- Durante la jornada de este jueves nada salió según las expectativas de los analistas, lo que podría sugerir que los inversores se adaptaron.
- El informe de inflación de septiembre indicó que los precios crecieron en comparación con el mes anterior.
- Sin embargo, los índices del mercado de valores cerraron al alza, lo que dejó desconcertados a muchos estrategas.
Este jueves, la Oficina de Estadísticas Laborales publicó el informe del Índice de Precios al Consumidor correspondiente a septiembre en los Estados Unidos. Contrario a lo que esperaban los analistas, el nivel de los precios subió en 0,4% en comparación con el mes anterior, dejando la inflación en 8,2%. Gran parte de la responsabilidad de este nuevo incremento implacable de la inflación habría estado en la crecida de los precios de los alimentos.
Por su parte, la inflación subyacente subió un 0,6% para quedar en 6,6%. Debe destacarse que este tipo de inflación se mide sin incluir los precios de los productos más volátiles como los alimentos y carburantes. De esta manera, la inflación de núcleo para este año que concluyó en septiembre se consolida como la más alta desde 1982.
Estos números, sumados al reciente informe de empleo, el cual se ubicó en 3,5% (el más bajo en 50 años), son contundentes. Se traducen en que la Reserva Federal debe actuar sí o sí de manera implacable en las próximas subidas de tipos de noviembre y diciembre. En ese sentido, se incrementa la posibilidad de que en ambas reuniones se apliquen subidas de 75 puntos básicos al precio del dinero. En resumidas cuentas, la posibilidad de un “aterrizaje suave” se vuelve más borrosa de lo que estaba.
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La implacable inflación no deja más opciones a la Fed
Como era de suponer, la Reserva Federal no esperaría los resultados del IPC para mantener una postura agresiva. Mientras los números del empleo fueran tan sugerentes, el dominio de los halcones se mantendría fuera cual fuera el resultado de los precios. Pero con una inflación implacable, se confirma todavía más la necesidad de una política más apretada.
El hecho de que la inflación haya crecido nuevamente da a entender que las poderosas subidas de tipos siguen siendo tímidas. Esto último con respecto a la fortaleza del empleo y el consumo, aunque no con respecto a las acciones. Desde que el banco central iniciara el aumento de la tasa, los principales índices no han dejado de perder terreno.
No obstante, el golpe de la Fed no alcanza para llevar la inflación cerca del objetivo del 2%. Con el estado actual de los precios, las dudas de que la Fed provocará una recesión parecen despejadas. Al mismo tiempo, las condiciones externas en el mercado de materias primas no colaboran en aliviar el asunto. Recientemente, la OPEP+ anunció un recorte de dos millones de barriles diarios, lo cual desató la ira de Europa y Estados Unidos. Sin embargo, ya el mal está hecho y es casi seguro que los precios del combustible contribuirán fuertemente a que la inflación siga implacable este mes.
Se esperaba que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) subiera las tasas en 75 puntos básicos en noviembre y 50 en diciembre. Pero el nuevo repute de los precios podría convertirlas ambas en 0,75%. En medio de ese panorama derrotista, se suponía que los mercados se desplomarían durante las jornadas del jueves y viernes. Pese a ello, la situación fue contraria a lo esperado y los principales índices se mostraron al alza luego de un retroceso inicial. Las expectativas se centran en la jornada de cierre de hoy y crecen las esperanzas de un rally.
La del jueves, se trató de una jornada atípica por su no coherencia de factores, pero que también ha conseguido explicaciones por parte de los expertos.
Los sorpresivos números de la jornada
En otras oportunidades, el presagio de una política agresiva por parte de la Reserva Federal fue respondido con ventas masivas en la bolsa de valores. Al abrir la jornada de este jueves todo apuntaba que así sería, pero luego hubo una venganza de los inversores y las acciones comenzaron a subir de manera importante. De ese modo, el S&P 500 rompió una racha de seis jornadas seguidas de números rojos en las que se contabilizó una pérdida de -5,7%.
El cierre de este índice el jueves fue de 2,6%, pero lo más llamativo es que en la apertura había retrocedido -2,3%, el punto más bajo desde noviembre de 2020. Esta subida equivale a 92,88 puntos para totalizar 3,669.91. Por su parte, el Nasdaq subió un 2,23% equivalente a 232,05 puntos para llegar a 10,649.15. En tanto, el Dow también escaló un 2,83% agregando 827,87 puntos para totalizar 30,038.72 puntos.
El giro dramático de la jornada fue completado por un dólar perdiendo terreno frente a casi todas las monedas. La referencia de los bonos del Tesoro se incrementó en rendimiento hasta topes de 14 años en el momento en que se conocieron los datos inflacionarios. Sin embargo, en la medida en que la jornada fue cobrando forma y las acciones subiendo, el rendimiento de los bonos comenzó a perder terreno aceleradamente.
Otros mercados internacionales también sintieron de manera directa el movimiento de las acciones estadounidenses. El índice europeo STOXX 600 subió 0,85%. Mientras tanto, el indicador global de acciones MSCI subió en términos generales en 1,69%. El euro también experimentó una notable subida de hasta 0,72% frente al dólar estadounidense.
Estos y otros números de prominencia se vivieron durante la jornada de este jueves y no fueron en absoluto ortodoxos teniendo en cuenta el nuevo repunte implacable de la inflación. En lo que concierne a las criptomonedas, estas ganaron terreno en correlación aproximada a las acciones de riesgo.
