas, como la misma Toyota, Volkswagen, Nissan-Renault (las tres líderes). Lo mismo que Ford, Stellantis (Fiat Chrysler + PSA) y la mayoría de las marcas chinas.
Sin embargo, hay un competidor clave en este “futuro” disruptivo: Elon Musk. El fundador de Tesla va a la vanguardia en conducción autónoma y automóviles con impulsores eléctricos.
Uber y Aurora
Como explicamos antes, en diciembre de 2020, la unidad de conducción autónoma de Uber, Advanced Technologies Group (ATG), fue comprada por su competidora: Aurora Innovation.
El acuerdo, finalmente cerrado en los primeros meses de 2021, ascendió aproximadmaente a 4,1 mil millones de dólares, aunque no se dieron cifras oficiales.
Como parte de las negociaciones, el director ejecutivo de Uber, Dara Khosrowshahi, se unió al directorio de Aurora.
El cofundador y ex director ejecutivo de Uber, Travis Kalanick, fue el impulsor de la división de conducción autónoma de Uber porque entendía que era una inversión esencial.
Era 2016 y Uber creía que el mundo cambiaría hacia los vehículos autónomos mucho antes.
ATG era una apuesta a largo plazo de Uber.
Sin embargo, la unidad empezó a generar altos costos y demasiados problemas por temas de seguridad y regulaciones gubernamentales.
Esto, sumado a las graves complicaciones de la pandemia, forzó a Uber a ponerle un freno a las pérdidas y vender ATG. Ahora fue el turno de Lyft, en un escenario bastante parecido.
En enero de 2021, Uber también vendió Jump, su subsidiaria vinculada al uso compartido de bicicletas eléctricas. La compradora fue Lime, otra empresa de micro movilidad en la que había invertido antes.
Uber había comprado Jump en 2018 con la intención de hacer crecer esa marca de forma independiente.