¿Por qué el mercado de acciones se tornó verde en lugar de caer?
Mientras se daba el brusco viraje de la jornada de ayer, gran parte de los inversores lucían desconcertados ante el desarrollo de los eventos. Para algunos de ellos, la razón de la subida no es del todo inusual y se puede conseguir en que los inversores ya se adaptaron. En otras palabras, en una realidad darwiniana, los que tenían que perecer ya no están y quedan los curtidos.
“El fenómeno denominado como “pesimismo descontado” habría permitido que las acciones mantuvieran un rally de venganza a pesar de la perspectiva de una Fed más agresiva con la subida de tipos”
De tal manera, los inversores actuales ya venían anticipando lo que podría suceder y lograron tomar la iniciativa. “Cuando tienes un impacto tan grande que se mueve tan rápido, no es inusual que se exceda un poco. En realidad, eso podría ser una buena señal de que no estamos viendo ventas de seguimiento”, apunta Shawn Cruz, de TD Ameritrade consultado en Marketwatch.
Agrega que, aunque todos los datos sugieren que habrá una Fed aplastante en cuanto a subida de tipos, también existen inversores que cogieron el toro por los cuernos. “Da la sensación de que hay un grupo lo suficientemente grande de inversores que no fueron tomados por sorpresa… que tal vez estamos bajando a niveles en los que gran parte del pesimismo ya está descontado”, remarcó.
Se puede decir que la Fed aterrorizó hasta tal punto, que los nervios de los inversores quedaron anestesiados y ahora se esperan lo peor. A eso se refiere Cruz cuando habla de un pesimismo descontado. De cualquier manera, nada de eso cambia el hecho de que las autoridades financieras actuarán tomando en cuenta los preocupantes indicadores como el empleo y el consumo, a los que se suma una inflación que luce tan implacable como si la Fed no hubiera realizado semejantes subidas durante los últimos tres meses.
Los inversores están a la espera de que las autoridades reconozcan de una vez por todas la inevitabilidad de la recesión. Solo entonces podría haber una nueva reacción negativa de las acciones como sucedió durante la venta masiva del 13 de junio, cuando se conoció la inflación de mayo.
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La reacción del petróleo a la jornada del jueves
En lo que concierne al mercado que todos están siguiendo con mucha atención, el del petróleo, los movimientos no faltaron. De tal manera, la commodity continuó con rasgos de mucha volatilidad. Pese a ello, el cierre fue positivo para su precio dado el estado bajo de los inventarios de diésel antes del invierno.
Esto último fue tan marcado, que los inversores pasaron por alto el hecho de que las reservas de Estados Unidos tuvieron un mayor crecimiento del esperado. De cualquier modo, se trata de un mercado que está caliente por múltiples razones geopolíticas. La OPEP+ mostró una de las caras más agresivas de su historia frente al intento de poner un tope al precio del petróleo ruso.
La decisión del cartel de productores fue fuertemente criticada por Estados Unidos, pero el movimiento de recorte parece lógico dada la naturaleza del asunto. Más allá de que los miembros de la OPEP sean amigos del Kremlin o estén o no a favor de la guerra, estos no podían permitir que se sentara un precedente de congelamiento de precios. Desde Arabia Saudita hacia abajo saben que ellos podrían ser los próximos en sufrir una medida similar cuando los compradores así lo consideren.
De allí que la OPEP hizo valer su misión de ser el guardián de los precios internacionales del crudo. Las acusaciones de EE.UU. y la respuesta del Riad a las mismas son aditamentos de una situación que va a afectar los precios y hará que la inflación tenga un carácter mucho más implacable que el de septiembre.
Luego de que Estados Unidos amenazara con tomar medidas en contra de Arabia Saudita, el reino respondió públicamente. En un comunicado, afirmaron que solo ellos no son la OPEP y que la decisión fue tomada de manera apolítica por consenso de todos los países miembros. Rechazaron estar a favor de la guerra en Ucrania y manifestaron que la medida tiene su razón en evitar que el mercado siga sufriendo por la volatilidad.
Dato: hasta ahora, el precio del petróleo en el índice internacional de referencia (Brent), es de $94,46 dólares por barril.
FMI pide más agresividad contra la inflación
Las continuadas subidas de tasas por parte de la Fed parecen no ser suficientes para aplacar la inflación (ni al FMI). Tras conocerse los números de septiembre, la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, pidió mayor agresividad para evitar que la inflación se vuelva “un tren desbocado”.
En una conversación con reporteros de Bloomberg TV, la funcionaria manifestó preocupaciones por el hecho de que la inflación luce implacable. Dijo que la situación mundial, la cual ha recibido un shock tras otro, desde la pandemia del Covid-19 hasta la guerra en Ucrania, requiere medidas más fuertes.
“Si no reestablecemos la estabilidad de los precios, socavaremos las perspectivas de crecimiento”, expresó. Asimismo, agregó: “no podemos permitir que la inflación se convierta en un tren desbocado: malo para el crecimiento, malo para las personas y malo especialmente para los pobres”.
En contraste con sus supuestos deseos de evitar el sufrimiento de las personas de bajos recursos, Georgieva dijo que las medidas deben ser firmes, aunque causen daño al crecimiento. Esto último se traduce en que no importa el nivel de desempleo, caída de ingresos y contracción del crecimiento causado por la subida de las tasas de interés, siempre y cuando con esto se derrote a la inflación.
Paralelamente, pidió a los políticos moderación en cuanto al gasto de dinero para aliviar las consecuencias de una recesión.